JUEVES Ť 21 Ť JUNIO Ť 2001

Emilio Pradilla Cobos

El caso Robles y la política

La deleznable cultura política del viejo régimen no murió con la alternancia. Para el PAN, que llevó a Vicente Fox a la Presidencia, pero es oposición en la ciudad de México, así como para los medios de comunicación de derecha, que hoy, igual que siempre, sirven al poder económico y político, la campaña de linchamiento extrajudicial contra Rosario Robles, ex jefa de Gobierno del Distrito Federal, no es "una acción de defensa de la legalidad y de lucha contra la corrupción en la administración pública"; se trata realmente del inicio de la campaña electoral de 2003.

En esas elecciones el PAN quiere ganar la mayoría en la Asamblea Legislativa del DF y, si es posible, las jefaturas delegacionales para así maniatar a Andrés Manuel López Obrador y al PRD en el tramo hacia las elecciones presidenciales de 2006, luego de haber desprestigiado a Robles y a Cuauhtémoc Cárdenas. Habrá así golpeado a dos de los posibles candidatos presidenciales del PRD --Robles y López Obrador-- y a su figura histórica más reconocida.

Una curiosa prueba son las voces y escritos de algunos de quienes en el 2000 postularon "el voto útil de izquierda" por Fox, y que hoy "dudan razonablemente" de la honestidad de Rosario, para luego declararse a favor del proyecto "socialdemócrata" del grupo San Angel.

En la campaña contra Robles ciertos conductores de noticiarios televisivos han usado todos los trucos a su alcance, como tergiversar las declaraciones de los actores políticos o hacer "inocentes" insinuaciones subliminales de relaciones en cadena entre Robles, Virgilio Caballero (Publicorp) y Mario Villanueva (acusado de narcotráfico), que, aunque inverosímiles, quedan en la mente de los televidentes, quienes no se ocuparán de buscar otras fuentes para comprobar la "información".

Los medios de información de derecha han usado la misma manipulación contra las diferentes candidaturas de Cárdenas desde 1988, su gobierno y el de Rosario Robles en el DF, así como contra la candidatura de López Obrador en el 2000 y, desde entonces, contra su gobierno.

En contraste, el PAN y esos medios de comunicación no han usado la misma "espada justiciera" contra la posible corrupción de sus aliados de siempre: los funcionarios anteriores y actuales del PRI, ni cuestionado los propios. Pretenden mostrar que los únicos corruptos son los perredistas, que representan para ellos a la odiada izquierda.

El PRI, que no se ha desintegrado como algunos pensaron, mira los toros desde la barrera y deja que PAN y PRD se desgasten en el enfrentamiento para luego cosechar los frutos sin pelearse con sus aliados panistas, apoyando discretamente sus posiciones.

Parece que el PRD ha caído en la trampa. Su fracción "socialdemócrata" está más interesada en la disputa por el control de las direcciones nacional y locales en el 2002, que le permitiría llevar al partido a la tercera vía --la administración de un inverosímil capitalismo con "rostro humano"-- con los sectores "buenos" del PRI, otras organizaciones centristas y figuras (Ƒcandidatos?) del imaginario "foxismo de izquierda", y por quitar piedras del camino a su futuro candidato a la Presidencia en el 2006. Recordemos que, fuera de tiempo, ya se menciona a Robles y a López Obrador, y se autopostula Ricardo Monreal. Algunas corrientes del PRD, con sus tibias posturas en el caso Robles, han mostrado su incomprensión o desinterés en la campaña de la derecha contra el PRD en su conjunto y contra sus dirigentes más caracterizados como de izquierda. Olvidan que la avalancha de derecha busca ahogar todo lo que parezca "de izquierda" y que tiene el poder económico y político para lograrlo. Sus confusas alianzas electorales locales, cuyo único objetivo político es cambiar al partido gobernante, sea PRI o PAN, y el uso discrecional de los resultados del Congreso de Zacatecas para justificar los acuerdos con Vicente Fox, son muestras de ello.

Creemos que no debe esperarse más tiempo para iniciar una ofensiva programática y política, democrática y seria de las fuerzas de izquierda en el PRD, en otras agrupaciones políticas y en el movimiento social para enfrentar a la derecha foxista-empresarial-clerical, para disputar la dirección al centrismo socialdemócrata subordinado y sin base social, y a los viejos y nuevos intelectuales orgánicos del poder. Esta acción es impostergable, porque está en juego la subsistencia de un polo de izquierda, único capaz de ofrecer una alternativa real para el país, que está en proceso de convertirse en territorio exclusivo de la acumulación del capital trasnacional, de cuya riqueza está cada vez más excluida la mayoría de los mexicanos, y de que su gobierno federal "de empresarios y para empresarios" se consolide como dependencia administrativa del de Estados Unidos y su correa de transmisión hacia Centroamérica y el Caribe.