JUEVES Ť 21 Ť JUNIO Ť 2001
REPORTAJE
Amplían la oferta del espectáculo. Surge la empresa Televisa en Vivo
Los festivales, incosteables y necesarios
Ť Actualmente no se facilitan los espacios a productores independientes: Julio Solórzano
Ť No conozco ningún festival artístico que sea negocio: Ramiro Osorio
Ť Somos enemigos del gana-pierde, pero amigos del gana-gana: Federico Alamán
FABRIZIO LEON Y JORGE CABALLERO
La organización continua de festivales masivos fue durante mucho tiempo una fórmula que sirvió para presentar diversas expresiones artísticas a grandes núcleos de la población a precios populares.
En los años setenta, se iniciaron de manera constante los festivales artísticos de carácter popular, cuando la oferta comercial era prácticamente nula. La mayoría, a finales de esa década, tenía el sello solidario que aglutinaba a miles de jóvenes y público en general. La tensa situación militar en Centroamérica, los golpes de estado en el Cono Sur y el auge de la nueva canción latinoamericana fueron pretextos para que un grupo de pequeños empresarios y el gobierno efectuaran decenas de festivales en el Auditorio Nacional, el teatro Ferrocarrilero y otros foros. Pero el rock (nacional e internacional) no tuvo un buen futuro: los conciertos siempre acababan en madrizas espectaculares, como el de Johnny Winter, en Pachuca, y Joe Cocker, en el Toreo.
Fue con los Festivales de Blues, a partir de 1979, que se comprobó la importancia popular de los actos masivos organizados para jóvenes con mayores medidas de seguridad para evitar consecuencias trágicas. Fueron, tal vez, estos festivales la piedra de toque para que los conciertos de rock sean ahora una cotidianidad. Ya no son las mismas autoridades, empresarios ni medios de comunicación que hace 20 años, pero gran parte de la banda de jóvenes roqueros -base de las canciones de todos los grupos- sigue sin poder asistir, mientras otros sectores, no menos importantes, se han visto beneficiados.
ƑDebe el gobierno seguir subsidiando los festivales masivos o crearlos? ƑSon correctas las políticas masivas de entretenimiento de los grandes consorcios? ƑEs posible la coparticipación del gobierno y la iniciativa privada en este terreno?
En el Sistema de Información Cultural del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) se tienen registrados 192 festivales, de estos 54 ocurren en el Distrito Federal y del total que se efectúa en los estados, 110 reciben apoyo del Conaculta, esto sin tomar en cuenta las festividades del calendario católico y los festivales comerciales que organizan Ocesa y Televisa.
Habría que apuntar también a encuentros artísticos que han marcado la escena cultural y que han desaparecido al terminar los sexenios presidenciales, estatales o municipales, como fueron el Festival de Sinaloa, el Gran Festival de la Ciudad de México y, recientemente, el Festival Internacional del Caribe, truncando así su desarrollo, presencia internacional y, sobre todo, importantes esfuerzos económicos.
Además, en los últimos 10 años las empresas de entretenimiento se han incrementado, siendo el Corporativo Interamericano de Entretenimiento (CIE) el más importante ya que prácticamente ha monopolizado los principales foros artísticos en la ciudad de México. Sus asociaciones con otras empresas en el país, Estados Unidos y Latinoamérica lo han colocado como una de las empresas líderes de entretenimiento en el continente.
Se intensifica la competencia
Actualmente el Grupo Televisa entrará en la competencia con una nueva empresa llamada Televisa en Vivo, asociado, al parecer, con una de las empresas estadunidenses de entretenimiento más importantes, SFX Entertainment Inc., cuyo surgimiento, según fuentes de la televisora, se dará a conocer el próximo 4 de julio. Comenzará sus actividades con el espectáculo Le Cirque Eos, programado para el 7 y 8 de julio en el teatro Insurgentes.
Si bien la oferta es amplia, muchos de los grandes espectáculos no pueden ser disfrutados por la mayoría de la población, ya sea por falta de una buena difusión y descentralización o porque, en el caso de la ciudad de México, los precios por función son de 150 pesos, en promedio (más de tres salarios mínimos).
