LUNES Ť 25 Ť JUNIO Ť 2001
MEXICO S.A.
Ť Carlos Fernández-Vega
FELICIDADES, PORQUE MEXICO es un país en constante crecimiento: crece la pobreza, crece la concentración de la riqueza.
DE ACUERDO CON información del Banco Mundial, 58 de cada 100 mexicanos "viven" en la pobreza o en la pobreza extrema. Según la revista especializada Forbes, 13 de cada 100 millones de mexicanos viven en la riqueza extrema.
ASI, NADIE PUEDE manifestarse insatisfecho con los resultados, dado que ambos indicadores de bienestar muestran un generoso crecimiento, circunstancia que demuestra, fehacientemente, que el equilibrio alcanzado en esta heroica nación es uno de los principales logros en dos décadas de neoliberalismo fundamentalista.
EL BANCO MUNDIAL reveló (La Jornada, David Brooks y Jim Cason) que 58 por ciento de los mexicanos se encuentra en la pobreza y que 82 de cada 100 habitantes que "viven" en el medio rural (alrededor de 25 millones) están en esa condición. La estimación del organismo supera con creces (45 por ciento más) el cálculo del gobierno mexicano en este renglón, que ubica en esta situación a 40 de cada 100 pobladores.
OLIVIER LAFOURCADE, DIRECTOR regional para México del Banco Mundial ofreció su versión de los hechos registrados en el país: "la pobreza fue reducida en alrededor de un punto porcentual cada año entre 1984 y 1994, es decir, una disminución total de 10 puntos durante el periodo; como consecuencia de la crisis de 1994-1995, en sólo seis meses se canceló totalmente este logro; es muy difícil reducir la pobreza pero muy fácil perder lo logrado".
DICHA AFIRMACION PARECE entresacada de un cuento de hadas, toda vez que la administración de Miguel de la Madrid se caracterizó, entre otras cosas bonitas, por la caída real del producto interno bruto, y en el salinato el mismo Programa Nacional de Solidaridad (Pronasol, la joya propagandística y clientelar de la corona sexenal) reconocía -en 1993- que 42 millones de mexicanos se encontraban en la pobreza y la miseria, entre ellos 10 millones de indígenas, permanentemente explotados e históricamente desnutridos. Por lo que toca al gobierno zedillista, la "neta" es que nunca tuvo "cash" para el "bienestar para la familia".
Y RECORDANDO TIEMPOS gratos, ocho años atrás el Pronasol advertía que "de no llevarse a cabo una política deliberada de redistribución del ingreso en el país, 10 por ciento de los hogares más pobres ("los más pobres dentro de los pobres") tendría que esperar 64 años para satisfacer sus necesidades esenciales, en caso de que México registrara una tasa sostenida de crecimiento de la economía de 3 por ciento anual; el siguiente 10 por ciento de los hogares tardaría 33 años; el siguiente 10 por ciento de los hogares pobres esperaría 21 años y el siguiente 10 por ciento una década".
LA INSTITUCION PLANTEABA "tres hipótesis" sobre el particular: para concretar la primera (que suponía que para el año 2007 se mantendría una distribución del ingreso entre los hogares mexicanos idéntica a la registrada en 1985), entre 1986 y 2007 el PIB tendría que crecer a una tasa sostenida de 7.4 por ciento anual en términos reales; para alcanzar la segunda (en 2007 se lograría una distribución del ingreso similar a la registrada en el Reino Unido en 1967), el PIB tendría que avanzar 4 por ciento cada año en igual periodo, y para llevar a la práctica la tercera (una distribución del ingreso parecida a la prevaleciente en Checoslovaquia o Hungría antes de la caída de la URSS), el PIB debería crecer a un ritmo anual sostenido de 2 por ciento, en el mismo lapso.
PERO NINGUNA DE las "tres hipótesis" se concretó, dado que en el sexenio de Miguel de la Madrid el PIB cayó de manera devastadora, en el de Carlos Salinas sólo avanzó, en promedio, 2.9 por ciento, en el de Ernesto Zedillo creció 4.5 por ciento y en el de Vicente Fox 1.9 por ciento (primer trimestre, primera llamada), independientemente de que la Unión Soviética desapareció y Checoslovaquia ya no existe.
