MARTES Ť 26 Ť JUNIO Ť 2001

Ť Circula en México su libro Vientos de cuaresma

Padura: soy alguien que escribe desde un rincón de La Habana

Ť Culmina el escritor la saga del personaje Mario Conde

Ť Adiós, Hemingway es el título de su próxima novela

CESAR GÜEMES

Pese a su reconocimiento que va más allá de su natal Cuba, el prosista Leonardo Padura dice en entrevista: ''Sólo soy un hombre que escribe, en una esquinita de La Habana, cada vez más retirado de todo lo que no sea el acto mismo de la escritura". El contexto de la frase es la aparición en México de su nueva obra Vientos de cuaresma (Tusquets) y con la cual culmina un cuarteto narrativo cuyo centro es el personaje ''parapolicial" Mario Conde. Desde su esquinita en La Habana, responde padura para La Jornada.

-Encuentro que completas felizmente la tetralogía de Las cuatro estaciones. Una empresa tan amplia qué implica más, Ƒcariño por los personajes o estricta fuerza de voluntad?

-Como escritor, soy un empecinado: casi siempre que empiezo algo trato de terminarlo, aunque deje las tiras del pellejo en el camino. Pero, como bien supones, escribir estos cuatro libros con el mismo personaje y la misma atmósfera no ha sido fácil, por la necesidad de coherencia entre una historia y otra, por la decisión de mantener una unidad estilística a lo largo de la serie y por la intención de que las cuatro novelas, aun siendo independientes, se comuniquen entre ellas de manera tal que el día, que espero llegará, cuando podamos publicar en un mismo volumen las cuatro estaciones, se pueda leer como una sola novela, que ocurre en cuatro momentos de un año en la vida del personaje de Mario Conde.

Verosimilitud y personajes ficticios

''Pero fue sin duda la relación con los personajes lo que más me ayudó en el empeño -prosigue Padura-. Cuando escribí la primera novela de la serie, Pasado perfecto, no imaginaba que pudiera ser el principio de una saga, pero el propio Mario Conde fue quien me incitó a seguir escribiendo sus historias y me propuse entonces que fueran cuatro en total. Lo que me ocurrió al terminar aquella primera novela es que sentí que el tipo seguía vivo, quería decir más cosas, necesitaba andar más por el mundo, por La Habana, en realidad, y eso me impulsó al proyecto.

''Luego, cuando escribí Vientos de cuaresma, que recién ahora sale en México, pero que es la segunda de la serie, pues se publicó en 1994, luego de ganar el Premio Nacional de Novela de la Unión de Escritores de Cuba, conseguí una empatía tal con mis personajes que realicé una operación extraña: y es que traje de mi primera novela, Fiebre de caballos (1988) al que era su protagonista, Andrés, y lo metí en el mundo del Conde, pues sentía que debían haber sido amigos en la época del preunivesitario. Todo eso fue creando una sensación de verosimilitud para mis personajes, totalmente ficticios, por lo demás, que me los fue acercando y, creo, sobre todo, se los fue aproximando a los lectores, que hoy suelen preguntarme con frecuencia qué pasará con el futuro del Conde, del Flaco Carlos, de Josefina...

''Después, ya con ese mundo de relaciones creadas seguí avanzando, aunque cada vez me sentía más prisionero de unapadura forma y un estilo que necesitaba dinamitar, pues mientras escribía estos libros creo que iba creciendo como escritor."

-Si bien los lectores se congratulan por la aparición de Vientos de cuaresma, de inmediato surge la interrogante, Ƒse terminan aquí las aventuras de Mario Conde? ƑPodrás dejarlo?

-Yo también me lo pregunté y tanto, que ya está escrita su quinta novela, aunque por el estilo, el contexto, la estructura ya es una obra independiente de la serie de Las cuatro estaciones. Esta nueva novela, algo más breve que las anteriores, se titula Adiós, Hemingway, y acaba de salir en Brasil y pronto lo hará en Cuba, y espero que en otros idiomas: inglés, francés, italiano, alemán... Es una novela más literaria que policial, pues la investigación del crimen tiene más que ver con un ajuste de cuentas literario entre el Conde y su viejo ídolo Ernest Hemingway que con una pesquisa criminal. Lo peculiar de la novela es que se desarrolla en 1998, diez años después de cerrar el ciclo en Paisaje de otoño, y el Conde, que es más viejo y más frágil, ya no trabaja como policía, pero decide hacer una investigación por motivos puramente literarios y éticos. Creo que es una buena continuación para la vida de unos personajes que, espero, no me abandonarán tan fácilmente.