Estas son las voces de algunos de los protagonistas que actualmente tienen en sus manos las políticas públicas y privadas en la organización de festivales:
Eudoro Fonseca
Director de Vinculación Cultural y Ciudadanización del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta):
"Los festivales son una línea de acción de la política cultural por parte de las instituciones que tienen auspicio o promoción directa de las instituciones culturales. El festival es importante para que la sociedad pueda presenciar programas artísticos de gran calidad.
"Las regiones, comunidades y estados del país son diversas, con iniciativas propias y de la sociedad civil, que con o sin apoyo realizan sus fiestas. En el país están registrados 192 festivales al año; 110 reciben apoyo del Conaculta, en algunos casos la participación es importante y en otros muy menor; por ejemplo, existe el programa para el desarrollo cultural de la Huasteca en el que participan seis entidades federativas: el Consejo hace la parte artístico y cultural del programa, pone el 50 por ciento del dinero y comparte responsabilidad en la organización; en otros, estrictamente estatales, sólo se apoya económicamente o con grupos artísticos.
"Los festivales tradicionales nacieron cuando no existían los institutos, consejos y secretarías de cultura en el país; cumplen funciones de reforzamiento de vocaciones, procesos formativos, preservación de tradiciones y dan salidas a trabajos artísticos."
"No hay un programa para apoyar los festivales; hay ayuda bilateral a los estados y de ahí se les respalda. Cada vez más se acude a la iniciativa privada; paulatinamente se está dando una participación mayor de ésta en actividades de carácter cultural. Eso ya ocurre en la mayor parte de los festivales grandes, en los que la IP participa con difusión de carteles, hospedajes, alimentos, honorarios y otras cosas. Esta participación no debe desnaturalizar los propósitos culturales de los festivales".
Federico Alamán
Ex director de Ocesa Presenta, actualmente representante de CIE en la compañía Hauser Entertainment, socia de la empresa mexicana con sede en Los Angeles:
"Los festivales en Ocesa son un producto nuevo. El primer esfuerzo fue el Vive Latino 98. Los concebimos como el desarrollo de la música y la oportunidad para nuevos valores y grupos. Una alternativa más para el público.
"Los resultados han sido halagadores. Hablando del Vive Latino, en la primera edición metimos 45 mil personas, y en el 2000, 110 mil. Ocesa ha hecho sinergias con gente conocedora en cada uno de los géneros, para que nos ayuden a que estos productos sean exitosos.
"Continuaremos anualmente el Vive Latino, apoyando el Festival Razteca con nuestra parte comercial, de producción y operación.
"Nos encantaría oír las opiniones de los productores independientes; para el desarrollo de este tipo de actos estamos abiertos para fomentarlos. Somos una empresa que vive de vender boletos, pero no estamos en posición de hacer subsidios porque no recibimos ningún beneficio. Hemos hecho cosas a beneficio o absorbemos gastos. Escucharíamos esas propuestas para fomentar y apoyar, siempre y cuando encontremos juntos una fórmula comercial benéfica para todos. Somos enemigos del gana-pierde del pierde-gana, pero somos amigos del gana-gana.
"El año pasado hicimos algunas cosas con el Festival Centro Histórico; promovimos un acto que se vendió al público y el Conaculta hacía otro en el cual nos dividíamos los gastos. Es importante porque tenemos que pensar en la gente que no tiene los recursos para ver la música que realmente le gusta y con buena producción. Los artistas de no tener un estándar de producción, pues simplemente no tocan; piden un ride específico, audio, luces... Este tipo de fórmulas enriquecerían la parte de difusión de entretenimiento y cultura; nos ayudarían a que esto tuviera una exposición mayor ante el público. En un futuro se convertiría en negocio y venta de boletos."
