MARTES Ť 26 Ť JUNIO Ť 2001

ASTILLERO

Julio Hernández López

EL PROXIMO DOMINGO habrá elecciones de presidentes municipales y de diputados locales en Zacatecas. En ellas se juega Ricardo Monreal una buena parte de su futuro político, pues sólo consolidándose como un mandatario triunfador, con gobernabilidad en su estado, podrá continuar el trazo expansivo que junto con otros personajes y fuerzas ha hecho de cara al 2006.

UNA MUESTRA de esos proyectos ambiciosos se dio el domingo recién pasado, cuando Andrés Manuel López Obrador y Monreal formalizaron su relación política: juntos hacia el futuro. Ese día aparecieron en la entrega de microcréditos a habitantes de la capital del país, y luego ante periodistas en una rueda de prensa. Hubo elogios mutuos y posturas políticas compartidas, entre otras la de darle una tregua al alicaído Kid de Los Pinos y proponerle un pacto de unidad y de salvación nacional.

OTRO EJEMPLO del modo como se van reacomodando las fuerzas de lo que ha sido o fue el PRD se dará dentro de poco, cuando se anuncie la postulación del nuevo Cárdenas, del Cárdenas que proponen Andrés Manuel, Monreal y Amalia García, el senador zacatecano Raymundo Cárdenas, quien antes fue secretario de gobierno de su entidad y ahora habrá de buscar ser el próximo presidente nacional perredista.

EL NUEVO CARDENAS, López Obrador, Monreal y Amalia han decidido empujar con fuerza hacia delante. Tienen el camino relativamente despejado debido a que su principal contrincante, Rosario Robles, sufre las consecuencias del escándalo provocado a partir de las cuentas públicas de su ejercicio de gobierno. Rosario había sido la gran triunfadora de imagen durante el congreso nacional perredista de Zacatecas, pero luego cayó en un purgatorio de duración prolongada del que la han salvado provisionalmente el toallagate y la producción internacional de foxismos (no habrá que perder de vista el factor Zacatecas, punto de definición del fu-turo del PRD, de las posibilidades de creación de un nuevo partido y de la postulación presidencial del 2006). La caída de Rosario ha dejado sin candidato fuerte a la presidencia perredista al grupo de Cuauhtémoc Cárdenas, que ahora ha concentrado sus esfuerzos en torno de la batalla electoral del estado de Michoacán, con Lázaro Cárdenas Batel como candidato a gobernador.

UN EJEMPLO de los cambios en el escenario de batalla se tuvo el mismo día que Rosario Robles se aparecía por Zacatecas con la intención de apoyar a los candidatos a alcaldías y curules locales, pues en esa misma fecha el secretario general de Gobierno, Arturo Nahle (quien había sido secretario particular de Jesús Murillo Karam en el palacio de Pachuca), anunciaba escisiones priístas de presidentes municipales y diputados en funciones que se unirían a un peculiar proyecto político, el llamado Epicentro 2006, cuyo propósito es la organización de una fuerza nacional que confluya, influya o postule candidaturas como la presidencial, en la que les gustaría ver a Monreal o, en todo caso, a López Obrador.

LOS CARACOLEOS nacionales de Monreal tendrán, sin embargo, poco sustento si en su propia tierra demuestra tamaños políticos reducidos. Ya el año pasado, en la elección presidencial, Zacatecas dio al candidato Labastida una buena cuota de votos, pues el PRI fue el partido más votado, al punto de ganar las dos senadurías de mayoría, en una de ellas llevando al ex gobernador Genaro Borrego, en una jugada que a primera vista pareció la creación de una especie de gubernatura paralela que erosionaría la fuerza monrealista.

SIN EMBARGO, Borrego, como otros connotados políticos priístas, vive dificultosamente los nuevos tiempos políticos. En el plano nacional ha sido impulsor de un grupo llamado Renacimiento, que pretendería darle oxígeno de emergencia al PRI o bien crear un nuevo partido a partir del cadáver del septuagenario ya inservible (tanta confianza tienen en ese proyecto sus promotores que uno de ellos, Agustín Basave, está en trance de ser el próximo embajador del gobierno foxista en Dublín, donde residen los hijos de su disuelto matrimonio con la hija de Patrocinio González Garrido). Pero, en el escenario zacatecano, Borrego y el PRI han ido perdiendo terreno de manera clara, a tal grado que podría quedar el partido tricolor relegado al tercer lugar de las preferencias electorales del domingo venidero.

AL MENOS ESO señalan las previsiones hechas por el Centro de Estudios Prospectivos de la Universidad Autónoma de Zacatecas que, en una encuesta cuyos resultados fueron dados a conocer el miércoles de la semana pasada, estima que en la principal plaza, la ciudad de Zacatecas, el PRD obtendría 56% de sufragios, contra 24% del PAN y 15% del PRI. En Guadalupe, la población conurbada, los mismos partidos tendrían, en ese orden, 49%, 22% y 18%, y en Fresnillo, 59%, 19% y 17%. No está de más recordar que en esos tres municipios se concentra la mayoría demográfica de la entidad y allí tienen asiento los principales rubros económicos. En términos generales, los números mencionados en las investigaciones universitarias coinciden con encuestas hechas por los diarios locales Imagen y El Sol de Zacatecas.

EL ANUNCIADO DECLIVE priísta (que sería del primero al tercer lugar, en un año) es atribuido por algunos militantes del tricolor a una presunta campaña de desprestigio a la que se habría sometido al senador Borrego. Hace pocos días, el diputado Cuauhtémoc Montero, presidente de la comisión de Seguridad Social en San Lázaro, dijo que ese órgano investigará a Genaro por las presuntas irregularidades que se habrían cometido en la compra de medicamentos en el Seguro Social, del que fue director general.

ESA VERSION corre con insistencia en el ámbito del IMSS, donde se asegura que Borrego, y su gran amigo Emilio Gamboa, instalaron en aquel instituto controles adecuados para que siempre fluyera un porcentaje de las adquisiciones institucionales hacia cuentas personales. Mario Luis Fuentes, colocado por Ernesto Zedillo en el IMSS a finales de sexenio, vio como rehén paralizado toda la operación envolvente de los grupos borregistas y gamboístas, dedicados a preservar la corrupción institucionalizada. Desde lue- go, Borrego ha negado las acusaciones e incluso ha retado al diputado que las hizo (a título personal, no por acuerdo de su comisión) a demostrarlas. Para su mala suerte, en medio de esos enredos cayó la palabra presidencial lanzando la piedra de las sospechas de corrupción en compras hacia IMSS, ISSSTE, Pemex y CFE, con la esperanza de que los afanes de periodísticos sabuesos se olvidaran un poco de toallas, sábanas y demás trapitos de alcoba sacados al sol mediático.

EN TODO ESE CONTEXTO, las elecciones de Zacatecas tendrán un significado especial. Pueden representar la consolidación o el declive de Monreal, el apuntalamiento de un trabajo abierto de afiliaciones masivas al PRD para impulsar a Raymundo Cárdenas como nuevo presidente nacional de ese partido, y el afianzamiento de la nueva triple alianza (Amalia, Ricardo y Andrés Manuel) de cara al 2006.

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