JUEVES Ť 28 Ť JUNIO Ť 2001

Sida, el plan de batalla

Ante una crisis global, una acción global, propone la ONU

Ť Crece el número de jóvenes muertos en México por el mal

JENARO VILLAMIL /III Y ULTIMA

La diseminación de la epidemia de sida representa ya un problema de salud pública y de defensa de derechos humanos de primer orden en México. Mientras la discriminación y la falta de prevención predominan en el sector de los hombres que tienen sexo con otros hombres, los datos recientes confirman el incremento del número de mujeres jóvenes que mueren por esta causa en el país.

El promedio nacional de muertes por sida mantiene una relación de seis varones por una mujer que fallece, pero en el Distrito Federal esta relación es de cuatro a uno, "sin contar el subregistro en las actas de defunción", subrayó la coordinadora capitalina del programa contra el VIH, Carmen Soler.

De acuerdo con la especialista, en la capital del país esta epidemia es la primera causa de mortandad entre jóvenes de 25 a 35 años por razones clínicas, después de los fallecimientos por accidentes o violencia, que siguen manteniéndose como las primeras causas de muerte entre la población joven. "Se está muriendo la fuerza productiva de esta capital", subrayó Soler.

Información oficial revela que la tasa de mortalidad por sida en varones jóvenes pasó de 3.2 defunciones por cada 100 mil habitantes, en 1988, a 17.2 ,en 1998, a nivel nacional. En el caso de las mujeres pasó de 0.4 muertes por cada 100 mil a 2.8 por cada 100 mil. A partir de 1998 el sida se ubicó como la séptima causa de muerte entre mujeres de 25 a 35 años y como la cuarta causa de muerte entre los hombres jóvenes de todo el país.

Frente a la diseminación de la epidemia y la prevalencia entre los jóvenes, el desafío consiste en garantizar el abasto de medicamentos, eliminar las formas de discriminación y homofobia, mejorar la atención clínica en el sector público y evitar la transmisión materno-infantil.

En entrevista, Soler adelantó que se aplicará en las próximas semanas un programa de prevención de transmisión materno-infantil que consistirá en la prueba de diagnóstico voluntario a todas las mujeres embarazadas de la ciudad de México. Se trabajará en todos los centros de salud del Distrito Federal, incluyendo la clínica especializada de la colonia Condesa y los otros métodos tradicionales, como son las parteras.

"En el Distrito Federal hay 40 por ciento de riesgo de infección de VIH por la vía perinatal. Con este programa lograremos reducir este riesgo a 5 por ciento. En la capital, de un total de 180 mil partos que se registraron el año pasado, unos 40 mil son atendidos en los centros de salud públicos", destacó Soler.

Otra de las medidas recientes que se ejecutan desde el 5 de junio fue la instalación de 18 Centros de Conserjería y Diagnóstico Voluntario para todos aquellos hombres y mujeres que deseen hacerse la prueba de detección de anticuerpos contra el VIH. De acuerdo con la información de estos centros -ubicados en cada una de las delegaciones políticas-, los interesados en realizarse esta prueba deben tomar en cuenta las respuestas a las siguientes preguntas: "Ƒhas tenido relaciones sexuales sin condón con alguien que no sepas si está infectado? ƑHas tenido alguna infección de transmisión sexual? ƑTienes más de una pareja sexual? ƑTienes tuberculosis? ƑTe han diagnosticado cáncer cérvico-uterino? ƑEstás embarazada o planeas estarlo?"

Estos son los factores de riesgo que indicarían una posible infección por VIH. El compromiso, destacó Soler, es que todas las pruebas se hagan respetando la confidencialidad y lo estipulado en la Norma Oficial Mexicana, en la cual se establece la obligación de respetar la opción sexual de cada persona, evitar cualquier confinamiento o medida que afecte los derechos humanos del paciente.

Acceso a medicamentos

Diversos epidemiólogos y especialistas en el tema subrayan que el desafío mayor para atender a las personas que viven con el VIH es garantizar el suministro permanente de los medicamentos que requieren.

