Ť La semana entrante Bufete cambiará de manos, pero no se acaba, afirma
Sin constructoras fuertes, habrá invasión de empresas extranjeras: Mendoza Fernández
Ť En el Programa Carretero hubo falta de experiencia en gobierno y empresarios, en el cálculo de los aforos y una incorrecta planeación; fue un gasto excesivo para un sexenio
VICTOR CARDOSO
Retirado por ''dignidad'' como empresario de la construcción a partir del próximo 27 de junio, ''porque después de ser presidente de una empresa no se puede ser empleado'', el todavía presidente de la firma Bufete Industrial, José Mendoza Fernández advierte: es necesario que el país tenga empresas constructoras fuertes y desarrolladas, porque de lo contrario ''habrá una invasión de empresas extranjeras''.
Impulsor de los proyectos llave en mano que de alguna manera han permitido a algunas empresas mantenerse a flote en medio de la crisis que acarrea la industria de la construcción desde 1995, señala que ese sector ''no necesita apoyos directos (para recuperarse), sino que el país se desarrolle y crezca en infraestructura básica, porque en el momento en que el país se desarrolle de una manera más activa y rápida, automáticamente el sector constructor comenzará también a levantarse''.
La empresa de Mendoza Fernández, Bufete Industrial, una de las cuatro consideradas como ''gigantescas'' en México, ya fue víctima de la crisis y la apertura del mercado nacional a la participación de empresas extranjeras, en particular coreanas, a las que se asignaron los contratos de reconfiguración de las cuatro principales refinerías de Petróleos Mexicanos (Pemex).
La semana entrante, Grupo Serbo, del empresario Sergio Bolaños, tomará el control de Bufete Industrial en una operación en la que asumirá los pasivos del grupo constructor por cerca de 500 millones de dólares y sólo liquidará a Mendoza Fernández un pago ''simbólico'' de mil pesos.
Aunque lo más importante, aclara, es que ''Bufete no se acaba'' y a él se le libera de cualquier responsabilidad que pudiera tener ante los acreedores de la constructora.
Paraíso derrumbado en un año
A Mendoza Fernández, después de pasar por la gloria de encabezar a una de las principales empresas del país, se le derrumbó su paraíso en menos de un año. Todavía en febrero de 2000 se transmitía confianza a los inversionistas y se les informaba que la reestructuración financiera iba en marcha. Pero en mayo de ese año Bufete Industrial Construcciones ?la principal filial del grupo? se declaró en suspensión de pagos, con lo que comenzó la debacle.
Para complicar las cosas, no se lograron concretar tres negociaciones ?con otros tantos candidatos? para conseguir un socio inversionista que inyectara recursos frescos para atender los compromisos financieros. ''Aunque no por razones atribuibles a la actual administración de Bufete'', aclara.
Primero, relata Mendoza Fernández en entrevista con La Jornada, ''fue una negociación con inversionistas saudiárabes, que con los contratos firmados, a última hora, cuando debieron haber hecho su primera inversión de capital, fallaron y no pusieron sobre la mesa su dinero. En ese momento se tuvo que romper y hasta los podríamos haber demandado, pero una demanda y un juicio con los árabes nunca los hubiéramos ganado, esa fue la opinión.
''Después hubo intentos con ICONSA, pero esa empresa nunca se pudo poner de acuerdo con los bancos en cuanto a los términos y condiciones en que participarían esas instituciones y los tenedores de bonos, eso fue lo que hizo que fracasara el intento''.
Luego hubo negociaciones con el grupo Enron Enginering and Construction Company, el mayor corporativo del mundo en construcción y operación de infraestructura para la generación de energía eléctrica; también al final falló en el financiamiento a pesar de que su participación era mínima comparada con la cantidad de recursos necesarios para reactivar a la empresa.
Finalmente, apareció el Grupo Serbo con el interés de adquirir a Bufete para utilizarla en el proyecto personal de su presidente, Sergio Bolaños: la construcción del Complejo Petroquímico Altamira, el primero con recursos privados y que incluye la edificación de una nueva ciudad.
La herencia de un pionero
Pero eso ya no le corresponde a Mendoza Fernández quien, resignado, expresa: ''lo más importante es que no se acaba Bufete, cambia de manos su manejo, operación y administración. Yo ya estaré aparte de esta operación y confío en que quienes están tomando el mando lo hagan bien y conduzcan a la empresa a nuevos logros más importantes de los que se pudieron realizar en mi época''.
-¿Se va desilusionado?
-No. Creo que Bufete fue una gran realización. Fue el hacer posible en México un concepto multidisciplinario de ingeniería con capacidad real para proyectos llave en mano, que no existía. Fui el pionero y a través de Bufete se hizo una gran empresa a nivel internacional y ahora, como padre a hijo, lo que quiero es que el hijo sobreviva. Y no sólo que sobreviva, sino que crezca, se recupere y vuelva a ser no sólo lo mismo, sino una empresa más grande y completa de lo que fue conmigo. Así como creo que seguimos en una crisis, también creo que después de tantos años con tan poca inversión en el país, en el sector de infraestructura básica y energía, todo lo que se ha dejado de invertir se va a tener que reponer. Por eso creo que los próximos años van a ser de una gran actividad, potencialidad y recuperación para nuestra industria.
-¿Desaparecerán algunas empresas?, ¿surgirán otras?, ¿se depurará el mercado mexicano por la crisis en la industria de la construcción que impactó a Bufete y a otras más?