Julio Solórzano
Precursor de los primeros festivales de nueva trova en el cine París, en 1975, y de los llamados Políticos Latinoamericanos, en 1977; director del primer Festival del Caribe en Cancún y ex director del Auditorio Nacional:
"Los festivales no sólo provocan la reunión de músicos de distintas naturalezas, sino que convocan a un público a ver artistas que no son parte de la oferta habitual. Por un lado, había unos de los que el Estado se hacía cargo y otros en los que se daban facilidades para que productores independientes los hicieran, posibilidad que cada vez es más difícil. Antes había distinción entre los espectáculos con la capacidad de taquilla de salir adelante; había una actitud de favorecer esa diversificación, que hoy no existe. Ahora todos los espéctaculos son iguales y todos tienen que pagar las mismas cargas impositivas. Una diferencia fundamental: no se facilitan los espacios a productores independientes como antes.
"Los festivales no son negocio; se trata de salir tablas o no perder mucho. Ayudan a promover y a conocer artistas que después regresen y representen utilidad. Además, deben de tener un ingrediente pedagógico o de encuentro: aprovechar que la estancia de artistas en el país deje algo más que su show."
Ramiro Osorio
Fundador y director del Festival Iberoamericano de Teatro en Bogotá, Colombia; dirigió el Festival de la Ciudad de México y es director del Festival Internacional Cervantino:
"Los festivales son una oportunidad de ampliar los horizontes de una sociedad, de educar a los públicos, de hacer posible que los artistas den un salto cualitativo por su contacto con otros del mundo. Son escenarios únicos para el desarrollo y comercialización de las industrias y productos culturales. Espacios donde los programadores, directores... escogen el talento de un país para multiplicarlo y fortalecer las industrias culturales.
"No conozco ningún festival artístico que sea negocio. Puede haber de carácter comercial, pero los festivales importantes no son negocio. Una cosa importante es que la IP participe de manera más decidida y el público sepa que con el boleto posibilita su financiamiento. En el caso del de Bogotá, 40 por ciento del dinero lo pone el Estado, el 30 la IP y el resto el público.
"Necesitamos empresas que se interesen en el tema cultural de forma seria. Cuando los temas son estrictamente comerciales se busca un beneficio económico, en un festival las empresas deben buscar otras cosas, como el prestigio, el enriquecer la vida cultural de la sociedad. Las empresas que saben invertir en eventos importantes dejan un grato recuerdo en el público."
Raúl de la Rosa
Organizador de festivales de blues desde hace 20 años; locutor y escritor especializado en ese ritmo negro:
"Nuestro país esta lleno de festividades. Los 365 días del año hay fiestas. Lo que ha sucedido es que de éstas se ha aprovechado la televisión, y tal parece que si no se presentan los artistas de la tv no tiene importancia.
"Los festivales empezaron en Estados Unidos con la idea de los revival en los circuitos universitarios; fueron de jazz, blues o folclor. En Europa se recuerda el de Montreux con los de jazz. En Bélgica y Holanda se organizan festivales en el que se convoca a un número de artistas de uno o varios géneros. En México se adoptó este esquema de festival.
"Funcionan para presentar el mayor número de artistas en una celebración de varias disciplinas. Es la idea más comercial del espectáculo. Al principio convocaba a varios públicos, hoy en día es un buen negocio de un grupo que maneja el espectáculo. Antes fue hacer algo alternativo. Hay dos tipos: uno es el promotor cultural, con grupos no comerciales. El otro es el empresario, con artistas de gran éxito para la taquilla.
"La diferencia es que el promotor trabaja para un organismo del Estado, el cual no tiene recursos para organizarlo y en el que la ganancia monetaria no es lo principal; en algunos casos son gratuitos y autofinanciables.
"Este esquema cambió totalmente; en el Auditorio Nacional no puedes hacer un festival como antes, con precios populares. Se volvió una empresa. Salvo algunos masivos, como en el Foro Sol, el costo se reduce. Los recursos para organizarlos de forma independiente están cancelados.
