VIERNES Ť 22 Ť JUNIO Ť 2001

Ť No me falta nada; tengo unos centavitos para mis frijolitos, dice

Kid Azteca, feliz, cumplió 88 años de vida

Ť Hace dos semanas conoció el Metro: "pensé que estaba en otro planeta"

CARLOS HERNANDEZ

"Nací en el barrio de Tepito de México Distrito Federal el día 21 de junio de 1913, de padres mexicanos de nombre Carlos Villanueva y Luisa Páramo de Villanueva, siendo la condición de la numerosa familia Villanueva humilde y modesta", empieza la autobiografía del mejor conocido como Kid Azteca.

Ayer, el ex pugilista celebró 88 años de edad. Por azares del destino, los cumplió en ciudad Azteca, en la casa de su amigo Carlos Montes, quien es su única compañía, ya que de "la numerosa familia Villanueva", de 15 hijos el único sobreviviente es Luis.

"Ya no tiene a nadie. Cuenta con sobrinos en varias partes del país, pero lo visitan de vez en cuando", expresa el también ex peleador Montes.

Luis Villanueva Páramo, considerado la leyenda viviente del boxeo mexicano, apenas sonrió cuando se le informó que era su cumpleaños. "Siquiera tú me lo estás recordando", le dijo a Montes, quien le preparó una comida entre los más cercanos.

El legendario Kid Azteca vive la mayor parte del tiempo en una vecindad cercana a Garibaldi, en la que casi todos sus habitantes son mariachis que tocan en la plaza.
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Ese pequeño departamento es prácticamente lo único que le queda al ex campeón nacional welter, quien duró casi 17 años como campeón, y en su autobiografía escrita en 1962 se le consideró como el peleador que más había durado de todos los tiempos, con un carrera de 30 años.

"Tiene siete años sobre el propio Archie Moore, El Eterno. Algunos duraron más, pero con prolongados intervalos de descanso. Luis Villanueva no dejó de subir al ring ningún año, desde 1929 hasta 1958", puntualiza su libro autobiográfico.

Dice el actual Kid Azteca al recordar su paso por el cuadrilátero: "Fuimos, pero ya no somos".

Y no se queja de su situación actual; al contrario, dice estar "muy contento, muy feliz" de lo que le dio el boxeo y la vida misma.

"No me falta nada, no me quejo de nada. Tengo unos centavitos para mis frijolitos", anota y menciona su gusto por los dulces, helados, pastel, café y cigarro. "Nunca le da el golpe, se queda con el humo en la boca y lo va sacando poco a poco, por eso se conserva bien de salud", cuenta Montes.

El Kid recibe una pensión mensual de unos 400 pesos por parte de la Comisión de Box Profesional del Distrito Federal.

Además, asiste a funciones de pugilismo, conferencias y eventos boxísticos en los que le dan unos 100 o 200 pesos y con eso la va pasando "sin lujos, pero sin que me sobre nada"; eso sí, siempre de elegante traje.

Precisamente hace 15 días, al asistir a una actividad de puglismo en la ENEP Zaragoza, fue cuando el Kid conoció por primera vez el Metro.

"Lo que es llegar al siglo XXI", exclamó sorprendido. "En mis años mozos, cuando empecé en el boxeo, qué se iban a ver todas estas cosas, tanta gente por todos lados, tantas escaleras que suben y bajan, los pasillos llenos de mármol. Me imaginé como que andaba en otro planeta", recuerda todavía con entusiasmo.

Señala el libro 30 años en el Ring, editado en 1963: "De existencia feliz y afortunada, un individuo que se sabía cuidar solo, el Kid tuvo una numerosa cadena de manejadores.

"Ardiente jugador de dominó, ganó y perdió un par de fortunas en el juego, incluido un bar que instaló en la ciudad de México con el dinero que cobró como actor estelar de la película que se llamó El Gran Campeón, donde narró su vida.

"Azteca tiene algún dinero aún de las gruesas sumas que ganó en el boxeo, lo suficiente para vivir en paz y para jugar su amado dominó con sus amigos".

38 años después de esas líneas, un Kid "completamente feliz" festejó ayer su cumpleaños número 88.