Lunes en la Ciencia, 25 de junio del 2001
PANORAMA El gen del crecimiento y el cáncer de mama
El riesgo de contraer cáncer de mama entre las mujeres blancas de 65 años o más parece estar asociado con variaciones del gen conocido como el factor de crecimiento, según un artículo publicado recientemente en Journal of the American Medical Association (JAMA). En el estudio, cuya duración fue de dos años, los investigadores liderados por Elad Ziv, de la Universidad de California (San Francisco), observó los datos de 3 mil 75 mujeres blancas de 65 años o mayores, descubriendo la asociacion entre el cáncer de pecho y una variación del gen conocido como el factor de transformación del crecimiento beta-1 (TGF-beta-1). Los genes de la familia TGFųbeta favorecen la división de células y el crecimiento de los tejidos, lo que puede contribuir al proceso de curación de heridas. Las alteraciones en los genes pueden involucrar la producción de tumores, según los científicos, con lo que prestar mayor atención a las potenciales alteraciones genéticas podría prevenir la formación de tumores, particularmente en el cáncer de mama. Tras aislar el alelo "T" del gen TGF-beta-1 e identificar la alteración genética, los investigadores determinaron que las mujeres que tenían el alelo "T" en su genotipo, en lugar del alelo "C" tenían 2,5 a tres veces más posibilidades de desarrollar cáncer de mama. (Con información de Afp)
Densidad osea y el cáncer de pecho La densidad osea sería un indicador del riesgo de cáncer de mama, según un estudio en el que se plantea que mujeres de edad avanzada con alta densidad ósea mostraban una probabilidad dos veces mayor de desarrollar tumores. El estudio publicado en el Journal of the National Cancer Institute, de EU, analizó las historias clínicas de 8 mil 905 mujeres mayores de 65 años que no padecían cáncer de mama. Al cabo de seis años, las que demostraban la mayor densidad de tres tipos de minerales óseos tenían una mayor probabilidad de desarrollar cáncer de mama. Según los investigadores, la densidad ósea no es una causa de cáncer de mama sino una medida indirecta de los niveles de hormonas como estrógeno y testosterona, vinculados tanto con la densidad ósea como con el cáncer de mama. En el estudio, los investigadores midieron la densidad ósea de la muñeca, el antebrazo y el talón de las mujeres. Siguieron su evaluación durante más de seis años. En ese periodo, 315 de las 8 mil 905 desarrollaron cáncer de mama. (Con información de Ap) |