LUNES Ť 18 Ť JUNIO Ť 2001

Ť Zurciendo vida, primera exposición individual del argentino, se inaugura el jueves

Carlos Gallegos es un artista de gesto controlado

MERRY MAC MASTERS

 A primera vista lo más cercano a la pintura de Carlos Gallegos, argentino avecindado en México desde hace más de 20 años, es el informalismo de Antoni Tàpies. Para la especialista Laura González Matute, sin embargo, más que un informalista, Gallegos es "un pintor del signo prefigurado, del gesto controlado y de la materia compositiva".

CARLOS GALLEGOSCon estudios en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda, y cercano al psicoanálisis durante 25 años, a Gallegos siempre le atrajo el trabajo sobre "lo no racional, lo no intelectual". Fue, entonces, por el lado del lenguaje y ante la posibilidad de encontrar en la palabra partes del inconsciente, que buscó signos, símbolos y texturas.

"Allí, lo que me interesa es la sensación que te puede causar el cuero de oveja roto, apenas sostenido por hilos. Es decir, la calidez de la oveja en contraposición con los tornillos, con esa figura de atrás, metálica, dura", dice el también escultor. Los comentarios están dirigidos al cuadro Piel de oveja con tornillas, sin embargo, no es la única pieza de "ovejas" que figura en Zurciendo vida, lo que viene a ser la primera exposición individual de Gallegos, que será inaugurada el jueves 21, a las 20 horas, en la Galería El Círculo Azul, de Francisco Sosa 363, Coyoacán.

El título se debe a que "te levantas todas las mañanas a arreglar, resanar, coser, parchar, remendar, lo que hiciste mal ayer, lo que ayer no salió, lo que tiene diez o 20 años atorado; aquel matrimonio que no funcionó, ese hombre que se fue, esa nueva mujer". De allí la oveja rota y subsanada a la vez.

Si es hasta ahora que Gallegos ha decidido mostrar su trabajo -expuso colectivamente en un par de ocasiones-, lo atribuye en parte a una niña de ocho o diez que un día parada frente a una pintura suya dijo, "esas son como células, como ideas volando. Están atadas y si las desatas, se salen, se caen". En ese momento se dio cuenta que de manejar el inconsciente a través de signos y manchas, "sí lo ven otros".

Entre cuadros que retoman "elementos de la civilización", como clavos, agujas, hilos y botones, la vista del entrevistado repara en El desayuno, obra que enfrenta dos modos de tomar el primer alimento del día. "Iba a Telmex, encontré a unos chavos tirados en el piso tomando café en una lata y buscando trabajo en el periódico que está abajo. Yo tenía un desayuno en un superlugar. Llegué y el tipo estaba leyendo Le Monde". Descendiente de españoles inmigrados a Argentina, para Gallegos "esos chicos tienen la misma fuerza que tenían los abuelos o bisabuelos, porque no tienen nada y tienen que ir armando cosas en contraposición del otro desayuno donde si no hay agua o café, se dice que el mesero es malo".

Su cercanía al psicoanálisis fue porque encontró en este método "una respuesta desde el punto de vista, no sólo de cura, de enfermedad, sino también respecto de la importancia de la obra en el sentido de una sociedad que la necesita y por eso pinta toros, ciervos, cazadores en las paredes".

Aparte del informalismo español, Gallegos también tiene influencias de Mondrian, Pollack y Sony Entertainment Television: "Me parece que todas las culturas que desaparecieron fue cuando se creó un grupo de tecnócratas muy alejado de la mayoría de la gente. Incluso, ha habido pueblos enteros que estuvieron enfermos de malaria o paludismo durante varias generaciones y no lo percibieron porque así nacían y así morían. Me preocupa que esto pase hoy; me preocupa la gente que va a quedar afuera. Trato de reflejarlo en mi obra".