REPORTAJE
Televisión y amigos, fuentes de conocimiento
Mitos y miedos rodean aún la educación sexual
MARIA RIVERA
Ignorancia e inocencia no son sinónimos, aunque la mayoría de los mexicanos parece opinar lo contrario. Tres cuartas partes de los padres de familia del país no ofrecen información sexual a sus hijos, en aras de preservar su "pureza". Y cuando se ven acorralados por las preguntas infantiles, ríen, se quedan pasmados o se asustan, pero no sueltan prenda. Prefieren pasar la estafeta a otros para que aclaren que los niños no vienen de París ni los trae la cigüeña.
Según especialistas, la televisión y los amigos son las principales "fuentes de conocimiento" sobre la materia que tienen los niños, en tanto que padres, escuela, médicos, enfermeras y sacerdotes cumplen un papel secundario.
Los educadores sexuales lamentan que las respuestas lleguen tarde y deformadas, cuando lo que se requiere es información clara y adecuada desde temprana edad, para lograr más adelante un ejercicio responsable de la sexualidad. Argumentan que está comprobado que es el medio más efectivo de prevenir abusos, embarazos prematuros y enfermedades sexualmente transmisibles, además de retrasar la edad de iniciación porque vuelve a los adolescentes más conscientes de sus acciones.
El documento La salud sexual y reproductiva de los y las adolescentes, de la Secretaría de Salud, señala que según sus estadios, los jóvenes reconocen su falta de información acerca de la reproducción y la sexualidad. Y las estadísticas les dan la razón.
Datos de la misma dependencia indican que si bien los programas establecidos han logrado influir en el comportamiento sexual de este sector, en 1999 se registraron 372 mil nacimientos en madres adolescentes, cifra que el organismo no gubernamental Afluentes considera llega anualmente a 450 mil casos en menores de 20 años.
Pero no todas las concepciones llegan a su término, ya que entre 10 y 15 por ciento de los abortos que se practican en el país corresponden a ese grupo social. Otra faceta del problema lo constituye el contagio de sida: 70 por ciento de los infectados adquirió el virus entre los 15 y los 24 años de edad.
La sexoterapeuta Rinna Riesenfeld explica que si bien la información sexual se transmite a los niños desde su nacimiento, mediante actitudes, lo que no existen son respuestas claras y precisas. "Cuando un bebé está en su cuna y se toca el pie, todos le aplauden; cuando hace lo mismo con sus genitales, todos callan. La mayor parte de la formación que obtenemos en este terreno es a través de gestos, silencios y mensajes corporales".
Mensajes por otros medios
Por su parte la educadora sexual Vicenta Hernández Haddad sostiene que los menores saben más de lo que sus padres creen, porque han recibido mensajes por otros medios -observación, pláticas, telenovelas, caricaturas, revistas o Internet. Ofrece dos ejemplos: si a un grupo de bebés de tres años se le pide formar filas de niños y niñas, se separan. ¿Cómo saben la diferencia? "Porque las han visto", concluye. Y ofrece otro caso. Hace nueve años mostraba a estudiantes de sexto de primaria la caricatura de una pareja tapada haciendo el amor. Al terminar la clase la única pregunta que hacían era por qué la mujer estaba en la posición de arriba... lo que escondían las sábanas ya no era un misterio. Pues bien, continúa la terapeuta, ahora esa interrogante la plantean los estudiantes de primer año.
En resumen, los especialistas coinciden en que el conocimiento llega, pero no por los canales adecuados ni de la mejor manera, y esto se debe a que los adultos evaden el tema porque los confronta con su propia sexualidad.
La mayor parte de la gente no tiene herramientas -reconoce Riesenfeld-, pero es natural porque venimos de una cultura que rodea a la sexualidad de mitos y miedos. "¿Cómo van a hablar a sus hijos de algo que a ellos no les explicaron, y lo poco que percibieron fue que era un tema vergonzoso o terrible? Los padres reproducen lo que recibieron en su infancia."
El presidente de la Federación Mexicana de Educación Sexual, David Barrios, sostiene que el fenómeno de separar reproducción y placer es algo nuevo en esta sociedad. "Anteriormente para muchos tener relaciones sexuales era el paso previo al embarazo; apenas ahora se está comenzando a hablar de asuntos como el deseo, la excitación o el orgasmo. Digamos que hasta ahora se empieza a considerar a la sexualidad como una fuente de salud general, cosa que antes no sucedía."
Lilia Silvia Hernández, del programa Escuela para padres, del Canal Once de televisión, comenta que el tema que más pide su audiencia es cómo sortear el vendaval de preguntas sobre sexualidad que hacen los niños. "La principal preocupación de los padres es qué les respondo, cómo se los digo, qué palabras hay que utilizar. Cada día recibimos más llamadas de toda la República, en las cuales comentan que no quieren que a sus hijos les suceda lo que a ellos, que obtuvieron información equivocada y cargaron con ese lastre toda la vida". La conductora cuenta que en varias emisiones ha tenido que entrar en materia. "Primero hicimos un programa sobre cómo nacen los bebés -que es la primera duda de los pequeños-, después fue el cómo se hacen, y a continuación cómo llegó la semillita ahí..."
Los especialistas sugieren a los padres no paralizarse ante las preguntas, y ofrecer información clara y precisa. Los niños pequeños, por ejemplo, requieren información corta y directa, bastante concreta; en cambio los mayores demandan más explicaciones. Pero como en todo lo que se refiere al ser humano, no hay recetas. "Si una niña de cuatro años está preguntando por dónde se metió el espermatozoide, es que tiene capacidad para saber más", aclara Hernández Haddad.
