LUNES Ť 18 Ť JUNIO Ť 2001
Ť Congrega conflagración en fábrica de velas a más de 80 tragahumo de 10 estaciones
Deja incendio ocho bomberos heridos
Ť Un cortocircuito, posible causa del siniestro Ť Tardan más de cinco horas en extinguirlo
SUSANA GONZALEZ G.
El incendio de una fábrica de velas de la colonia Atlampa, que tardó cinco horas en ser extinguido, dejó como saldo ocho bomberos heridos tanto por quemaduras de primero y segundo grado como por contusiones en diversas partes del cuerpo ocasionadas por el desplome de una de las naves del lugar, ocurrido justo cuando el director general del Honorable Cuerpo, Alejandro Aguilar, acababa de declarar que el fuego ya se tenía controlado en un noventa por ciento. Además hubo ocho civiles intoxicados, entre ellos trabajadores y vecinos que de manera voluntaria fueron los primeros en tratar de mitigar el siniestro que comenzó diez minutos antes de las tres de la tarde.
La conflagración de la Fábrica de Velas La Moderna - que abarca un área de 2 mil metros cuadrados y cuya fachada se ubica en el número 380 de la calle Clavel, entre Nogal y Cedro, aunque prácticamente ocupa toda la cuadra- ameritó que alrededor de 80 bomberos de las diez estaciones que existen en la capital, incluso de las más lejanas como Tláhuac e Iztapalapa, tuvieran que ser enviados al lugar sobre todo ante el riesgo de que las llamas alcanzaran otros inmuebles.
Los carros-tanque de los vulcanos así como pipas de cinco delegaciones realizaron más de 60 viajes en conjunto para garantizar el abasto de agua, espuma y agua ligera para combatir la parafina incendiada. Fue necesario también ocupar tres camiones Vector para tareas de desazolve a fin de evitar el taponamiento del drenaje de esa zona, inmediata al Eje 2 Norte y Circuito Interior, por la cantidad de agua utilizada.
Aunque peritos de la Procuraduría capitalina serán los responsables de investigar la causa del incendio las primeras versiones al respecto apuntan que un cortocircuito pudo provocar el siniestro. Al explicar por qué transcurrieron tantas horas para controlar las llamas Luis Wintergerst, titular de la Dirección General de Protección Civil, subrayó que "la parafina genera muchos problemas para extinguirse". De esta manera fue hasta las 20 horas cuando los bomberos y funcionarios informaron que el fuego ya estaba extinguido.
El derrumbe a las 17:30
Testimonios de los vecinos y de Alfredo Flores Islas, comandante de la Dirección Operativa de la Cruz Roja y responsable de las seis unidades y los 25 paramédicos que fueron enviados a la colonia Atlampa, indican que el fuego comenzó diez minutos antes de las 15 horas y que una hora después ya sumaban cinco bomberos intoxicados y heridos por quemaduras, de los cuales uno no requirió hospitalización y regresó a laborar, así como ocho civiles que sufrieron los estragos del intenso humo negro.
Dionisio de la Cruz, presidente del Comité Vecinal de Atlampa, aseguró que cuando los vecinos se percataron del incendio llamaron de inmediato a los cuerpos de socorro al tiempo que el grupo de protección civil de la colonia se introdujo al inmueble y con ayuda de los trabajadores trató de mitigar las llamas con los extinguidores de la fábrica.
Dos horas después de intensa labor en esa fábrica que cumple 103 años de existencia, parecía que había amainado tanto las llamas como la intensidad del humo negro, según se apreciaba desde la calle de Clavel.
Sin embargo, otro era el panorama desde un callejón denominado Calle 10 de Nogal, donde los elementos de Protección Civil habían desalojado a más de quince familias de por lo menos ocho inmuebles según confirmó el capitán Antonio Lugo, Jefe de Unidad de Emergencias de la delegación Cuauhtémoc.
Desde la azotea de dos vecindades viejas y derruidas, aledañas a la fábrica, los bomberos hicieron dos boquetes en el muro para atacar también por ese frente el fuego que lucía al rojo vivo a través de las estrechas ventanas de una de las naves de dos pisos y más de cien metros de largo.
Habían transcurrido apenas unos minutos de que el superintendente Alejandro Aguilar, titular del Honorable Cuerpo de Bomberos, aseguró a la prensa que el fuego estaba controlado en su totalidad cuando, alrededor de las cinco y media de la tarde, sobrevino el derrumbe de la construcción.
Ante el percance, José Hurtado, jefe de operaciones de la Dirección General de Protección Civil denunció que Alejandro Aguilar hizo caso omiso de las observaciones de los elementos de esa dependencia para que se atacara el fuego del lado poniente del inmueble, pero dichas críticas fueron minimizadas más tarde por Luis Wintergerst quien enfatizó que "los expertos y quien marca las pautas a seguir" en tales contingencias son los bomberos . "No puede haber discrepancias porque conocemos de antemano cuál es el rol que tiene cada una de las dependencias del gobierno", dijo el funcionario.
Derrumbe y heridos graves
Con el desplome de la nave, el cual no se apreciaba desde la entrada del edificio pero sí desde los inmuebles vecinos, las llamas de esa parte de la fábrica se avivaron momentáneamente por lo que los bomberos al tiempo que rescataron a sus compañeros lesionados para trasladarlos en las ambulancias del ERUM y la Cruz Roja a los hospitales Mocel y Polanco, tuvieron que reforzar su trabajo para abatir el fuego.
Así transcurrió por lo menos una hora más hasta que la humareda negra comenzó a tornarse blanca y pese a que en varios puntos de la fábrica todavía había fuego, éste ya estaba "acotado".
Los primeros bomberos en ser atendidos fundamentalmente por intoxicación fueron: Alfonso Dimas Aguilar, Hugo Vázquez Zárate, Moisés Ramírez, Israel Vázquez y Manuel Vargas, aunque también Pedro Miranda, quien tras recibir oxigeno en el lugar regresó a trabajar. Pero los más graves, aquellos que laboraban al interior del inmueble al momento de derrumbarse una de las naves, fueron Martín de la Rosa Díaz y Bigael Vázquez Trinidad así Raúl Esquivel Carvajal, éste último jefe de la Estación Tláhuac y cuyo estado de salud era reportado como grave.