Ť Concluyentes revelaciones en torno a los escenarios del espectáculo taurino en el país
El libro México se viste de luces, radiografía de un disminuido desempeño empresarial
Ť La obra de Luna Parra y Garibay Anaya estudia las principales plazas y su declive
LEONARDO PAEZ
Mientras a los partidarios de la autorregulación taurina se les agotan los argumentos, los investigadores Miguel Luna Parra y Federico Garibay Anaya se dieron a la magna tarea de realizar una revisión histórico-taurino-arquitectónica de los escenarios donde se han llevado a cabo los acontecimientos más relevantes de la tauromaquia del país.
Publicado por el diario El Informador y Agata Editores, ambos de Guadalajara, el libro México se viste de luces da cuenta, a lo largo de 232 páginas ricamente ilustradas con fotografías actuales y de época, a color y en blanco y negro, planos, cortes, carteles y boletos, del ascenso y descenso de la fiesta brava en nuestro país. Lo hace con datos concretos, fechas precisas, estadísticas reales y antecedentes conmovedores de lo que fue auge y hoy es ocaso.
Miguel Luna Parra (DF, 1941), arquitecto, ex presidente de Bibliófilos Taurinos de México y aficionado irredento desde los ocho años, comienza con un reconocimiento a ''la invaluable participación y coautoría del fino cronista, escritor y poeta tapatío Federico Garibay Anaya, sus aportaciones decisivas y el mérito que tiene en la elaboración de este libro (los análisis históricos de las plazas de Aguascalientes, Tijuana, Irapuato, Guadalajara, Puebla y San Luis Potosí) pues, al igual que El Cid, sigue obteniendo victorias después de su partida física, ocurrida en septiembre de 97, con apenas 44 años''.
-¿Por qué un libro sobre plazas de toros?
-Desde hace varias décadas, al igual que lo hacía Federico, he reunido programas, carteles, fotos, planos de plazas, etc., por lo que procuré conjuntar en el libro cuatro de mis grandes aficiones y profesiones: el urbanismo, la arquitectura, la historia y los toros. Para ambos, elaborar este libro constituyó, más que un gran esfuerzo, un enorme disfrute, y quizá lo más desgastante fue tocar infinidad de puertas para ver quién se interesaba en financiarlo y publicarlo, hasta que aparecieron El Informador y Agata Editores, dos hermanos empresarios, hijos de don Jorge Alvarez del Castillo, gran aficionado y propietario de la importante colección taurina en la que Federico trabajó y en la que ahora yo continúo trabajando.
Una rica historia detrás de cada plaza
-¿No resulta repetitivo la descripción de cada plaza?
-Precisamente otra de las felices contribuciones de Federico Garibay fue insistir en que consignáramos los antecedentes históricos de cada plaza, y no concretarnos a la mera descripción de las actuales y a proponer acciones constructivas para mejorar su funcionamiento. De cada ciudad, el libro describe además los cosos que ya no existen; comienza con el dato más antiguo, el festejo, cartel, ubicación del inmueble, cuánto tiempo funcionó en ese lugar y por qué desapareció como escenario taurino, dónde se siguieron dando funciones, anécdotas y circunstancias sociopolíticas, al grado de que a veces preferimos sacrificar la calidad estética de una foto por el valor histórico de otra. De mil 300 imágenes, finalmente seleccionamos las 250 que aparecen.
-¿Por qué incluyen estados poco taurinos como Quintana Roo o Tabasco, y dejan fuera otros que lo son más, como Coahuila, u omiten cosos importantes en una entidad?
-Ello tuvo que ver con el aspecto arquitectónico de los inmuebles que, aunque relativo, valía la pena consignar, ya por su modernidad, comodidad y funcionalidad, ya por su originalidad, como la Alberto Balderas, de Tenancingo, estado de México, que también servía de alberca pública, o como la plaza de Cancún, que en un momento dado fue el coso que en el mundo daba más festejos al año. También faltan plazas como las de Torreón, Chihuahua, Acapulco y La Petatera, de Colima, que, como las de otros siglos, se monta y desmonta cada año.
-En su gran mayoría se trata de inmuebles que después de haber florecido hoy son semiutilizados para una o dos corridas por año. ¿Es ese el futuro de la fiesta?
-Bueno, desde luego la fiesta tiene futuro. Ahora, quién sabe si éste pueda ser tan trágico que desaparezca o tan brillante que renazca y recupere su importancia como espectáculo. Esa subutilización de las plazas de que hablas, tiene que ver con las circunstancias por las que hace años atraviesa la organización taurina en México, y ya se trate de plazas de propiedad privada, municipal o estatal, la escasez de festejos es generalizada. Con éstos y otros resultados, el libro sin embargo ha tenido una gran acogida, y eso que será presentado este jueves a las 19 horas, en la Casa Universitaria del Libro, en Orizaba y Puebla, dentro de la Primera Feria del Libro Taurino. Hasta donde sé -concluye Luna Parra-, la obra ya está a la venta en Guadalajara y en la ciudad de México en las librerías Gandhi y en la tienda Torerías, de Avenida de La Paz.