MARTES Ť 26 Ť JUNIO Ť 2001

Ť Sin apertura al diálogo se perderá una oportunidad para la reforma, dice José Narro

El congreso, recurso de las autoridades de la UNAM para mantener el control: Ordorika

Ť El ex líder del CEU propone establecer alianza entre el sector académico y el estudiantil

Ť Consenso acerca de que el proceso organizativo no despierta el interés de la comunidad

KARINA AVILES

El investigador de la UNAM Imanol Ordorika expresó que las autoridades universitarias buscan en el congreso una vía de legitimidad para mantener el "control y el poder" en la institución, y consideró que en este momento no hay posibilidad de realizar un congreso en la universidad entendido como un "proceso real" de participación general de la comunidad. Por su parte, el coordinador para la Reforma Universitaria, José Narro, expresó que si los universitarios no son capaces de abrir el diálogo, dar argumentos y buscar consensos "vamos a perder una oportunidad extraordinaria para reformar" la institución.

El ex líder del movimiento estudiantil de 1997, Imanol Ordorika, manifestó que "existe el enorme riesgo de que desde la administración central y los órganos tradicionales de poder en la UNAM se impulse un proyecto al que le llamen congreso, que tiene un propósito diferente al que alguna vez se planteó la comunidad para transformar radicalmente a la universidad".

En razón de lo anterior, expuso que el reto de quienes no creen que la alternativa es sumarse al proyecto del "nuevo Barros Sierra" es el de tener la capacidad de debatir las diferencias y utilizarlas para construir una "gran movilización de debate y reflexión". Propuso un congreso en el que académicos y estudiantes tengan paridad, "garantizando que una alianza mayoritaria de los estudiantes y académicos puede establecer el proyecto de universidad que nosotros hacemos realidad todos los días".

Ayer, en el auditorio de Audiovisuales del CCH-Sur, José Narro, Imanol Ordorika, el investigador del Centro de Estudios sobre la Universidad (Cesu) Axel Didriksson, los profesores Jesús Hernández y Efraín Cruz y algunos estudiantes que también participaron como ponentes expresaron sus puntos de vista sobre el congreso que viene.

Frente a un público mayoritariamente de estudiantes, algunos de los cuales optaron por los gritos y el insulto en contra de algunos de los participantes, Ordorika y Cruz coincidieron en que el actual proceso rumbo al congreso no está generando la discusión de la comunidad.

Narro dijo que hay asuntos de fondo que se deben abrir a partir del diagnóstico que se tiene acerca de cómo está la universidad y de "hacia dónde queremos llevar" la institución. Es necesario avanzar para "tratar de configurar un proyecto claro que responda a las necesidades de la UNAM y que tenga el consenso de la comunidad. Esa es la tarea que tenemos los estudiantes, académicos, trabajadores y autoridades".

El funcionario expresó que ha habido transformaciones en la sociedad mexicana y "nosotros hemos permanecido realmente sin cambio". Por ello, se mostró partidario de una reforma y de un congreso organizado por "todos los universitarios que no repita errores que tuvimos cuando se organizó" el de 1990, pero que también reconozca que ahí hubo aciertos. Un congreso, añadió, que "no se tarde tres años y cuatro meses en organizarse".

En su turno, Ordorika expresó que es necesario revisar cuatro actores políticos en este proceso: "Juan Ramón de la Fuente y su administración", que significa la "representación de la aristocracia tradicional de la universidad" . Se trata de un grupo, dijo, que se encuentra en una posición "más endeble" desde que su "apoyo, que era el poder federal, ha cambiado de manos". Eso lo lleva a "buscar, a través del congreso, una vía de legitimación para un proyecto que tiene como finalidad principal mantener al mismo grupo que ha manejado la universidad por más de 50 años en el poder y en el control universitario".

El segundo grupo es "un sector muy reducido de gente que venía de las posiciones de izquierda" y que "ha estado dispuesta a formar parte de una alianza con el rector (De la Fuente), al que han caracterizado como el nuevo 'Barros Sierra'". Ordorika marcó la distancia: "Con ellos tenemos diferencias de fondo".

El tercer actor son los remanentes del CGH "en todas sus diferentes versiones", que plantean una propuesta de congreso igualmente inaceptable a los ojos de la comunidad al que propone la rectoría, porque la idea de que sólo sea de estudiantes no tiene la capacidad de convencer a la comunidad, añadió. El cuarto actor es la gran masa de estudiantes y académicos que "no participan del proceso" y están en una dinámica de confrontación a la que no se le ve intencionalidad política. Por ello, expresó que el reto es "cómo hacer para levantar una fuerza social de académicos y estudiantes capaz de cambiar las cosas".

Por su parte, Axel Didriksson insistió en que más que desgastarse en discutir cómo debe ser la comisión especial del congreso, la cual debe tener una función "meramente operativa", es más importante discutir el carácter, los temas y los tiempos. Planteó como algunos de los asuntos fundamentales una nueva estructura académica, la evaluación del personal académico, el financiamiento y los órganos de gobierno. El profesor Efraín Cruz dijo que el Grupo de Trabajo no está generando la discusión y el debate en la comunidad y propuso que se consulte a la comunidad vía un plebiscito.