DOMINGO Ť Ť JULIO Ť 2001

Gabriela Rodríguez

El elogio de Eros

"Primero había tres clases de hombres: los dos sexos que hoy existen, y uno tercero, compuesto de estos dos, el cual ha desaparecido conservándose sólo el nombre 'andrógino'... porque reunía el sexo masculino y el femenino. En segundo lugar todos los hombres tenían formas redondas, la espalda y los costados colocados en círculo, cuatro brazos, cuatro piernas, dos fisonomías, unidas a un cuello circular y perfectamente semejantes, una sola cabeza... El Sol produce el sexo masculino, la Tierra el femenino, y la Luna el compuesto de ambos, que participa de la Tierra y del Sol.

"Cuerpos esféricos y vigorosos concibieron la idea atrevida de escalar el cielo y combatir con los dioses, hasta que después de largas reflexiones Zeus encontró un medio de conservar a los hombres y hacerlos más circunspectos, y consiste en disminuir sus fuerzas.

"Los separó en dos, así se harán débiles... y marcharán rectos sosteniéndose en dos piernas. Hecha esta división, cada mitad hacía esfuerzos para encontrar la otra mitad de que había sido separada, y cuando se encontraban ambas, se abrazaban y se unían, llevadas del deseo de entrar en su antigua unidad, con un ardor tal, que abrazadas perecían de hambre e inacción, no queriendo haber nada la una sin la otra. De aquí procede el amor que tenemos naturalmente los unos a los otros. Cada uno de nosotros no es más que una mitad de hombre que ha sido separada de su todo como se divide una hoja en dos. Mitades que buscan siempre sus mitades. Los hombres que provienen de la separación de los seres andróginos aman las mujeres, la mayor parte de los adúlteros pertenecen a esta especie, así como también las mujeres que aman a los hombres y violan las leyes del himeneo. Pero las mujeres que provienen de la separación de las mujeres primitivas, no llaman la atención de los hombres y se inclinan más a las mujeres, a esta especie pertenecen las tribades. Del mismo modo los hombres que provienen de la separación de los hombres primitivos buscan el sexo masculino. Estos últimos de una naturaleza mucho más varonil, buscan sus semejantes y son más aptos para servir al Estado. Se casan y tienen familia no por naturaleza, sino porque la ley los obliga."

El mito griego tal como lo expone Platón en El banquete, y que retomo en los párrafos anteriores, valora en lo más alto la homosexualidad y habla con menosprecio de la esfera heterosexual. No fue unánime esta valoración en la antigüedad griega. "Que perezcan los que propalan que esta gente ha hecho algo deshonroso", decía Plutarco, y Séneca llega a afirmar: "una insana pasión por el canto y por la danza llena el alma de esos afeminados". Más tarde el cristianismo heredó del judaísmo el desprecio por la homosexualidad. El relato judeocristiano según el cual Eva tiene su origen en Adán así lo muestra: "šésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!" (Génesis, 2,23s), y volverán a la más estrecha unidad corporal en la que se encontraban cuando la mujer era aún parte del varón. En las concepciones judía, cristiana y árabe la homosexualidad no sólo se considera antinatural, sino más, un vicio que llegó a merecer el castigo de la hoguera. En palabras de Carlos V (1532): "siguiendo la costumbre común, hay que hacerlos pasar de la vida a la muerte mediante el fuego". El catolicismo en lo único que concuerda con la homosexualidad griega es en el menosprecio de la mujer y de lo femenino. En la iglesia de los varones, la hostilidad hacia el placer y el pesimismo sexual desexualizó en sus propias filas la homosexualidad.

A pesar de los grandes esfuerzos políticos y culturales en contra de la belleza que reside en todos los cuerpos, amar y buscar la mitad de sí mismo en los otros sigue siendo una práctica profundamente humana. Porque, como afirma Sócrates: "para conseguir un bien tan grande, la naturaleza humana difícilmente encontraría un auxiliar más poderoso que Eros".

Hoy el erotismo se apoya en nuevos ritos. Ayer, todos y todas tuvimos cabida en la vigésima tercera Marcha del Orgullo por el Respeto al Derecho a la Diversidad Sexual, que se celebró en la ciudad de México este sábado 30 de junio partiendo, como es tradicional, de la explanada de los leones, a las 12 horas (metro Chapultepec), desfilando por el Paseo de la Reforma, avenida Juárez y Madero hasta el Zócalo.