Ť La cinta estadunidense bombardea las taquillas del DF
Pear Harbor, tres horas de discurso patriota al clásico estilo hollywoodense
JORGE CABALLERO
Este fin de semana la película Pearl Harbor: Entre el fuego y la pasión, comenzó a bombardear las taquillas de la ciudad de México; un estreno que muestra en tres horas de discurso patriota, al más puro estilo hollywoodense aderezado con un vomitivo triángulo amoroso/pasional, el ataque sorpresivo del imperio japonés a las tropas navales y aéreas estadunidenses más importantes ancladas/estacionadas en la isla Pearl Harbor, del océano Pacífico; este bombardeo provocó la adhesión de Estados
Unidos a las naciones aliadas en contra de sus enemigos conformados por el eje Berlín-Roma-Tokio (Alemania, Italia y Japón), en la Segunda Guerra Mundial.
Este hecho histórico ha sido llevado varias veces a la pantalla grande con moderación; en esta nueva versión, dirigida por Michael Bay (La roca, Armagedón), producida por Jerry Bruckheimer y con los roles protagónicos de los actores Ben Affleck, Josh Hartnett y Kate Beckinsale (modelando en cada escena): se propagandea inmisericordemente, por 180 minutos, los beneficios/valores del american way of life.
La trama comienza con dos niños campesinos, Rafe y Danny, que sueñan con ser pilotos, el padre del segundo, un ex combatiente de la Primera Guerra Mundial, les recomienda: "Ruego a Dios que nadie vea lo que yo vi cuando luché contra los alemanes en las trincheras".
Ya en edad productiva, los chicos están en la USA Army, y son de los mejores pilotos del batallón. Rafe (Affleck) se lanza como voluntario a luchar al lado de los ingleses, impulsado por los tiernos/estúpidos consejos del coronel Doolittle (Alec Baldwind), "no existe nada más fuerte que el corazón de un voluntario", y deja a su hermosa novia Evelyn (Beckinsale) virgen.
En su estancia en el viejo continente, el joven piloto impresiona a los altos mandos de la milicia inglesa: "si hay muchos en casa como tú, Dios se apiade del país que pelee contra Estados Unidos de América"; pero, desgraciadamente, su avión es alcanzado por las ráfagas de fogón alemán y cae en el mar.
En la tranquila base de Pearl Harbor no se imaginan lo que está tramando el ejército de Japón, están confiados a lo titulares de los periódicos y no se sobresaltan por las declaraciones como: "hasta cuándo Estados Unidos va a fingir que no hay guerra". Mientras Danny y Evelyn reciben la noticia de la muerte del amigo/novio, para embarcarse en un coloquio amoroso/sexual. Días antes de la avanzada japonesa, regresa Rafe y ya se imaginarán el desmadre que arma.
Pearl Harbor, que alcanzó los 148 millones de dólares en las salas de Estados Unidos, resulta una adaptación parcial/in- verosímil/irreal, aunque se basa en un hecho histórico; sólo un alarde de efectos especiales, donde por cierto las batallas aéreas recuerdan más a los intergalácticos de La guerra de las galaxias que a los rústicos aviones de mediados del siglo pasado
En Pearl Harbor: Entre el fuego y la pasión, no cuenta con ningún anclaje histórico serio, no reflexiona en ningún punto. Un somnífero y asqueroso triángulo amoroso; si no quieres que te duela el trasero evítala a cualquier precio.