-Del personaje femenino asesinado se dice en la invitación al lector que tenía ''impoluto expediente académico y político". Cómo: Ƒse llevan en la vida real expedientes políticos de los cubanos, o es una metáfora que empleas como recurso? En caso de que los tales expedientes existan: Ƒcómo se usan y cómo te sientes de estar en uno de ellos?

-Bueno, los expedientes académicos existen en todas partes y cada ''académico" tiene el suyo. Los políticos, creo que también, y casi todos lo tenemos, a pesar de nuestros deseos, ubicaciones sociales y hasta laborales. En el caso de la novela, la profesora asesinada representa la perfección ''visible" de muchas personas en Cuba que parecen ser de una forma y en realidad son de otra, pero consiguen tan bien ser lo que ''parecen" que ése se convierte en su rostro: y para demostrarlo tienen ese expediente académico y político impoluto.

''En mi caso es diferente: yo sólo soy un hombre que escribe, en una esquinita de La Habana, cada vez más retirado de todo lo que no sea el acto mismo de la escritura, que es lo que más me gusta hacer en la vida. No soy importante ni académica ni políticamente, y tampoco me interesa serlo. Prefiero esta relativa independencia de escribir mis libros y vivir de lo que ellos me aporten económicamente, sin convertir a mi literatura en un instrumento que otros utilicen, en ningún sentido... Lo cual no quiere decir que no tenga un expediente por algún lado.''

Intensa vinculación con el cine

-Una característica técnica de la novela es la subdivisión de los capítulos en bloques claramente identificados. El hecho hace que la lectura se vuelva muy ágil pero también parece que hubiera una fuerte influencia cinematográfica en esa manera de narrar. ƑLa hay?, Ƒqué nombres y qué cintas son las que te marcan?

-Me descubres algo en lo que no había pensado: los bloques narrativos como secuencias cinematográficas. Y, mira, me gusta eso. Pero cuando uno escribe no puede pensar en demasiadas cosas a la vez, y lo mejor es que los críticos y los periodistas encuentren esos sentidos adicionales en los libros. De cualquier forma, tengo una relación intensa con el cine, a pesar de que como escitor, mi relación no es abultada ni mucho menos. No obstante, cuando he visto películas como Chinatown, Ciudadano Kane, Cinema Paradiso, Belle epoque o, un ejemplo reciente, Traffic, siento gran envidia por los escritores que logran esa manera tan ajustada de comunicar desde lo más banal hasta lo más trascendente, y hacerlo visible además. Nada, que me encanta el cine y por supuesto, debo tener con él deudas tan grandes como las que tengo con la literatura.

-ƑPor qué decidiste incluir de forma paralela a la trama propiamente policial una de relaciones de pareja? ƑLe hacía falta al Conde un encuentro como el que narras?

-Traté de que cada una de las novelas de la serie la trama policial estuviera en medio de un conflicto más amplio que la engloba, argumental, temporal y humanamente. Quizá en esta novela sea más visible por tratarse de una historia de amor que el personaje de Mario Conde vive hasta sus últimas y peores consecuencias. Pero, al incluirla, mi propósito era no sólo escapar de la simple trama de la investigación criminal, sino también redondear a un personaje que de policía, en realidad, tiene muy poco.

''En Máscaras, por ejemplo, la responsabilidad del artista y los peligros de la represión cultural juegan el mismo papel, mientras en Paisaje... ese rol lo desempeña la amistad y en Pasado... claro que el pasado. Ese recurso, de pura heterodoxia genérica es para mí muy importante, pues le da una dimensión mayor al relato, hace crecer a los personajes, me conecta con realidades y conflictos exteriores al acto criminal, que por momentos pasa a un segundo plano de interés e importancia casi evidente. Creo que la creación de un personaje-policía tan atípico como Mario Conde y esta estructura novelesca abierta fueron mis principales apuestas estéticas al escribir todas estas novelas.

''Y no descarto que en un futuro, incluso no muy lejano, escriba una historia de amor. Pero sería como mis historias policiales: con una estructura abierta en la que quepan otros conflictos que, y lo pienso ahora mismo, podrían ser hasta de índole criminal. Sería como pagar con la misma moneda."