martes Ť 26 Ť junio Ť 2001
Alberto Aziz Nassif
Fox: Ƒdurmiendo con el enemigo?
En los detalles más elementales se tiene que mostrar la diferencia para que la credibilidad en el gobierno de alternancia se pueda sostener. Esos detalles han ido a dar a la intimidad pública de la casa del presidente Fox: las cuentas de su menaje de casa son motivo de un escándalo público que recorre el país y el extranjero. El diario Milenio bajó de la Internet una página de información oficial con la lista de artículos que se compraron para la casa presidencial y estalló un conflicto de imagen para el Presidente. ƑSe trata de un escándalo construido por los medios? ƑEs una contradicción en el gigantismo del gobierno federal? ƑHay un abuso y alguien se aprovechó? ƑSe trata de alguna pequeña trampita al Presidente? Si en política la forma es fondo, los detalles son claves para jerarquizar con cuidado ante qué tipo de problema estamos y no sobredimensionar o minimizar el tema.
La política en estos tiempos se hace, en buena parte, de imágenes y de efectos de sentido que circulan y son modulados por los medios masivos. Desde esas imágenes se construyen personajes y liderazgos con los que la ciudadanía se forma una opinión y evalúa a un gobierno. El motivo de las toallas y las sábanas del Presidente ha sido una oportunidad propicia para varios fines: los medios consiguen la nota, siguen el escándalo, algunos hacen investigaciones y se legitiman en la vida pública; la ciudadanía tiene motivos muy concretos para culpabilizar al gobierno y para acrecentar su decepción frente a un gobierno de alternancia que llegó al poder precedido de una impresionante oferta de cambios que no sólo no se notan, sino que incluso hay retrocesos, como la crisis económica; los actores políticos aprovechan el caso para polarizar sus posiciones y en el empeño de mostrar que son muy diferentes de sus antagonistas, terminan por formar parte de una corte partidocrática que cada día pierde más legitimidad. Por todos lados hay pérdidas, la vida política del país se desprestigia, los políticos, independientemente de su partido, se devalúan frente a sus electores y los ciudadanos pierden esperanzas de que la alternancia y la democracia sirvan realmente para resolver problemas importantes como el empleo, la seguridad pública o la calidad de vida.
Las equivocaciones vienen en cadena, la información es contradictoria, unos funcionarios dicen un dato y otros lo niegan, incluso el mismo funcionario se contradice de la noche a la mañana. Por qué no pensar: si eso pasa con unas toallas y sábanas, qué no pasará con cosas y montos más importantes. Por tratarse de la casa presidencial queda la impresión de que Fox está rodeado de gente inexperta, o que no tiene sensibilidad social, o que se equivocó de tiempos. La parte positiva es que se trata de una prueba dura para el gobierno, paradójicamente sobre un detalle en el que se tiene que marcar la diferencia con el pasado. El hecho de que la información sea pública y que cualquier persona pueda acceder a ella a través de Internet y ver qué se gastó y cuánto, debe ser un motivo poderoso para hacer las cosas de forma eficiente. Sería suicida hacer lo contrario: Ƒcuál es la lógica política de publicar que se compró una toalla que tiene un precio desmesurado, más de 4 mil pesos?
El caso de las toallas y las sábanas ha pegado tanto en la opinión pública que puede ser el primer episodio realmente difícil para el gobierno, aunque parezca paradójico; es un hecho sensible que puede marcar al gobierno y esas marcas permanecen incluso tiempo después de que terminó una administración. Además, el toallagate llegó precedido de una expresión de intolerancia del Presidente hacia la crítica, y se conoce el mismo día que se anuncian más malas noticias económicas. Es una nota de alerta, las crisis de imagen vienen por conjuntos, pero estallan por hechos aislados.
No valen los argumentos que miran al pasado y con expresiones sorprendidas indican "imaginemos lo que antes gastaban los presidentes en sus millonarias partidas secretas y no le daban cuentas a nadie"; no se trata de que Fox sea un poco más austero que Salinas o Zedillo, sino de que sea diferente, que tenga otra forma de ejercer el poder. Para empezar ya no hay partidas secretas y la transparencia está al nivel de Internet. Pero eso no alcanza, porque además se necesita sensibilidad y visión de Estado.
El país está esperando los cambios que se prometieron. Puede haber comprensión ciudadana para entender que las variables de una economía globalizada no se manejan en Los Pinos, pero los ciudadanos esperamos que no haya más mentiras, fraudes y negocios políticos. Si Fox duerme con el enemigo, hay que saberlo.