VIERNES Ť 22 Ť JUNIO Ť 2001

TIEMPO DE BLUES

Raúl De La Rosa

Se fue el último

HookerraulMR. BOOM-BOOM MURIO. Sobrevivió a todos los que hoy consideramos como leyendas del blues, el último de los grandes: John Lee Hooker.

AHORA ENTIENDO POR QUE dicen que con el paso de los años la memoria es indispensable para poder vivir. Acudimos a ella para recordar a John Lee Hooker en su habitación del hotel El Diplomático en el mes de octubre de 1978, cuando vino a esta ciudad para participar en el primer Festival de Blues que se llevó a cabo en la Sala Nezahualcóyotl. Se encontraba el boogie man muerto de frío y con un calentador que una amiga le había traído de su casa, enfundado en su chamarra viendo la Serie Mundial de beisbol; al preguntarle si se le ofrecía algo nos pidió: "A fried chicken". Vimos con azoro cómo se lo comió todito y comentó que: "No comía uno tan sabroso,desde el tiempo en que allá en Mississippi su madre se lo preparaba".

NUEVAMENTE LA MEMORIA me permite ver a John Lee acompañado de su banda, la Coast to Coast Blues Band en la Neza (el blues le había quitado la solemnidad a la sala). Hooker taconeando la duela con el pie, gimiendo el boogie, Billie Branch de la banda de Willie Dixon aventándose un palomazo en la armónica, la euforia. Ahí estaban los grandes, los papacitos del rock and roll y familia que lo acompaña, todos de pie, el cuero enchinado y la alegría que se nos escurría por todo el cuerpo, la magia del blues se había dado.

ACUDO A LA memoria y no a la nostalgia; tomo los pedazos intensos que la música me ha dado y en éstos está el hombre que se convirtió en emblema de la negritud, el hombre que se supo interpretar a sí mismo durante larguísimos 83 años, el hombre que devoraba papas fritas en mi casa después del concierto y que no dejaba de reírse, el hombre que siempre estuvo acompañado y apañado por una mujer. John Lee Hooker se durmió, se vio a sí mismo soñándose. Y ya no despertó.

YA LO ESCRIBIMOS en esta columna hace unos meses, pero va otra vez. Una semana antes del viaje a Chicago para contratar a los músicos que habrían de participar en el primer Festival de Blues en México en marzo de 1978, y al saber que varios de los músicos que se deseaban traer habían muerto, Jim O'Neal, editor de la revista Living Blues, mencionó los nombres de otros bluseros y al llegar a John Lee Hooker se le preguntó: "ƑCrees que aceptará venir a México?", "no lo sé, mañana lo sabremos" contestó.

AL DIA SIGUIENTE Jim confirmó: "John Lee aceptó ir a Mexico". El elenco estaba completo: Willie Dixon, Jimmy Rogers, Big Walter Horton, Sunnyland Slim y John Lee Hooker. Difícil de creer, pero era cierto.

LO QUE SUCEDIO en ese primer Festival de Blues rebasó por mucho lo que se esperaba. Teatros llenos, público prendidísimo, la comunicación fue total. Hooker declararía en una entrevista: "Hoy he vuelto a nacer". Tenía razón, había una banda que lo conocía y que compraba sus discos, en la función del Teatro Ferrocarrilero muchos traían bajo el brazo las fundas de sus discos con la esperanza que se los autografiaran.

CON EL BOOGIE MAN (como también se le conocía) grabaron varias bandas inglesas de blues como Los Animales y los Yardbirds, con Clapton, Johnny Winter, Ry Cooder y los Stones y Canned Heat, quienes lo idolatraban. Estas grabaciones con músicos blancos, irónicamente lo dieron a conocer a otros públicos que no eran los del blues. Hooker no fue la excepción, Sonny Boy Williamson, Howling Wolf, Muddy Waters hicieron lo mismo. A principios de los años sesenta viajó a Europa con el First American Folk Blues Festival.

LA HISTORIA DE este bluesman es extensa e intensa, creador de un estilo inigualable e irrepetible, tartamudo al hablar (no es pleonasmo), ya que al cantar no se le notaba este defecto e incluso se mencionaba que esto le dio ese estilo al cantar. Su voz ultra primitiva, como algun crítico la calificó, tenía un timbre excepcional e inconfundible.

JOHN LEE HOOKER murió, quizá como muchos desearían morir, dormido plácidamente en su cama. Viéndose por dentro, ya no despertó. Seguramente miles de los que asistieron a esos conciertos en la Sala Nezahualcóyotl y en el Teatro Ferrocarrilero no lo olvidarán. Que viva John Lee Hooker.