SABADO Ť 23 Ť JUNIO Ť 2001

Ť Se consideró su trayectoria en el balompié mexicano: FMF

Burillo, nuevo comisionado de selecciones

El empresario Alejandro Burillo Azcárraga fue designado presidente de la Comisión de Selecciones Nacionales, en sustitución del paraguayo Hugo Enrique Kiese, al tomarse "en consideración su gran trayectoria en el futbol mexicano, tanto a nivel nacional como internacional".

En escueto comunicado emitido ayer por la FMF, se informó que el Consejo Nacional determinó destituir del cargo a Kiese, hombre cercano al Güero Burillo, y quien acompañó al Tricolor en esta racha negra donde no se logró clasificar a los Juegos Olímpicos de Sydney 2000, ni a los mundiales de selecciones menores.

El movimiento se dio al día siguiente del nombramiento de Javier Aguirre como técnico de la selección, tras la renuncia de Enrique Meza, luego de dos derrotas al hilo en las que se puso en riesgo la clasificación al Mundial 2002 de Corea y Japón.

Burillo fue el principal promotor para la realización en México de la Copa Confederaciones 1999.

Es propietario de los derechos de trasmisión de los partidos de la selección y patrocinador de la misma a través de su empresa de telefonía celular Pegaso, que luce como cartel andante al portero Jorge Campos con sus trajes y cabellera color naranja.

Quizá tal curriculum le valió ser designado asesor de Medios de Comercialización de Joseph Blatter, presidente de FIFA, cargo que estrenó el pasado 14 de mayo.

Tras su renuncia a la vicepresidencia de Televisa y la venta de sus acciones del consorcio, adquirió el canal TeleMundo, de Estados Unidos.

Grupo Pegaso es dueño de los equipos del máximo circuito Irapuato y Atlante, así como de los de Primera A con franquicias en Zitácuaro, Veracruz, Acapulco y Oaxaca.

Además, la empresa se encarga de pactar los partidos amistosos del Tri, donde el Vasco Aguirre advirtió que como timonel participará en la calendarización del equipo.

Nadie duda de su ascendiente sobre los jugadores. Baste recordar la Copa América Paraguay 99, cuando tras los casos de supuesto dopaje de Claudio Suárez y Paulo César Chávez, los futbolistas se negaban a jugar, al considerar que los directivos no los habían defendido con la energía que ameritaba el caso.

Hasta allá viajó Burillo; le bastó encerrarse a hablar con los futbolistas y de inmediato los líderes Alberto García Aspe y compañía claudicaron en su lucha y continuaron dócilmente en el certamen.