Ť Se despidió de todos con la serenidad del trabajo cumplido, informó Beatriz Zalce
Murió el pintor, investigador, músico y luchador social René Villanueva
Ť Hace 35 años fundó Los Folkloristas, grupo con el que llevó la música popular a Bellas Artes
Ť Activo hasta el final, el sábado anterior realizó una grabación con intérpretes concheros
CESAR GÜEMES
Desde hace un par de semanas, con su agenda telefónica a mano, comenzó a llamar a las personas que conocía. A todas, sin olvidos, sin rencores, sin malicia. Batalló contra la enfermedad, le ganó varios asaltos y aunque algo en su fuero interno le indicaba que el encuentro tarde o temprano habría de terminar, todavía le dijo a este reportero, en su casa y después de una entrevista, hace no mucho tiempo:
-Tengo una buena noticia: pienso ser un hombre feliz.
Estaba pintando, como siempre que no tocaba alguno de sus instrumentos o andaba por el país y sus alrededores grabando en directo las más variadas expresiones musicales.
Intentos de despedida
Apenas el pasado sábado, el compositor Arturo Márquez, en Jalapa, nos comentaba: ''Tengo que estar localizable, René Villanueva quiere hablar conmigo. Dicen que se quiere despedir. Y parece que es muy en serio".
Lo
era, pero no con el tinte de la tragedia porque el propio René,
quien falleció a las 18:16 horas de este jueves, escuchando con
serenidad los Conciertos de Brandenburgo, no veía el cierre
del capítulo con amargura, aunque tampoco con desdén.
En 1994 publicó un extenso volumen, Cantares de la memoria, publicado por Planeta, y subtitulado 25 años de historia del grupo Los Folkloristas, alma y tradición de la música popular mexicana. Ahí narra lo que sería la mitad de su existencia, la música. Dice, a propósito de la gestación de su grupo con el que habría de presentarse, con frecuencia, en el Palacio de Bellas Artes: ''En 1966 nacieron Los Folkloristas, agrupación que reunía a un buen número de los asiduos parroquianos del desaparecido café cantante del Negro Ojeda.
''Habíamos mantenido el gusto por hacer música en reuniones itinerantes que organizábamos en nuestras respectivas casas y que no pasaban del simple disfrute para nuestro consumo. La cosa cambió a partir del momento en que Jorge Saldaña, incorporado a las tertulias musicales, nos invitó a un programa que conducía para la Tv: Laboratorio del arte, y que produjo tan buena respuesta del público que propició un segundo y un tercero en su nueva serie Anatomías. Eso nos hizo sentir responsabilidad por primera vez y obligó a preparar y ensayar las piezas, así como a elaborar programa y adoptar un nombre. Rosa Elena Domínguez, mamá de Gerardo Tamez, propuso el que hasta la fecha conservamos, basado en una consideración simple: 'En Italia hay un grupo que hace música y se llama I Musici (Los Músicos), nosotros hacemos folclor: ¿Por qué no llamarnos Los Folkloristas?' Entonces no hubo objeción. Si ahora se tratara del mismo asunto, las discusiones nos llevarían probablemente otros 25 años."
Luchar contra el anonimato
René
Villanueva nació en Oaxaca, en 1933. Ingeniero químico de
profesión, estudió historia del arte en la UNAM y pintura
en La Esmeralda y en la Academia de San Carlos. Ahí fue discípulo
de Raúl Anguiano, Benito Messeguer, Santos Balmori y Fernando Castro
Pacheco. Militó en el Partido Comunista, en el PSUM y en el PMS,
además de que desde el alzamiento zapatista se apegó a su
causa y el propio EZLN reconoció en varias ocasiones sus esfuerzos.
Activo hasta los momentos finales, en la época más reciente se dedicó a integrar una colección discográfica con selecciones de los 20 mil registros que conformaban su fonoteca. A esa serie pertenecen títulos como La flauta chontal de Tabasco, Cantos y música de Michoacán, Arte musical del Ecuador y Sones zapotecos de Juchitán.
En uno de sus últimos encuentros con La Jornada, declaró a nuestro compañero Angel Vargas: ''Luchar contra ese mal, llamado anonimato, ha sido no sólo una de mis principales inquietudes sino un proyecto de vida. Los pueblos ricos, los gringos y los europeos, planteaban que para que una canción fuera realmente folclórica tenía que ser anónima. Es una idea falsa, aunque muy extendida por el peso de la opinión de los antropólogos y etnólogos europeos, pero que yo no sólo refuto sino que demuestro su falsedad; es una opinión racista que pretende expropiar de su nombre a la gente humilde".
Todavía el sábado de la semana pasada trabajó realizando en su casa una amplia grabación que interpretaron los concheros de La Mesa del Santo Niño. Y tal como nos lo hace saber su gentil compañera, Beatriz Zalce, ''René se despidió de todos con la serenidad del trabajo cumplido".
El duelo se recibirá hoy viernes en la agencia Gayosso de Félix Cuevas.
Bach lo acompañe.
De manera similar a como los humanos han emprendido caminatas largas en pos de la música, por ejemplo aquellas masivas peregrinaciones de campo a ciudades para oír en vivo a Liszt, a Chopin, a Paganini, al viejo Bruckner, el maestro René Villanueva recorrió una vida entera recopilando música, como Bartok, como Kodaly por las campiñas y armado de grabadora, papel y lápiz.
Los éxodos, periplos, vuelcos, caminatas, aventuras y venturas las devolvió al mundo René en forma de discos compactos, canciones, óleos, proyectos, logros, consecuciones, cantos de flauta de palo y soplo de carrizo y golpe de tambor de cuero fresco.
A sus amigos nos obsequió, por ejemplo, una mañana que escuchamos juntos en su casa a Bach, el Santo Grial. Y recibió a cambio el acompañamiento en sus caminares que siempre buscaron, también, la justicia social, un país mejor.
Beatriz me dijo hace un momento que te fuiste escuchando a Bach, ese gran caminante cuyos pasos siempre tuvieron ecos en forma de partituras. Habrá, es evidente, siempre noticias de René Villanueva, en la nueva etapa de su sonoro caminar.
PABLO ESPINOSA