-El país necesita, como cualquier otro, empresas pequeñas, medianas y grandes. Los grandes proyectos no se pueden acometer más que con empresas grandes. Si no hubiera empresas grandes, este negocio tendría que dejarse a la industria extranjera. Va a ser fundamental que persistan en México empresas grandes bien preparadas, con muy alta tecnología y desarrollo tecnológico, porque si no, no van a poder y entonces sí se nos va a venir una invasión de empresas extranjeras. Actualmente no fue por falta de tecnología, ni siquiera por falta de financiamiento, sino por el sistema de concursos que se le entregaron (los contratos de) las refinerías a los coreanos.
Reglamentos que suavicen leyes
-Esto, evidentemente, es un efecto de la apertura comercial del país, de la globalización...
-Fue en general la situación de las mismas empresas, las condiciones que marcaron los contratos, la falta de crédito. La necesidad de realizar cambios en la Ley de Adquisiciones y Obras Públicas. Nosotros confiamos que en un corto plazo se emita el reglamento de esa ley -que es un decreto del Ejecutivo y eso hace prever que sea pronto-, porque puede ser un alivio inmediato, mejoraría las condiciones del sector o suavizaría muchas cosas de la ley.
''Con eso se podrán definir de una manera más clara algunas cosas que le estaban haciendo mucho daño a la industria por una interpretación de la autoridad; cada institución, cada autoridad daba su propia interpretación''.
Como ex presidente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción y como tal, miembro del consejo consultivo de ese organismo, a Mendoza Fernández se le pregunta sobre el Programa Carretero impulsado en la administración de Carlos Salinas de Gortari y su posterior rescate, en 1997, derivado de la difícil situación económica de los concesionarios.
De entrada, aclara que Bufete Industrial nunca participó en la construcción de carreteras, pero menciona que desde su punto de vista hubo falta de experiencia, de gobiernos y empresarios, en el cálculo de los aforos y una incorrecta planeación.
Pero también, dice, ''a lo mejor fue un gasto demasiado
excesivo en un sexenio y dirigido exclusivamente a un tipo de infraestructura
básica. Creo que con más experiencia se pudo haber hecho
mejor y no haber concentrado tantos recursos en un desarrollo exclusivo
para carreteras, como que había también otras cosas importantes''.
A tono con el águila imperial que remata las letras del logotipo de Corporación Serbo, está el proyecto del presidente de ese corporativo, Sergio Bolaños, para construir la primera planta petroquímica del país con recursos privados y completada con su propia ciudad.
Ambas representarán inversiones por unos 4 mil 500 millones de dólares en el puerto de Altamira.
Como brazo operativo para la realización del proyecto, Sergio Bolaños compró el consorcio Bufete Industrial, uno de los cuatro más grandes del país. Esta adquisición representa inversiones adicionales por 500 millones de dólares por parte del empresario.
El complejo petroquímico, cuyas inversiones se calculan en 3 mil un millones de dólares, arrancará este año con la adquisición del terreno de 350 hectáreas en el puerto tamaulipeco, que costará 57 millones de dólares, donde quedarán albergadas las 10 plantas con las que espera lograr 4.1 millones de toneladas anuales de nueve productos finales y se espera que hacia finales de 2004 se encuentre totalmente en operación.
La inversión estimada para estas plantas está calculada en 2 mil 670 millones de dólares.
Los beneficios de la planta petroquímica proyectada por Corporación Serbo abarcan la sustitución de importaciones, 2.5 millones de toneladas anuales con un valor aproximado de 8 mil millones de dólares por año.
Además, según el proyecto, permitirá detonar la creación de industrias locales, particularmente de bienes y servicios, así como generar nuevos empleos. De acuerdo con los cálculos realizados por la empresa, se emplearían 10 mil técnicos y obreros calificados durante la construcción del complejo; se crearían 2 mil 300 fuentes de trabajo para empleados y técnicos y 400 para funcionarios y administradores.
Pero sobre todo destaca, junto con el complejo petroquímico, la construcción de la Nueva Ciudad de Altamira, para la cual se requerirán 84 mil trabajadores. Con una inversión de mil 500 millones de dólares será una ''ciudad abierta''; se construirán 2 mil 700 casas para satisfacer las necesidades de los empleados de la planta petroquímica y 17 mil más con tres niveles socioeconómicos para la localidad, además de la edificación de escuelas, campos deportivos, cines y centros comerciales.
''¿Porqué invertir en petroquímica en México?'', plantea el proyecto y se presentan los argumentos planteados por Sergio Bolaños para hacerlo: ''Existe una gran demanda doméstica abastecida con importaciones que se puede satisfacer con producción local asegurando una alta participación de mercado; retraso en la inversión en el sector petroquímico, la cual se estima del orden de 7 mil millones de dólares; el país ofrece condiciones favorables para la inversión (estabilidad política y financiera; abundancia de hidrocarburos, menores costos de inversión respecto de países en desarrollo y Estados Unidos y libre comercio y acceso a regiones); las inversiones privadas en petroquímica son una prioridad para el nuevo gobierno y porque con importaciones de 7 mil 750 millones de dólares en 1999, la industria petroquímica contribuyó al déficit total del país, representando 87 por ciento de las exportaciones totales de petróleo crudo ese mismo año''.
VICTOR CARDOSO