Conforme los niños van teniendo información, agrega, harán más cuestionamientos, y lo que debe llamar la atención es cuando no hacen preguntas, porque implicaría que están recibiendo información por otra vía o están percibiendo que en casa no se habla del tema.
Hernández Haddad sostiene que aquellos que desde temprana edad reciben las palabras adecuadas, vivirán más tarde su sexualidad con naturalidad. También recomienda evitar prejuicios. "En lugar de decirle a la niña: tú no tienes pene, pero tienes vulva, donde subyace el mensaje 'de perdida te tocó eso', se le debe comentar: los niños tienen esto y las niñas tienen lo otro porque...". Desde chicos deberán aprender que no hay carencias, sino diferencias.
Y cuando llega la pregunta del millón, donde el adulto se siente rebasado, en lugar de transmitir información equivocada, tendrá que aceptar su ignorancia. "Es mejor que el padre le diga al niño esto no lo sé, vamos a investigarlo juntos en algún libro, o consultémoslo con otra persona, pero no hay que dejar las preguntas en el aire. Y si se prometió buscar la respuesta, hay que cumplir, para que siga abierto el canal de comunicación".
En lo que todos coinciden es que si la información no llega por una vía responsable, se buscará por otro medio.
Respecto a quién debería ofrecer el conocimiento, los educadores sexuales convienen que, en primera instancia, es tarea paterna. Existe una parte escolar, acepta Rinna Riesenfeld, pero la educación que ahí se imparte sólo se refiere a la genitalidad y a la reproducción, y la sexualidad no se circunscribe a eso, es un tema que implica emociones y sentimientos, de ahí que le corresponda a la familia ofrecer esos elementos". La terapeuta menciona que otro de los grandes problemas es que los profesores son lanzados al ruedo sin mayores elementos, desarmados. "Les ordenan que ofrezcan información, pero no les dicen cómo, olvidando que son personas que comparten con el resto de la sociedad una formación inadecuada en la materia."
Recientemente, el tema del abuso sexual se ha destapado en los medios de comunicación. Es una realidad que había permanecido oculta, pero que está emergiendo, comenta Lilia Silvia Hernández. Explica que a su programa llega constantemente esa clase de casos, niñas de 12 años que ya son madres porque no conocían las consecuencias de lo que estaban haciendo. "Las cosas están avanzando, pero en nuestro país la sexualidad sigue siendo un tabú y no falta gente que llame al programa para decirnos que a esa hora -Escuela para padres se transmite a mediodía- no deben tratarse esos temas."
La sicoanalista Silvia Covián, conductora del programa Taller de sexualidad, que también se transmite en Canal Once, advierte que la gente está sedienta de conocimiento sobre sexualidad, y que según estadísticas que manejan en la estación, únicamente entre 23 y 25 por ciento de los padres mexicanos hablan con sus hijos sobre la materia.
La conclusión es que si bien existen sectores de la sociedad mexicana deseosos de saber, son mayoría los reacios a romper paradigmas. Se privilegia la "protección de la inocencia" sobre las consecuencias. La sexualidad es el único asunto donde queda bien ser ignorante.
Para aquellos padres dispuestos a decir la verdad, antes
que los niños la obtengan por su cuenta, hay opciones. Vicenta Hernández
Haddad tiene un programa de talleres para padres y maestros, así
como para niños de preescolar, primaria, y adolescentes. Teléfono:
55 44 81 55. Rinna Riesenfeld ofrece talleres para padres y maestros en
El Armario Abierto: 52 86 08 95. Escuela para padres del Canal Once:
57294341 y 57 29 43 72. La Sociedad Mexicana de Sexología Humanista
Integral, AC (Someshi): 56 89 20 64. El Instituto Mexicano de Sexología,
AC (Imesex): 55 64 28 50 y 55 74 90 70. La Asociación Mexicana para
la Salud Sexual: 55 73 34 60.
ŤNo paralizarse y usar términos correctos. Utilizar las palabras de manera natural ayuda a que el tema sea menos confuso, misterioso y difícil de discutir.
ŤNo reírse. Los niños necesitan saber que vale la pena escuchar ideas y preocupaciones sobre sexualidad.
ŤSer sincero. Reconocer cuando no se conozca la respuesta, decirlo y dar opciones.
ŤAcudir a una tercera persona. Si el tema produce mucha confusión en el padre, está la opción de libros y videos, o pedirle a un especialista que hable con el niño.
ŤContestar de manera inmediata, sencilla y concreta. Evitar las conferencias; lo mejor son los diálogos informales y espontáneos.
ŤNo mentir ni contestar con evasivas, cambiar de tema o fingir no escuchar. Esas reacciones generan resentimiento y confusión en los niños.
ŤBuscar el momento propicio para abordar el tema. Lo ideal es esperar que el menor haga las preguntas, pero si no se interesa por el tema hasta los siete años de edad, probablemente los padres estén transmitiendo el mensaje de que el tema es vergonzoso o prohibido.
ŤNo traicionar las confidencias. Si se comentan sus preguntas en tono de burla, pasará mucho tiempo antes que vuelva a confiar.
ŤEvitar los enojos, aunque el padre considere que el niño está utilizando un lenguaje ofensivo.
ŤAcompañar la información con elementos que refuercen valores como el amor, la intimidad y la comprensión.
FUENTE: INVESTIGACION DE ESCUELA PARA PADRES, DE LA BARRA DIALOGOS EN CONFIANZA, DEL CANAL ONCE