PERO VOLVIENDO AL Banco Mundial, Olivier Lafourcade afirmó que "nuestro enfoque (para México) ha sido sobre la reducción de la pobreza, y así permanece". Muestra fehaciente de ello es que el organismo financiero que representa autorizó un nuevo crédito por 505 millones de dólares para "la restructuración del sector bancario" que opera en el país, 80 por ciento del cual es propiedad de extranjeros. En 2001, más de la mitad de los empréstitos aprobados por la institución se destinarán al ajuste estructural y a la reforma del sector bancario.
Y SI DE combate a la pobreza se trata, los logros del neoliberalismo mexicano son sorprendentes: 13 mexicanos concentran poco más de 34 mil millones de dólares, es decir, 6 por ciento del producto interno bruto en sus respectivas chequeras personales, sin considerar otro tipo de activos, de acuerdo con información de la revista especializada Forbes.
POR SI ALGUIEN tuviera dudas o no contara con información actualizada, es pertinente señalar que Carlos Slim Helú se mantiene como el empresario más rico de México y de Latinoamérica, con una modesta fortuna de 10 mil 800 millones de dólares, monto 36.7 por ciento superior al reportado en 2000 (7 mil 900 millones), y 192 por ciento mayor a los 3 mil 700 millones de 1995, año de la debacle económico-financiera del país.
EMILIO AZCARRAGA JEAN, accionista mayoritario del Grupo Televisa, ocupó la segunda posición, con 3 mil millones de dólares, monto 100 por ciento superior al de un año antes, pero todavía reducido, si se compara con los 5 mil 400 millones de dólares que se le adjudicaban a su padre en 1994.
CASI TODOS LOS que aparecen relacionados en la lista Forbes 2001, y que estuvieron en la de 1995, incrementaron sus fortunas: Lorenzo Zambrano, cabeza de Cemex, pasó de mil 400 millones de dólares en 1995, a 2 mil 900 millones en 2001, con lo que su chequera engordó un modestó 107 por ciento; Alberto Bailleres ("Mister B", un empresario "totalmente Palacio"), de mil 500 a mil 900 millones, con un avance de 26.6 por ciento; María Aramburuzavala (estafeta de la fortuna de su padre, Pablo Aramburuzavala Ocaranza) y Jerónimo Arango (ex del Grupo Cifra), de mil a mil 800 millones, con un crecimiento de 80 por ciento en ambos casos.
PERO TAMBIEN SE registraron casos a la inversa: el junior Carlos Peralta, hijo de Alejo Peralta (fundador de IUSA, dueño del equipo de beisbol Tigres del México, amigo íntimo del "matancero" Díaz Ordaz y represor del Instituto Politécnico Nacional, entre otras maravillas), decreció la fortuna familiar de 2 mil 300 millones de dólares, en 1995, a mil 500 millones, un descenso de 35 por ciento, a pesar de sus negocios con Raúl Salinas de Gortari, y la familia Larrea (Nuevo Grupo México), cuya chequera personal pasó de mil 700 a mil 200 millones, es decir, una baja de 29.4 por ciento.
LOS QUE SE reincorporaron a la lista en su edición 2001, luego de que en 1995 Forbes los consideró "non gratos" por tener fortunas personales inferiores a mil millones de dólares, fueron Ricardo Salinas Pliego (Tv Azteca), 3 mil millones; Eugenio Garza Lagüera (ex cabeza de Bancomer, FEMSA), 2 mil 500 millones, y Roberto Hernández y Alfredo Harp (Banamex-Accival, todavía), mil 300 millones cada uno.
Las rebanadas del pastel
POR CIERTO, ROBERTO Hernández, Alfredo Harp y su grupo de inversionistas en Banamex deben estar tranquilos: sus fortunas personales crecerán aún más, ya que la venta de acciones que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores no pagan impuestos, porque "el gobierno no puede asumir la responsabilidad de reintegrar a las empresas las pérdidas que registren en ese mercado". Atentamente: Secretaría de Hacienda.