martes Ť 26 Ť junio Ť 2001
Alberto J. Olvera
El nuevo protagonismo del sur
M ientras en la capital de la República las elites políticas se encuentran sumidas en la confusión, la parálisis y el desacuerdo políticos, en la provincia mexicana emerge poco a poco, aun casi invisible, un movimiento difuso de los grupos populares que tratan de resistir la destrucción social y la marginalidad política. Al movimiento fundacional abierto por el EZLN se suman diversas luchas campesinas y nuevas realidades electorales. El mapa político nacional se diversifica, separando aún más las regiones, cada una de las cuales vive fases diferentes del proceso de transición política.
La provincia mexicana es un territorio desigualmente golpeado por la transformación económica neoliberal y por los efectos de la alternancia. Los estados fundamentalmente agrícolas viven ya muchos años de una crisis estructural que ha causado en diversas regiones una verdadera debacle social. Tabasco, Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Hidalgo, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas han experimentado un ajuste de magnitudes históricas. Hablamos del empobrecimiento de los estados más pobres del país, los cuales son, curiosamente, gobernados todavía por el otrora partido oficial (excepción hecha de Chiapas y Nayarit). Esta coincidencia entre crisis, pobreza y control autoritario nos habla de que la alternancia política se inició y se desarrolló en los estados más modernos del país, y que ha sido en las ciudades medianas y grandes donde la emergencia de una conciencia cívica se ha consolidado.
Sin embargo, el mundo rural empieza a activarse. Las recientes movilizaciones de campesinos medios en Sinaloa, los incesantes conflictos en las zonas cafetaleras y cañeras de Veracruz, Puebla, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, así como los últimos resultados electorales en Chiapas y Yucatán (y los probables en Tabasco y Michoacán), nos hablan de una activación de los sectores populares que, si bien aún no alcanza una dimensión nacional, ya afecta el escenario político mexicano.
El PRI está perdiendo sus escasas bases de sustentación y los nuevos gobiernos tendrán que responder a los nuevos retos en forma novedosa.
En el norte del país y el Bajío hoy se sabe que la alternancia no resolvió los principales problemas sociales, sino que tan sólo hizo la vida política más llevadera, al costo de reducir aún más la visibilidad e influencia de los sectores populares. Tal vez por ello los gobernadores panistas, con la obvia excepción de Fox, no se han convertido en figuras nacionales con peso propio. Por su parte, el PRD vive también los problemas de gobernar la capital del país sin un proyecto de transformación realmente innovador y expuesto permanentemente a los reflectores de una opinión pública poco paciente y más exigente que antes.
La parálisis política que vive el país tiene como una de sus bases el empate de fuerzas entre el viejo régimen y uno nuevo que no puede emerger ante la poca capacidad de liderazgo político (que no baja popularidad) de Fox y la notable incapacidad de los grupos dirigentes del PAN y del PRD. Las elecciones de este año y los movimientos populares en gestación pueden alterar ese equilibrio. Otro factor de cambio será la renovación de las dirigencias del PRI y del PRD antes de que termine el año.
Es este recambio en las relaciones de fuerza en el plano nacional, que pone a temblar al PRI, abre oportunidades al PRD y obliga a pensar en una redefinición de las políticas públicas con el fin de detener la brutal crisis agrícola general, abrir espacios de participación a los ciudadanos del sur e integrar en la vida pública nacional a los pueblos indígenas. Quien no entienda el significado de esta nueva oleada de movilización popular correrá el riesgo de condenarse a la marginalidad política.
Miscelánea: este jueves 28 de junio, a las 17:30 horas, en la Casa Lamm, se presentará la colección Cuadernos de la Sociedad Civil, en la que se plasman los resultados de una investigación sobre las relaciones entre sociedad y gobierno en México, dirigida por el autor de estas líneas. La ocasión dará lugar también a una mesa redonda sobre la sociedad civil y la gobernabilidad democrática en América Latina.