JUEVES Ť 28 Ť JUNIO Ť 2001
Ť Gabriela Jiménez y Jonathan Haas en las baquetas, con Jorge Mester a la batuta
Estreno nacional para 13 timbales con la Filarmónica de la Ciudad
Ť Interpretarán el Concierto-fantasía del estadunidense Philip Glass
Ť La orquesta culmina su temporada de primavera en el conjunto Ollin Yoliztli
ANGEL VARGAS
"La música de concierto vive la época de las percusiones", sostiene la timbalista Gabriela Jiménez. Sin embargo, aclara, ésta es una perspectiva más a nivel de intérpretes que de compositores.
Explica que en comparación con otros instrumentos, como el piano y el violín, ''aún son pocos los autores en el mundo que se arriesgan a escribir una obra donde las percusiones sean las protagonistas".
Ello no significa que el repertorio ''esté en pañales", precisa, pues ''sobre todo desde mediados de los años cincuenta algunos músicos comenzaron a descubrir las ilimitadas posibilidades de estos instrumentos", las han explotado y llevado a las partituras.
Entre ellos se encuentra el estadunidense Philip Glass, quien apenas el año pasado estrenó en su país natal su Concierto-fantasía para dos timbalistas y orquesta, con el que este fin de semana la Filarmónica de la Ciudad de México (OFCM) concluye su temporada de primavera.
Lejos del minimalismo
Bajo la batuta de Jorge Mester, el estreno nacional de esta pieza tendrá como solistas a Gabriela Jiménez y al estadunidense Jonathan Haas, quien además de encargar la obra a Glass colaboró de cerca en su realización.
''Desde el punto de vista temático, el Concierto-fantasía me suena americano. Heroico en su naturaleza y en sus derivaciones. Desde los compases iniciales, uno está seguro de que ha sido creado un nuevo sonido combinando las increíbles sonoridades de los 14 timbales con la orquesta completa", apunta Haas.
Emocionada por participar en lo que considera un acontecimiento, Gabriela Jiménez explica que la obra dista del minimalismo al que nos tiene acostumbrados Philip Glass. Y abunda:
''Los patrones cambian y él utiliza los timbales como instrumentos melódicos, no como armónicos ni rítmicos, que es como normalmente son tratados. La orquesta ejecuta algunos solos, pero en general los tres movimientos tienen como eje la melodía en los timbales. Por eso cuando lo vi me impactó porque, como timbalista, uno está acostumbrado a otro tipo de música."
Señala que por limitantes físicas, en lugar de los siete timbales requeridos utilizará seis, lo cual, afirma, no repercutirá de forma alguna en el sonido del concierto: ''Decidí que fueran seis porque mi estatura no me permite alcanzar los instrumentos ni desplazarme con rapidez de uno a otro, como se requiere. Pero al final la obra no se afecta, porque con los otros timbales logro suplir al que falta".
De hecho, resalta que el timbal es el único instrumento que puede acomodarse como disponga el intérprete, y ello obedece a que generalmente en gran parte de las obras no se especifica cuántos se deben utilizar.
Interpretación ''coreográfica''
Renuente a asumir que las percusiones se encuentran entre los instrumentos más escénicos de una orquesta, acepta sin embargo que su particular forma de tocar ha sido calificada de ''coreográfica'' por muchas personas.
Incluso, comenta, ''el maestro Mester me dice que bailo, pero es algo que no pienso; a lo mejor mi cuerpo no está dispuesto a mantenerse quieto. Tocar me resulta muy divertido, algo que disfruto mucho. Normalmente se conoce que una orquesta sinfónica o filarmónica es muy adusta, que los músicos son serios y rígidos, y generalmente así es. Pero en mi caso, si algo me da alegría, como es hacer música, me cuesta mucho trabajo calmarme y adoptar una pose seria. Aunque šclaro! hay muchos pasajes musicales que me hacen llorar e incluso enfurecerme".
Timbalista principal de la Filarmónica de la Ciudad de México desde 1991, Gabriela Jiménez platica que inició sus estudios musicales con la idea de tocar el piano y que su decisión cambió cuando asistió a un concierto de percusiones en el que apreció que éstas, como ningún otro instrumento, requieren gran dinámica y manejo del espacio, además de que cuentan con una amplia gama de sonido y diversidad en sus formas.
Para algunas personas es contrastante que una mujer se encargue de los timbales, porque éstos generalmente se asocian más a la figura y al carácter masculinos. No obstante, precisa que existen otros de apariencia dulce como el violín, el piano o la flauta, que en realidad ''tienen su manera de ser muy agresivos, fuertes".
Su convicción es sólida: vivimos la época de la percusión, como antes han existido, por ejemplo, la del piano y el violín. Ello obedece, explica, a que en las percusiones existe una ilimitada capacidad sonora, contrario a lo que sucede con otros instrumentos que a pesar de haber sido perfeccionados su sonido se mantiene casi igual.
Por lo pronto, Gabriela Jiménez será solista de la Filarmónica de la Ciudad en el estreno nacional de la partitura de Glass. Ambos hechos son inusitados: un concierto para un instrumento que no sea el violín, el violonchelo o el piano, y la presencia de una partitura de un autor como Philip Glass en los atriles de una sinfónica. Los conciertos ocurrirán este sábado a las 18 horas y el domingo a las 12:30 horas en la Sala Silvestre Revueltas del Centro Cultural Ollin Yoliztli.