sabado Ť 30 Ť junio Ť 2001
Enrique Calderón A
Hace un año que se cumple en este día
Se cumple pasado mañana un año de aquella fecha memorable en que todo cambió en México. Quién no recuerda las escenas de júbilo que se apoderaron de la población al conocerse los resultados electorales que le daban el triunfo a Vicente Fox antes de que los últimos rayos de sol de aquel 2 de julio terminaran de extinguirse.
Los tiempos de cambio habían llegado; México sería un país nuevo, atrás quedarían los tiempos de la trampa y el engaño, de la corrupción, de la falta de respuesta del gobierno a las demandas sociales, a los problemas de la gente; el conflicto de Chiapas se resolvería en minutos, a lo más en horas.
El lenguaje del nuevo presidente electo era franco, directo, esperanzador, entusiasta; se generarían empleos, la economía crecería 7 por ciento al año, el avance llegaría a los bolsillos de los trabajadores, se reactivaría la producción agrícola, se impulsaría el desarrollo rural, se abatiría la inseguridad y se promovería la justicia.
A un año de aquella victoria, tal como se prometió, las cosas han cambiado, incluso más de lo esperado: en las oficinas de funcionarios públicos, el lugar que ocupaban antes fotos de los jefes de gobierno es hoy ocupados, por crucifijos e imágenes religiosas, el Presidente se da tiempo incluso para buscar soluciones a problemas de tiempo atrás como la unificación de Corea del Norte y Corea del Sur, y los secretarios de Estado han adquirido por primera vez derechos y libertades mínimas como correr de la escuela a profesores que son malas influencias para sus hijas.
De la solución al conflicto de Chiapas en cosa de minutos, también ha habido un cambio, ahora resulta que los pueblos indígenas zapatistas en realidad no representan nada en comparación con el Plan Puebla- Panamá.
El Presidente ha mencionado varias veces que su gobierno es uno de empresarios, y esto representa un cambio y un avance respecto a los gobiernos anteriores, de hecho no conozco que exista un gobierno así, de empresarios, en ninguna otra parte del mundo; a lo mejor sí los hay pero ni ellos se habían dado cuenta y ahora tardíamente tendrán que reconocerlo.
Todo esto refleja la voluntad de cambio sin límites que busca Fox; no recuerdo ningún momento en su campaña en que hubiera ofrecido un gobierno de esta naturaleza, lo cual nos da una idea de su carácter. Fox es un hombre reservado. De su voluntad de cambio, dice también mucho su afán de sacar al PRI y a los malos gobiernos de Los Pinos, y su nueva posición que ya como Presidente asume al decir que después de todo el régimen de Ernesto Zedillo y sus estrategias económicas no fueron malas, lo cual de paso es un motivo más de aliento para todos.
El nuevo gobierno no ha parado en su afán de acabar con la corrupción, y de poner las cosas en orden. Han declarado su convicción de que el lugar de las mujeres está en la cocina, han llegado incluso a transparentar hasta los detalles mínimos de los consumibles del Presidente y sus colaboradores cercanos.
En inseguridad se han dado algunos pequeños tropiezos sin importancia como la fuga de algunos presos, y la mejoría económica todavía no se percibe con claridad por la gente, en virtud de que el Congreso ha impedido que cristalice la reforma fiscal distributiva, que sin lugar a dudas habrá de traer dicha a todos los mexicanos y mexicanas, sacando al país del marasmo y la mediocridad en que vive.
Los mexicanos gustaban de celebrar fechas así con música y canciones, sugiero que en esta ocasión se cante aquella que decía: "Hace un año que yo tuve una ilusión..."