MARTES Ť 19 Ť JUNIO Ť 2001
Ť Su hija Andrea y Philippe Cheron compilan conversaciones del narrador
Yo sería ferviente admirador y subordinado de un Lowry mexicano, afirmaba José Revueltas
Ť Entender los problemas sociales, tarea irrenunciable para el escritor, opinaba
Ť Algunos prosélitos de Joyce ''creen que levantar los andamios es construir el edificio''
CESAR GÜEMES
José Revueltas en tanto pensador sigue, como el personaje del promocional aquél, tan campante. Sus afirmaciones hechas para entrevistas a lo largo de prácticamente dos décadas tienen tal vigencia como si las hubiera realizado ayer por la tarde. Conversaciones con José Revueltas es el título del volumen compilado para editorial Era por Andrea Revueltas y Philippe Cheron, gracias al cual podemos acceder hoy a lo que dijo a colegas y periodistas sobre una considerable cantidad de temas. Para este ejercicio de puesta al día de algunas declaraciones del autor de Los errores, tomamos respuestas que le dio en su momento a Rosa Castro, María Josefina Tejera, Ignacio Solares, Roman Samsel y Krystyna Rodowska.
A esa lista es necesario agregar la participación de Jorge Ruffinelli en el prólogo del volumen más las entrevistas de Miguel Angel Mendoza, Angel Olmos, Carmen Rosenzweig, Norma Castro Quiteño, Mercedes Padrés, Elena Poniatowska, Margarita García Flores, Roberto Crespi, Raúl Torres Barrón, Adolfo A. Ortega, Magdalena Saldaña, Vicente Francisco Torres, Ignacio Hernández, y el Seminario del Centro de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana.
-Además de ser usted mismo un prosista, ha reflexionado sobre la escritura misma. ƑQué opinión le merece el medio literario nacional?
-Existe una dispersión, una falta de trabajo colectivo y al mismo tiempo una prosperidad de lo mediocre. Esto se debe, por una parte, a la falta de contacto de los escritores entre sí, y luego a la ausencia total de una crítica que sea fecunda y honesta. Los escritores son en México más que escritores sociales, bichos de sociedad, es decir: escritores de cocteles y homenajes. La solución es que el escritor mexicano se ligue de manera auténtica a los problemas del país, que trate de comprenderlos y los estudie. El escritor es tan responsable como cualquier otro dirigente de la sociedad, es tan responsable como el político o el filósofo. Naturalmente, me refiero al político y al filósofo auténticos. El escritor no puede ni debe desertar de su tarea.
El talento, un problema
-Aunque en reciente fecha ha habido algunos logros literarios de orden internacional, nada menores por cierto.
-Estamos ya sacudiéndonos del provincianismo que siempre hemos padecido. Los grandes movimientos europeos al llegar aquí adquieren vicios provincianistas de extravagancia artificial. El surrealismo se trasplanta a América y se da en gentes tan amañadas como Huidobro, por ejemplo, por otro lado un gran poeta. El modernismo se da también en gentes muy menores, aunque sean grandes poetas en otros aspectos. Pero ya estamos saliendo de esa fase de gran aldea que somos el continente americano, aunque todavía no hemos llegado al nivel de la gran novela norteamericana o de la gran novela europea. ƑQué gran novela mexicana hay comparable a Bajo el volcán, de Malcolm Lowry? Yo sería el más ferviente admirador y subordinado de un Malcolm Lowry mexicano.
-ƑDónde residiría el conflicto?, Ƒen las editoriales, en los medios?
-Yo creo que, sobre todo, es un problema de talento. El Ulises de Joyce, por ejemplo, aparentemente es eso: puro lenguaje, pura forma, sin anécdota. Pero en cada línea puedes darte cuenta de que nunca es sólo eso. Y la última impresión, por lo menos en lo que a mí respecta, es que lo de menos fue la forma. La idea que se escondía en el fondo del libro, de las palabras, termina por imponerse. De lo contrario, sería insoportable. Como son insoportables todos eso seguidores de Joyce que creen que con levantar los andamios ya construyeron el edificio. Da la sensación de que hay un agujero en cada hoja. Si esto es lo que quieren, me parece muy bien, pero deberían de reconocer que eso no es literatura.
-Visto así, el asunto se vuelve de orden psicológico o psicosocial.
-El mexicano busca con los ojos vendados todo aquello de lo que ha sido despojado. Esto es precisamente lo que se llama nostalgia. Pero la inhumana, semibárbara cultura de los aztecas no es todo. El mundo de los dulces tarascos, de bellos zapotecas, mixtecos, Ƒqué ha pasado con ellos? Y aquéllos llegaron violando todo, destruyendo la historia y la civilización. Han quedado puras piedras. Esas que hasta hoy en día vamos descubriendo, pero sin conocer sus significados. El mexicano siente una increíble nostalgia, sin saber él mismo de quién o de qué. Ha perdido la madre. Posee una sensibilidad bien arraigada en torno a la madre, siente un culto a la maternidad, puesto que perdió a su madre.
-Esa respuesta acepta implícitamente la dinámica social mexicana. Diga finalmente si dentro de esta idea cabe el concepto de revolución.
-Por revolución entiendo la participación de todos en la creación de valores, en la lucha por la configuración de la cultura. La sociedad moderna, la de la segunda mitad del siglo XX, cuyas premisas tenían, desde luego, raíces en el pasado, ha entrado en una nueva realidad que no responde a la antigua; y para mí que hoy sea ya un tanto utópica la consigna de ''šProletarios de todos los países, uníos!", del internacionalismo proletario. El hombre no puede transformarse exclusivamente a través de una revolución social. La revolución tiene que ser una revolución espiritual, cultural.