"Los Festivales de Blues se hicieron cuando el Consejo Nacional de Recursos para la Atención de la Juventud, nos pidió organizar conciertos para jóvenes en 1979. La idea era mostrar el origen y a los creadores de la música que les gustaban: el rock. Llegaron todas las leyendas: Muddy Waters, Willy Dixon, John Lee Hooker, Lighting Hopkins, B. John Williams and Brownie McGhee, Sonny Terry, Papa John Creach... eran autofinanciables; cuando hubo pérdidas fueron mínimas y el boleto más barato costaba lo de unos cigarros.
"El que pone los recursos financieros es la parte más importante para esto y es el último en cobrar. Antes de que abra el telón, ya pagó avión, 50 por ciento al artista, hospedaje, sonido, publicidad, permisos, sindicatos, iluminación. Después vienen otros gastos como impuestos, renta del local y el 10 por ciento de taquilla bruta a la Tesorería del Distrito Federal. šSe debe estar loco para organizarlos!, o estar en Ocesa.
Miguel Nieto
Empresario y promotor cultural; dueño de los salones Los Angeles, México y 21; formó parte de la organización del Festival del Caribe en tres ocasiones:
"La nueva forma de hacer festivales tendrá que ser una combinación en la que se piense como una promoción al turismo y divisas, como se hace en la mayor parte del mundo. En la medida que cumplan este doble propósito será hacia donde se direccion en.
"Nunca se debe esperar recuperación vía taquilla, si ya son subsidiados, su acción debe ser al contrario; hay algo que también hemos perdido son fiestas por eso se llaman así; no tiene porque ser solemne ni estar reñida la cultura con la fiesta. Los festivales más auténticos han sido originados por fiestas populares, algo que conmemorar y se han transformado hasta resultar el monstruo que son ahora; porque siempre que alguien está a cargo de un festival trata de competir con otros, tiene la mirada de los patrocinadores, del gobierno Federal y Estatal, del público y de los competidores; casi todo mundo apuesta a que le vaya mal. Hay tantos intereses en esto que resultara heróico llevarlos adelante.
"La responsabilidad es lograr una gran convocatoria, debe de mantenerse con bajo costo per cápita en términos de asistencia; cuando tenemos un festival muy caro y acuden pocas personas, si medimos el costo en número de asistentes, se invierten muchos miles de pesos por cada uno de ellos y resulta muy caro. Así como en las exposiciones tienen un curador, debería existir una especie de curador de festivales; si se coordinaran entre los productores, sí se lograrían mejores condiciones de los artistas porque es mejor hacer 10 fechas en lugar de una, pero siempre existe el celo y ese deseo de ser original.
"El principal objetivo de los festivales es que la fiesta se dé no sólo en el sentido lúdico y lúbrico, sino de la experiencia compartida. No existe artista sin receptor y cuando éste es colectivo es más importante, por eso estoy en contra de festivales muy caros para muy poca gente porque no se logra la experiencia de muchos estratos sociales y culturales es otra gran experiencia, divertirnos juntos, sin importar nuestros gustos, miedos y debilidades. Cuando se da la fiesta en general es importante."
Luis de Llano Macedo
Productor del concierto Avándaro en 1971, representante de grupos juveniles, productor de Televisa y de las últimas cuatro emisiones del Acapulco Fest:
"La experiencia que hemos acumulado es la logística, la organización, coordinar adecuadamente a 130 artistas diferentes, a escenógrafos, técnicos, iluminadores; hacer la producción completa.
"Con la creación de Televisa en Vivo se podrá paquetear a los artistas, ahorita estamos viendo cuáles de los que participarán en la edición del 2002 del Acapulco Fest son paqueteables a otras ciudades.
"Los festivales son una ventana para el talento musical que no está de moda, para crear artistas y formar superestrellas. La idea original era el concurso donde se premiaba a los cantantes, como en Viña del Mar; pero también se promovían territorios; el Cervantino pone en el mapa turístico a Guanajuato, el Acapulco Fest a Guerrero y aunque el de Cannes es cinematográfico sirve para dar a conocer la Riviera Francesa. Su objetivo principal, a parte de llevar turismo, es el entretenimiento, dar a conocer artistas de diferentes estilos y presentar estrellas internacionales. Ahora se ha diversificado un poco: son muestras musicales más que concursos".