Ť Presentaron su libro Diversidad en el arte del siglo XX
El arte joven debe alejarse de la no significación: Tibol
Ť La crítica de arte es literatura, insiste la especialista
MERRY MAC MASTERS
''Espero aprender el lenguaje de los jóvenes en el siglo XXI; espero que el último de mis libros esté escrito en ese lenguaje", manifestó la periodista y crítica de arte Raquel Tibol, al presentarse el pasado miércoles en el Museo Rufino Tamayo, su más reciente esfuerzo literario Diversidades en el arte del siglo XX. Para recordar lo recordado (Galileo Ediciones-Universidad Autónoma de Sinaloa, 2001).
El comentario fue propiciado por una reflexión de Teresa del Conde, puso en duda lo aseverado en el título del último de los 20 textos del volumen de su colega, ''El arte joven huye al futuro''. ''Huye, eso sí -aseguró Del Conde- de toda definición, ley, regla. Busca una indefinición propositiva en muchos casos". En su momento, y después de exhortar a los medios a matizar sus informaciones y realizar una crítica ''más rotunda", Tibol afirmó que por más conferencias que ''en este museo" dé Gabriel Orozco, ''no me terminará de convencer de que una caja de zapatos es un objeto estético. Puede ser un objeto provocativo, pero no estético.
''Por eso, creo que sí, Teresa, que el arte joven está huyendo a un futuro donde encuentra significaciones diferentes a las del arte del siglo XX, que encuentra significaciones apropiadas a la cultura tan particular del siglo XXI, una cultura de medios y lenguajes diferentes. Pero que no se refugie en la no significación. No puede existir arte sin significación". En la nueva centuria, agregó, no es posible seguir repitiendo a Dadá.
Escritura a partir de elementos visuales
Frente a un público que colmó el patio de las esculturas del museo, Tibol reiteró: ''No me cansaré de insistir en que nosotras -en referencia a Del Conde y Adriana Malvido, también comentarista del volumen- practicamos literatura, no artes plásticas. Es una escritura a partir de los elementos visuales. Pero se niega esta condición de literatura a la crítica de arte en México, no en otros países donde los críticos de arte están considerados en el mismo nivel de las letras en general. En México creo que es parte de esta situación de... no me gusta emplear la palabra marginación, porque no hay tal. En todo caso llegamos tocando puertas hasta donde podemos llegar".
Osvaldo Sánchez, director del Tamayo, se refirió a otro nivel de las "obsesiones" de Tibol, como es su "legado" en torno a la "tenacidad mental y al celo moral". En tono de broma hizo un señalamiento al estilo de la crítica:
"Usted dice en la página 146, en el cuarto párrafo, que el retrato que hiciera Rufino Tamayo a Jaime Torres Bodet fue realizado en 1925; sin embargo, el propio Torres Bodet, en una carta de 1926 dirigida a Pellicer, lo fecha en 1923.
''¿Cómo es posible que usted no sepa esto?", fingió increpar, pero enseguida agregó: ''estoy seguro de que Raquel espera secretamente, en su provocativa soberbia, que algo así alguna vez suceda", pero reconoció que es imposible porque ''Raquel es fastidiosamente infalible".
Por su parte, la periodista Adriana Malvido aseguró que la ''mirada de lince que vemos debajo de sus cejas es la de un telescopio capaz de captar el universo artístico en su contexto más amplio, pero por la tela, el papel o el muro para irrumpir en las venas del artista y llevarnos hasta los rincones más complejos, profundos e intangibles de la obra de arte y sus autores".