MARTES Ť 26 Ť JUNIO Ť 2001

Ť A fines de 2000 representaban 47.2% de los afectados

Cambia perfil epidemiológico del VIH: crece el número de mujeres infectadas

JENARO VILLAMIL

A 20 años de distancia de haberse registrado el primer caso de infección, el VIH-sida ha ido transformando su perfil epidemiológico hasta ubicarse ahora como un padecimiento que trasciende a la población de varones homosexuales y registra la mayor tasa de crecimiento entre la población femenina.

Según la información de Onusida, los casos de infecciones por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) indican que si hace diez años una tercera parte era entre mujeres, a finales del año 2000 esta población ya representaba 47.2 por ciento de los 34.7 millones de seres humanos que viven con ese padecimiento.

El organismo internacional calcula que la mitad de los nuevos casos de infecciones se da entre mujeres.

En ciertas regiones de Africa, donde desde un principio prácticamente había el mismo número de personas infectadas de ambos sexos, hoy en día hay 14 o más mujeres por cada 10 hombres afectados por el mal.

En México, los datos disponibles revelan que los primeros casos de sida entre mujeres se registraron en 1985, dos años después de que se reportara entre hombres. Al comienzo había una relación de un caso de mujer por cada 30 de varones. En 1991 esta relación cambió: un caso de mujer por cada cinco de varones. Actualmente, se calcula que la población femenina representa más de 25 por ciento del total.

Los especialistas consultados señalan que el subregistro de casos impide tener una precisión mayor en cuanto a esta proporción.

Entre los factores de incremento del VIH-sida entre mujeres se menciona la vulnerabilidad femenina, el aumento progresivo del contagio heterosexual, así como la ausencia de una promoción amplia del uso del preservativo y de otro tipo de medidas preventivas.

Un estudio promovido por la Fundación McArthur subraya que "existen factores epidemiológicos que implican una mayor vulnerabilidad femenina. Las mujeres, a diferencia de los hombres, pueden requerir durante su vida reproductiva transfusiones ligadas a complicaciones del parto.

"Asimismo, entre los factores epidemiológicos se considera el hecho de que en general las mujeres se relaccionan sexualmente con hombres mayores que ellas, que han tenido más oportunidad de entrar en contacto con el virus", subraya el estudio titulado Cambiar o morir: las relaciones de género y el sida.

En México, el contagio heterosexual pasó de 2.5 por ciento en 1987, a 20 por ciento en el año 2000, según datos del estudio La epidemia del VIH-sida y la mujer en México.

Otras investigaciones subrayan que "uno de los puentes de entrada del VIH a la población femenina ha sido la conducta bisexual masculina. Esta puede deberse a diferentes causas: la de los varones que indistintamente desean a personas de su mismo sexo y a mujeres, y se relacionan sexualmente con ambos; y la de los hombres que tienen orientación homosexual, pero por presiones sociales y por la homofobia imperante llevan una doble vida."

En nuestro país es socialmente aceptable en el mundo masculino que hombres que mantienen relaciones sexuales en forma habitual con mujeres, también lo hagan en el papel activo con otros hombres. Estos hombres ni se conciben a sí mismos como homosexuales ni son estigmatizados socialmente como tales, a diferencia de los varones que se relacionan únicamente con otros hombres o que juegan un rol pasivo en la relación sexual, según destaca el estudio Las relaciones de género y el sida.

Contagio perinatal

La investigación citada incluye numerosos testimonios de mujeres que viven con VIH-sida. En uno de ellos, Gabriela, madre soltera, relata cómo se enteró de su condición serológica, a raíz de haber dado a luz: "Vi a una doctora que me dijo: '¿qué no sabe que su niño tiene sida?'. No, le contesté y pensé: esta doctora me está confundiendo, está equivocada. Le comenté que me estaba confundiendo, pero ella me replicó: 'sí, aquí estoy viendo que es usted, ¿qué no sabe?'. Le reiteré que no. 'Y usted también lo tiene', agregó. No, le indiqué, cómo es posible (...) No, yo no tengo nada. 'Sí ?me insistió?, usted lo tiene. Su niño y usted lo tienen. Usted me dice cuántos compañeros tiene'. Nada más uno', le respondí".

Otro testimonio, de Marcia, relata que cuando dio a luz en el hospital de La Raza, su hijo fue tratado por diversas infecciones. El bebé comenzó a tener diarrea y fiebre. Anduvo de hospital en hospital, sin que le pudieran diagnosticar el padecimiento:

"La diarrea ya nunca se le quitó (...) y es que tenía durante 8 a 12 días evacuaciones completamente líquidas, y eso era lo que me apuraba; yo quería que me dijeran qué era lo que tenía. El doctor me dijo que era porque tenía muy crecido su hígado y que su flora intestinal muy barrida. Entonces no asimilaba nada de lo que comía. En eso que me lo checan y ya tenía bronconeumonía. Y me lo internaron. Le mandé a hacer unos análisis en el banco de sangre. Eso fue en enero de este año. El jefe del banco platicó conmigo. Me dijo: 'no hay nada seguro, pero pensamos que su niño tiene sida. Yo me quedé sorprendida. ¡Cómo es posible que mi niño tenga eso! Me comentó, 'sí señora, pero ya le hicieron el estudio y sale positivo'. En realidad, yo sé que quizá lo tenga mi hijo, pero mire, yo sé muy poco de esta enfermedad. Yo me siento ignorante de esta enfermedad."

La ignorancia y la falta de asistencia médica de buen nivel ha permitido que se reproduzcan casos como los antes descritos. Esto ha impedido que a las madres y a los hijos se les suministren los medicamentos necesarios para enfrentar la enfermedad.

Hoy día, una serie de investigaciones han demostrado que durante el manejo del embarazo y del parto con AZT y el suministro de este medicamento a los recién nacidos, disminuye la transmisión de la infección por debajo de 10 por ciento de los casos.