MIERCOLES Ť 27 Ť JUNIO Ť 2001
ASTILLERO
Julio Hernández López
LA TREGUA DE López Obrador al presidente Fox no fue sino una maniobra táctica para dar paso al planteamiento mayor: la posibilidad de que el PRD (o, mejor dicho, la corriente en la que han cerrado filas Andrés Manuel, Ricardo Monreal y Amalia García) colabore en la redefinición y relanzamiento de un tambaleante gobierno federal al que aún le quedan once doceavas partes cronológicas de ejercicio.
EL PLANTEAMIENTO colaboracionista ha ensanchado la grieta entre los dos grandes polos del sol azteca. Dicho de otra manera: la tregua pejelagartona, y el desarrollo de la estrategia colaboracionista con Los Pinos, podrían significar la marginación extrema y eventual desprendimiento de la corriente encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Rosario Robles, quienes apuestan por la vía confrontacional y han rechazado abiertamente las posibilidades de negociación y acuerdo con el foxismo no sólo en estos tiempos de debilitamiento a causa de la guerra de las toallas, sino desde el primer día posterior al 2 de julio del 2001.
NO ES una exageración plantear que se han instalado en un punto sin retorno esas dos corrientes. De tales emplazamientos extremos es altamente probable que devenga la ruptura final de lo que ha sido el PRD, para dar paso a sendas convocatorias que buscarán construir nuevas opciones partidistas u organizativas. Ni Cuauhtémoc aceptará colaborar o apoyar a Fox, ni Andrés Manuel dejará pasar la oportunidad de negociar e influir en el rediseño de una Presidencia maltrecha, sin partido y con una popularidad decreciente. Cárdenas, Rosario, y la franja dura del perredismo, prefieren mantener una postura de absoluta e indudable confrontación con el mercadotécnico Presidente, esperando que el paso del tiempo coloque a cada cual en su lugar y premie la perseverancia y congruencia de los opositores intransigentes. López Obrador, por su parte, cree posible instalar a esa izquierda colaboradora como contrapeso interno del foxismo y ayudar a que la transición mexicana no fracase e, incluso, a que la ganancia política y social de este proceso quede del lado de la izquierda, y no de la derecha.
EL SIMPLE PLANTEAMIENTO de la colaboración lopezobradorista está generando abierto rechazo entre el panismo. Una muestra de los roces internos se ha dado en el caso de Santiago Creel, el secretario de Gobernación, y su insubordinado subsecretario, Ramón Martín Huerta, quien con frecuencia declara o actúa en sentido contrario al de su presunto jefe. Creel desea mantener la virginidad foxista a salvo del acoso esquinero del pejelagartismo, mientras el sub con ansias de torero abre la puerta a los futuros acuerdos con la izquierda.
EN ESE CONTEXTO de acelerada ocupación del espacio perredista (y el consiguiente virtual desplazamiento o arrinconamiento del adversario interno), López Obrador se reunirá la semana venidera con el presidente Fox. Allí se sabrá si los coqueteos colaboracionistas han tenido éxito y si fue posible llegar a un insólito acuerdo de unidad nacional. En caso contrario, el jefe de Gobierno capitalino habría demostrado su buena voluntad, su deseo de fortalecer las instituciones por encima de los partidos, y volvería a su diario bombardeo antifoxista.
EL TEMA, a toro pasado, será tocado por el consejo político nacional del PRD, que sesionará del 13 al 15 del mes venidero en la capital del país, entre otras cosas para reglamentar procedimientos de elecciones internas, mecanismos de afiliación individual y ya no masiva, y el funcionamiento del propio consejo. En esa sesión se presentará la candidatura de Raymundo Cárdenas, avalada por consejeros de diversas partes del país, para que sea el futuro presidente del PRD.
(LLEGAN CORREOS ELECTRONICOS apasionadamente adversos a Monreal y a Raymundo Cárdenas. Al primero lo acusan de mantenerse en el escenario nacional con argucias mediáticas, mientras la entidad languidece económicamente y prospera su producción de grillos. Al segundo le tachan de políticamente paquidérmico y de ser causa de divisiones internas del perredismo zacatecano)
ASTILLAS: EL PRESIDENTE roza linderos surrealistas, preocupantes. Ahora ha vuelto a tomar un estandarte religioso, pero no para exigir independencia, sino bonanza en la casa del patrón para que la tienda de raya siga funcionando... ƑNo será mejor si, directito, él le reza al predilecto Tío Sam y deja de andar molestando a la Guadalupana pidiéndole que componga la economía del vecino, a cuya cuenta cargan muchos de sus males los morenos seguidores de la respetable Virgen? Ofende a la sociedad esa enfermiza mescolanza de lo religioso con lo político, pero también agravia al sentimiento nacional al decir, como lo hizo en una entrevista con ejecutivos y directores de AP, que "necesitamos ir a la Basílica y rezarle a la Virgen de Guadalupe para que Estados Unidos se recupere"... Hablando siempre en inglés, Fox juró a sus importantes escuchas periodísticos que, "en estrecha cooperación" con George W. Bush, hará de México una potencia mundial. Y es que (explicó sin miedo a que sus descripciones pudiesen recibir pudorosa clasificación C, como la película Y tu mamá también): "hablamos por teléfono, y él, Bush, dice, 'Fox, es tu turno, ahora muévete'. Entonces me muevo. Y digo, 'ahora tú tienes que moverte'... Así es que realmente estamos trabajando como socios". Por menos que esas confesiones de hot line interpresidencial, la sociedad de damas pías de la columna de Catón ya le habría hecho severo reclamo, con copia para Pro Vida y Jorge Serrano Limón... Francisco Barrio Terrazas parece estar maniatado por complicidades partidistas en su función como contralor federal. Como si ella fuera la responsable de las indagaciones oficiales y no una simple vocera, la señora Martha Sahagún exoneró días atrás, por sus puros tacones, a Ana Cristina Fox del asunto de las toallas. Ella no tuvo ninguna culpa, dijo la virtual contralora porque, según su lógica deslumbrante, "no maneja dinero". šAh, chido! Como si el tráfico de influencias en la casa presidencial hubiese necesitado, ahora y antes, del paso de efectivo por las familiares manos... En esa línea trazada por la vicepresidencia, Barrio Terrazas responsabilizó ayer a cuadros menores del escándalo de corrupción en Los Pi- nos. Dos nombres quedan a salvo: José Fox Quezada y Ana Cristina Fox. A cambio, se ofrece a un hombre del primerísimo círculo presidencial, Carlos Rojas Magnon, ingeniero químico ex ejecutivo de Dupont, de padre mexicano y madre estadunidense quien, a sus 59 años --según Guillermo H. Cantú en su libro Asalto a palacio-- tuvo en su agenda no sólo la compra adulterada de prendas de alcoba, sino incluso el proceso de selección del secretario de la Defensa Nacional. A fines de mayo de 2000, según el texto, Fox le preguntó, como quien piensa en toallas con decorados especiales: "ƑConoces a algún general de división? Sí --respondió Rojas Magnon, extrañado. Habla con él --le instruyó Fox-- dile que si no quieren tratar conmigo, después no se extrañen si pongo a un civil a cargo de la Defensa". Así fue encargado Rojas Magnon, hijo de mexicano y estadunidense, de la compra de la mejor toalla militar...
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