LUNES Ť 25 Ť JUNIO Ť 2001
TEATRO
Raul Díaz
La escalera
SI MI MEMORIA no está totalmente errada, se presentó e hizo famosa como película con la participación, creo, nada menos que de Rex Harrison y Richard Burton: me parece que en su versión teatral se escenificó ya aquí hace algunos años; sin embargo, más allá de precisiones históricas, lo que importa es que La Escalera, obra original de Charles Dyer, está ahora en cartelera y lleva como protagonista a dos muy buenos y muy conocidos actores: Héctor Bonilla y Damián Alcázar. En el pequeñisimo papel del licenciado Limantour participa Fernando Alvarez, quien cumple su parte con atingencia.
OBRA QUE YA no resulta novedosa en su temática por cuanto trata de la problemática gay, que ya no es un secreto para nadie que existe, La escalera, sin embargo, sigue manteniendo, desafortunadamente, toda su vigencia y, si no novedosa, sí es absolutamente pertinente en estos momentos en que las buenas conciencias se lanzan -desde secretarías de Estado, inclusive- en santa cruzada contra todo lo que no se alinea perfectamente con ellas. Estas buenas conciencias, por supuesto, se niegan a admitir que exista algo diferente a lo que ellas creen o piensan.
DE AQUI LA importancia que tiene que una obra como La Escalera esté en nuestros escenarios, ya que lo que nos ofrece es la presencia de dos seres humanos que, como otros cualquiera, aman, sufren, gozan, pelean, sueñan, mantienen ilusiones, han perdido esperanzas, trabajan para ganarse el sustento y, claro, también como cualquiera, están afectados por el embate neoliberal que cada día constriñe más a los que menos tienen.
COMO PUEDE VERSE, es una obra realista que no inventa nada y se limita a poner en escena situaciones que perfectamente podrían ser suyas o mías.
LO UNICO QUE diferencia a esta pareja de las otras "normales" es que se trata de una pareja homosexual integrada por dos hombres, lo que los coloca en una situación de mucha mayor vulnerabilidad, dada la cultura discriminatoria en la que somos formados en esta sociedad sexista. De esta suerte. Enrique Lozada (Damián Alcázar) y Armando D'León (Héctor Bonilla), no sólo padecen la marginación y ataque de los poderosos, sino también del resto de los "normales", que no pueden entender que una preferencia sexual determinada no hace mejor o peor a un ser humano.
OBRA QUE ES grito de protesta contra lo establecido y que reclama el derecho de los gays a ser tratados como cualquiera otra persona. La escalera es también un canto de amor, un fresco de la vida conyugal con todas las grandezas y miserias que ésta posee, y que conoce todo aquel que en algún periodo de su vida haya establecido una relación de este tipo.
PIEZA DE DENUNCIA que, sin embargo, no cae en lo melodramático, sino más bien se inclina a la comedia, La escalera no resuelve nada porque no pretende resolver nada, se limita a mostrar algo que allí está y que, mientras no tengamos un cambio social profundo, cada uno habrá de solucionarlo de manera individual o cuando mucho con su pareja y de la mejor forma que pueda.
CON UNA ACTUACION extraordinaria, en la que cada gesto, cada momento, cada intención es manejada con precisión matemática, Damián Alcázar se muestra como el gran actor que es, consiguiendo el adecuadísimo contrapunto de Héctor Bonilla, responsable también de la dirección y adaptación, esta última estupendamente lograda.
LA ESCALERA, OBRA que contribuye al debate sobre el derecho a la diversidad se presenta los viernes a las 20:30, sábado a las 18:00 y 20:30 y domingo a las 18:00 horas, en el Teatro Lídice de la unidad habitacional Independencia, en Periferico sur.