MIERCOLES Ť 27 Ť JUNIO Ť 2001

Javier Aranda Luna

La pluma y la plaza pública

Octavio Paz fue y quiso ser un poeta. También fue y quiso ser un periodista. No escribía notas informativas, es cierto, pero daba noticias. Como todo gran periodista supo que la novedad, que la noticia, se encontraba en el presente y también hurgando en las sombras del pasado. Por eso tradujo poemas sánscritos y escribió ensayos llenos de novedades. Cuando los sorjuanólogos habían dicho ''todo" acerca de Sor Juana, Paz la volvió noticia en todo el mundo.

Para Paz poesía y periodismo no eran actividades opuestas sino complementarias. Eso dijo el miércoles 14 de junio de 1995, en Madrid, al recibir el Premio Mariano de Cavia. Para él la ''buena poesía moderna" estaba impregnada de periodismo: compartía su brevedad, su rapidez, su lenguaje directo, su deseo por dejar constancia de lo maravilloso y lo terrible de la vida diaria.

Sabemos que el azar nunca deja nada al azar. Quizá por ello empezaron a circular dos libros del poeta que dan fe, entre otras cosas, de su pasión periodística: Sueño en libertad, publicado por Seix Barral y Miscelánea II, el tomo 14 de sus obras completas. El primero es una antología de escritos políticos. El segundo contiene textos de diversa índole.

Sueño en libertad pretende ser un muestrario de los principales textos políticos de Paz. ƑLo logra? Sí: ahora es posible tener, en un volumen, una parte considerable de la prosa que dedicó el poeta a esos asuntos. No está toda, pero sí la suficiente para comprender la claridad de uno de los pensadores políticos más importantes del siglo XX. Esta edición preparada por Yvon Grenier tiene otras ventajas: los textos están fechados y se incluyen los ensayos clásicos del pensamiento paciano. La inclusión de las fechas permite aquilatar la gran visión política del poeta (por citar sólo un ejemplo: previó el arribo a la Presidencia de la República de un candidato panista). La inclusión, por otra parte, de sus textos clásicos nos permiten reconocer su apasionada lucha por la democracia cuando no era moda y profundizar en algunas teorías que ahora son moneda corriente y que fueron elaboradas por él: pienso sobre todo en su famosa Crítica de la pirámide donde analiza, con maestría, los orígenes y la estructura del sistema político mexicano.

Cuando se cumplieron tres años de la muerte del poeta, Carlos Monsiváis nos hizo ver la asombrosa persistencia de la pregunta: Ƒqué diría Octavio Paz de este o aquel tema? Por la pasión y la curiosidad crítica del poeta, Monsiváis estaba seguro que discutiría ahora asuntos como la ley indígena, la reforma fiscal, el IVA al libro, la crisis de la educación o el resurgimiento de la ultraderecha. Seguramente así sería: Paz siempre ventiló sus puntos de vista en la plaza pública aun a riesgo de ser impopular. Y vaya que lo fue. Ya sabemos que en muchos casos la historia le dio la razón, pero muchas de sus discusiones le valieron la condena y la injuria, el ninguneo e incluso la quema de su efigie en un mitin político. Es curioso: si en vida su inteligencia estimuló el debate, los textos reunidos en Sueño en libertad prometen seguir haciéndolo: basta leer sus ensayos dedicados a la globalización y al conflicto en Chiapas.

Miscelánea II recoge escritos políticos pero sobre todo otros que nos muestran a un hombre hechizado por el mundo. Se encuentran, por ejemplo, la espléndida oración fúnebre dedicada a Luis Cardoza y Aragón -donde nos dio cuenta de un escrito casi desconocido del poeta guatemalteco: el Elogio de la embriaguez; un texto sobre María Félix -la mujer que nació dos veces: cuando la engendraron y cuando se inventó a sí misma- y varios textos que dan constancia de algunas de sus polémicas. Confieso que no sé si la inclusión de las polémicas en su Obras completas fue del todo acertada. ƑNo habría convenido mejor incluirlas en un libro aparte con las voces de sus polemistas?

En fin: aunque no todos los textos de Sueño en libertad y Miscelánea II fueron difundidos originalmente en publicaciones periódicas, ni todos fueron periodísticos en sentido estricto, reúnen el trabajo de un reporter que buscó la novedad, la noticia en el levantamiento zapatista y en un puñado de versos escritos hace tres siglos; en el trabajo de un lingüista como Jackobson y en el feminismo de Sor Juana; en el minuto y el milenio. Estos libros son también un puente al resto de la obra de Octavio Paz: un haz de luz que da cuenta de su pasión crítica.