Lunes en la Ciencia, 18 de junio del 2001
Viejas costumbres en el nuevo régimen político Retórica y planeación sexenal en ciencia Axel Didriksson Para el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2001-2006, el futuro de la nación depende de los conocimientos que se producen y transfieren desde las instituciones educativas, por lo que tanto la ciencia, la tecnología como la educación universitaria son componentes prioritarios para alcanzar un nuevo desarrollo. Para el PND, el problema del conocimiento se relaciona con la globalización, con las economías dinámicas y con los procesos de cambio tecnológico que se articulan a estas dimensiones. Se trata de un conocimiento que puede ser útil, si se le relaciona con las industrias y las empresas, con los servicios y programas formales e informales de educación, con los medios de comunicación, con los acervos de información digitalizada, con la infraestructura científica y tecnológica, pero no con el desarrollo del conocimiento mismo. Para alcanzar las fronteras del conocimiento, sin embargo, el carácter instrumental del mismo es un aspecto secundario, así como el del incremento de la innovación tecnológica, que tiene ya un ritmo propio. La tecnología es cada vez más importante, pero lo es más el conocimiento que la genera. A la primera se le puede importar y comprar de diferentes países, lo segundo debe crearse como una capacidad propia y hay que generarla desde una base social e institucional muy sólida y además original.
Las utopías El objetivo que persigue el PND para el sexenio en materia de actividades científico-tecnológicas, es el siguiente: "crear mecanismos para que las actividades de investigación científica y desarrollo tecnológico se orienten de manera creciente a atender problemas que afectan el bienestar de la población, fundamentalmente en temas prioritarios como alimentación, salud, educación, pobreza y medio ambiente, tomando en cuenta que la ciencia básica es una prioridad para la educación y el desarrollo cultural del país. Impulsar la descentralización de las actividades científicas y tecnológicas e incorporarlas a los temas de interés regional y local, además de difundir el conocimiento científico y tecnológico" (p. 83). Si se lee con cuidado este objetivo estratégico del PND, pareciera que se recogen reclamos ancestrales de reorientación de las actividades de la ciencia y la tecnología, porque se padecía de un alejamiento de los temas nacionales, se reproducía de forma constante el centralismo, y estas actividades se mantenían alejadas del ámbito de la cultura y la divulgación. El problema ahora es que se da un giro de interés en estos asuntos, se les encuadra en nociones de mercado muy estrechas, y no se ve cómo se llevarán a la práctica las supuestas "prioridades" en los próximos cinco años del actual gobierno. Por ejemplo, el uso de las nuevas tecnologías y la educación tiene un fuerte sesgo hacia el "capital humano", teoría que mantiene una orientación productivista e individualista, muy alejada de las nuevas orientaciones, por ejemplo de la UNESCO, que ponen el énfasis en el desarrollo de la cooperación internacional, de la autodeterminación, de los derechos de los pueblos, de la paz, de la creatividad social , de la reflexión crítica, de la solidaridad y de la transformación para la consolidación de la democracia en los países. Lo que predomina en el PND es una concepción de educación, de ciencia y tecnología como medios para incrementar la flexibilidad laboral, la polivalencia profesional, el trabajo en equipo y la eficiencia de los trabajadores: "Las instituciones de estos niveles deberán asumir como prioridad la transformación de sus procesos pedagógicos, tanto en el ámbito de los métodos y medios como en el de los contenidos, de forma que todos sus estudiantes construyan aprendizajes centrados en el desarrollo de estrategias de pensamiento, de acceso, interpretación, organización y utilización responsable de la información y de trabajo cooperativo que los oriente hacia la adquisición de capacidades de iniciativas e innovación" (pág. 87). Es por ello que el objetivo preciso referido a "investigación", tenga el mismo sesgo: "introducir los conocimientos científico y tecnológicos en los distintos órdenes de la actividad nacional, formando para ello recursos humanos con crecientes niveles de calificación educativa y profesional... Crear y desarrollar mecanismos e incentivos que propicien la contribución del sector privado al desarrollo científico y a la cultura de la innovación del país. Fomentar proyectos multisectoriales y multiinstitucionales en los que participen las instituciones educativas, las empresas y las industrias" (pág. 88). Los términos modernos en los que los conocimientos de frontera son abordados, desde la perspectiva de la complejidad, de la inter y la transdisciplinariedad, de los referentes al contexto de su aplicación, o los de una ciencia para la democracia y el bienestar social, para la cooperación internacional y el bien público, fueron ajenos a los consultores y redactores del PND. Por ejemplo, en el más reciente número de la revista de la Academia Mexicana de Ciencias (vol. 51, No. 4, diciembre 2000) se reproduce, con el comentario de la doctora Ana María Cetto, el texto adoptado por la Conferencia Mundial sobre la Ciencia (Budapest, ICSU-UNESCO, julio, 1999) un pronunciamiento, por cierto, muy conocido a nivel internacional que, entre otras cosas, señala que el conocimiento es un bien público para el beneficio social; que éste debe ser producido y alentado con estructuras compartidas a nivel regional e internacional, sobre todo desde las universidades; que la ciencia debe estar al servicio de las necesidades humanas fundamentales; y, cuando se trate del fortalecimiento de la vinculación educación-ciencia-tecnología-empresas, se señala, que ello deberá favorecer la educación, la investigación y la cultura científica nacional.
Pasos para atrás Asimismo, las dos recomendaciones centrales que realizó la Academia Mexicana de Ciencias al nuevo gobierno, desde finales del año anterior: una, que en materia de ciencia y tecnología debería de haber una clara política de Estado, y no de gobierno sexenal; y la otra que deberían de ampliarse de forma sustancial los canales de participación de los investigadores en la definición de las políticas en referencia, no fueron tampoco del interés de los hacedores del PND. El PND da varios pasos para atrás, inclusive, respecto de los documentos elaborados en estas materias durante la campaña presidencial de Fox, por ejemplo el del sector de educación, en donde se presentaron metas precisas, tiempos de realización y propuestas concretas para avanzar en las diferentes políticas. En el PND esto ni se intenta, predomina la más floja y achacosa retórica sexenal, como en los peores tiempos. El autor es investigador del Centro de Estudios sobre la Universidad (CESU) de la UNAM y coordinador de la Cátedra UNESCO La Universidad y la integración |