BALCANES: TERCER ROUND
El
primer round en la estrategia balcánica empezó con el apoyo
internacional al despedazamiento de Yugoslavia mediante la separación
de Eslovenia y de Croacia, con las consiguientes "limpiezas étnicas"
de serbios en Croacia y de croatas en Serbia, y con las atrocidades de
la guerra en Bosnia-Herzegovina, donde serbios extremistas mataban croatas
y "musulmanes", éstos a serbios y croatas y los ustachas croatas
a todos los que se ponían a tiro.
Esa primera vuelta se cerró con un acuerdo con
Slobodan Milosevic, el líder serbio de la República yugoslava
que, para mantener su popularidad y su poder, se alió con los ultranacionalistas
serbios más reaccionarios.
El segundo round fue la guerra en la región serbia
de Kosovo, poblada por una mayoría de origen albanés y a
la cual Milosevic le había quitado su autonomía, motivo de
su rebelión. En apoyo a los independentistas partidarios de la Gran
Albania se alineó entonces el débil régimen de Tirana,
muy vinculado con el narcotráfico y la venta de armas en Europa
y, por supuesto, Estados Unidos (el director de la CIA, Tenet, es de origen
albanés) y los aliados de Washington e incluso, en segunda fila,
los que entraron en la acción de la OTAN contra Yugoslavia en Kosovo
para no perder posiciones en la región (como Francia o Rusia).
Las fuerzas de la OTAN, que obligaron al ejército
serbio a retirarse de Kosovo, apoyaron durante la guerra a los independentistas
proalbaneses de esa región y los convirtieron después en
policías, de modo que son cómplices de las "limpiezas étnicas"
de serbios, gitanos, búlgaros y turcos que aquéllos realizaron,
así como fueron cómplices del aliento al separatismo de las
minorías albanófonas en Serbia, Macedonia y en todos los
Balcanes.
Esa segunda vuelta del combate en los Balcanes terminó
con la derrota de Milosevic (y de sus aliados indirectos, Rusia, Francia,
Grecia), con la instauración de un protectorado de la OTAN (o sea,
de EU) en Kosovo, con una nueva ruptura virtual de la Federación
Yugoslavia (alentando el separatismo de Montenegro que junto con Serbia
constituye Yugoslavia) y con la posible entrega de Milosevic y de varios
dirigentes nacionalistas serbios al Tribunal Penal Internacional de La
Haya, que juzga los crímenes de guerra de los que molestan o molestaron
a Estados Unidos.
Ahora, el tercer round comienza con la posible "operación
quirúrgica" (léase ataque militar de la OTAN durante algunos
días) en Macedonia, donde el ejército de esa República
está atacando a los terroristas y separatistas --macedonios de origen
albanés o kosovares y ciudadanos albaneses-- que quieren ocupar
la zona macedonia más cercana a Kosovo.
En este conflicto, como en Bosnia y Kosovo, los intereses
del narcotráfico (que transporta por los Balcanes la heroína
procedente de Turquía), los del banditismo albanés (interesado
en la venta de armas, el saqueo y la trata de blancas) y los de diversos
grupos nacionalistas albaneses extremistas se mezclan con los intereses
geopolíticos de Washington, que desea hacer pie en esta zona conflictiva
del sur de Europa y crearle problemas a los países europeos para
que no aprovechen las dificultades económicas estadunidenses, desarrollen
su competencia con Washington y avancen hacia su unidad política.
La OTAN, ese brazo armado de Estados Unidos en Europa,
se prepara por consiguiente para atacar. Eso sí, en nombre de la
paz y de la injerencia humanitaria.
Esto plantea varias preguntas: ¿para cuándo
el cuarto round?, ¿cómo separar esto del escudo estelar propuesto
por Bush, que provocará una carrera armamentista y está dirigido
contra Rusia y China?, ¿cómo separar todo esto del abandono
que Estados Unidos ha mostrado del tratado con Rusia sobre la limitación
de los cohetes nucleares? Y, por último, ¿cómo separarlo
de las diferencias de la Unión Europea sobre los transgénicos
y las subvenciones estadunidenses a las exportaciones y de la presión
militar sobre China, evidente en el caso de Taiwán y los aviones
espías?
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