MIERCOLES Ť 20 Ť JUNIO Ť 2001

Ť Analistas

La pérdida de competitividad, ajena al superpeso

DAVID ZUÑIGA

La modificación de la política monetaria no es la alternativa para reactivar las exportaciones mexicanas, pues su caída se debe a otros factores, principalmente a la desaceleración de la economía de Estados Unidos y la pérdida de productividad, coincidieron ayer analistas de los sectores público y privado reunidos en el Club de Banqueros.

Interrogado sobre la posibilidad de que el Banco de México relaje más su política monetaria, el director general de Investigación Económica de la institución, Armando Baqueiro, señaló que se mantendrá el sesgo restrictivo y aclaró que no se puede pronosticar una fecha y un monto para relajar el corto, pues antes se debe analizar el comportamiento de numerosas variables.

Según algunos empresarios, aun si el Banco de México eliminara el corto y adoptara una política monetaria neutral ello no sería suficiente para reducir la sobrevaluación del peso. Al respecto, el funcionario reiteró que el abaratamiento del dólar no se debe exclusivamente a la política monetaria, pues a pesar de que ésta se ha relajado y las tasas de interés han bajado el peso se sigue apreciando porque continúan llegando capitales extranjeros atraídos por las expectativas del país. Para Baqueiro, es "paradójico" que se pretenda corregir la sobrevaluación ajustando la variable incorrecta.

Desaceleración en EU

La disminución de las exportaciones mexicanas, agregó, tiene que ver más con la desaceleración de Estados Unidos que con la apreciación del tipo de cambio; la prueba es que las exportaciones han crecido a pesar de que el peso se ha estado apreciando desde 1995. En un régimen de tipo de cambio flotante es recomendable que las empresas adquieran coberturas para protegerse de fluctuaciones cambiarias.

En cuanto al impacto que los aumentos a los salarios contractuales tienen en la pérdida de competitividad de las empresas, señaló que el problema es que dichos incrementos exceden la inflación prevista y la productividad sigue a la baja, lo que mina las utilidades de las empresas y tarde o temprano se refleja en los precios de los productos finales, lo que genera presiones inflacionarias.

Por su parte, Mario Rodarte, director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), aseguró que no existe una influencia determinante del tipo de cambio sobre las exportaciones y que el verdadero problema de las empresas no es la política monetaria, sino que los bancos siguen cobrando réditos que casi duplican las tasas de referencia (Cetes) y los bienes y servicios que provee el sector público son caros y de mala calidad.

El director de Estudios Económicos de Banamex, Alberto Gómez Alcalá, consideró que se ha exagerado el peso que tienen los salarios en la pérdida de competitividad de las empresas, ya que éstos son apenas 10 por ciento de los costos de las empresas, contra 70 por ciento correspondiente a materias primas y 20 por ciento a los energéticos y otros insumos. Es decir, 90 por ciento de los costos de las empresas se fija con base en precios internacionales; por lo tanto, la respuesta debe buscarse en factores "microempresariales" como el acceso a mercado, la reducción de los costos unitarios y el aprovechamiento de economías de escala.