A pesar de los anuncios oficiales sobre la cobertura de 85 por ciento de los medicamentos, los datos señalan que la descentralización que se ha operado en el Conasida ha dejado sin recursos suficientes a la capital del país y a otras entidades de la República para garantizar la dotación y el abasto en los centros de salud, sin tomar en cuenta que a nivel nacional existe un subregistro de cerca de 80 por ciento de los seropositivos y que en el Distrito Federal vive 27 por ciento de las personas con VIH a nivel nacional.

Por ejemplo, ante la falta de abasto de medicamentos, en la Clínica Condesa de VIH-Sida en el Distrito Federal, durante su primer año de existencia hubo deserción de los pacientes: de 150 que originalmente estaban en protocolo sólo quedaron 70.

En este año se estableció un comité de bioética integrado por diversos especialistas, que define los criterios de acceso gratuito a los medicamentos en el Distrito Federal. A partir del 14 de junio se abrió el suministro de estos medicamentos para todas aquellas personas que vivan con VIH y tengan menos de 50 CD4 (las células sanguíneas que miden la progresión de la enfermedad), que no tengan derecho a seguridad social o provisión de medicamentos por conducto de instituciones privadas, no estar en condiciones económicas de pagar su tratamiento y estar integrado o integrarse a alguno de los servicios de atención médica especializada.

Entre 60 y 70 por ciento de los pacientes que han acudido a recibir medicamentos lo han hecho en la Clínica Condesa y los demás se han distribuido en los hospitales de Nutrición, el General, el INER, entre otros.

El 98 por ciento de los pacientes requiere de una triple terapia, es decir, de la combinación de tres medica-mentos distintos. En esta reciente dotación de medicamentos gratui- tos que se abrió en la capital del país existe disponibilidad de 15 fármacos distintos.

Datos proporcionados por distintas organizaciones civiles indican que si un paciente no tiene seguridad social y quiere mantener una triple terapia debe destinar entre 8 y 12 mil pesos mensuales tan sólo a la adquisición de medicamentos. Se calcula que más de 40 por ciento de la gente que vive con VIH en el país no tiene acceso a los sistemas de seguridad social.

Del silencio a la prevención

El otro desafío, explicó Soler, es transformar a la población seropositiva consciente de su condición, en especial a los jóvenes varones que tienen sexo con otros hombres, en promotores permanentes del sexo seguro. "Se requiere de una estrategia de empoderamiento de los seropositivos para que ellos se conviertan en los principales promotores de una prevención distinta", subrayó la especialista.

Un estudio titulado Hombres que tienen sexo con hombres: cuartos oscuros en la ciudad de México, elaborado por Anuar Luna, director ejecutivo de la Red Mexicana de Personas que viven con VIH-Sida, concluyó con las siguientes recomendaciones para la prevención:

-Diseñar campañas sobre promoción del uso del condón para sexo anal.

-Implementar campañas sobre promoción de la salud bucal y la relación del sexo oral con otras ITS.

-Distribuir condones gratuitamente o promover estrategias de mercadeo social que pongan a disposición de los usuarios condones a bajo costo.

-Proporcionar información sobre riesgo de recibir semen en la boca.

-Diseñar campañas sobre abuso de alcohol y su relación con el VIH.

-Revisar las regulaciones y reglamentos que norman el funcionamiento de los establecimientos, a fin de que no sean un obstáculo para la distribución de condones.

-Diseñar campañas focalizadas en públicos con diferentes rangos de edad.

Justamente, uno de los factores que han impedido una amplia difusión del uso de los condones masculino y femenino ha sido la oposición tajante de la jerarquía eclesiástica y de organizaciones afines con esta línea, como Provida. La polémica desatada por el cardenal Norberto Rivera contra el uso del condón, lejos de frenar la campaña, la alentó. El número de llamadas a Telsida aumentó de 500, promedio existente antes de iniciar la campaña, a 7 mil 340 en agosto de 1999.

Sin embargo, en la actualidad no existe ninguna campaña masiva y amplia para difundir el uso del preservativo. El silencio en la política de salud pública a nivel federal y en distintos estados parece haberse impuesto.