DOMINGO Ť 17 Ť JUNIO Ť 2001
Ť En las campañas para las elecciones de julio predomina el modelo bipartidista iniciado en los 80
PRI y PAN, competidores reales en Chihuahua; las otras fuerzas, invisibles
Ť Guerra de acusaciones entre ambos institutos Ť El reformón, flanco de los candidatos blanquiazules
MIROSLAVA BREACH VELDUCEA CORRESPONSAL
Chihuahua, Chih., 16 de junio. Considerado el estado pionero de la alternancia en el poder por su arraigado bipartidismo (PRI-PAN), Chihuahua tendrá elecciones intermedias el 1o. de julio para renovar 67 alcaldes, 22 diputados de mayoría relativa y 11 de representación proporcional, 67 síndicos y listados de regidores. La competitividad electoral es el signo.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), que actualmente tiene la gubernatura, la mayoría de en la Legislatura local (18 escaños) y 47 presidentes municipales, enfrenta el reto de mantener sus espacios de poder tras el descalabro sufrido en las elecciones presidenciales del 2000, en las que perdió las dos senadurías de mayoría y seis de las nueve diputaciones federales.
Desde 1998, cuando en Chihuahua logró rescatar su primera gubernatura de manos del PAN, el PRI intentó restaurarse como la fuerza política mayoritaria en todos los ámbitos de poder con el escaso contrapeso de la presencia panista en algunos niveles gerenciales de los organismos de la iniciativa privada, donde el propio gobernador Patricio Martínez no pudo influir en el relevo de mandos.
Ahora, frente a un panorama adverso, los candidatos del PRI intentan superar la ventaja de 90 mil votos logrados por el albiazul hace un año, en la elección de senadores.
La competencia
Ocho partidos políticos participarán en los comicios locales, cinco de los cuales son considerados emergentes (PT, PVEM, PAS, PSN y CD), los cuales por no alcanzar, entre todos, 2 por ciento de la votación, carecen de las prerrogativas estatales.
Datos del Registro Federal de Electores indican que el universo de sufragantes inscritos es de 2 millones 15 mil 419.
Sondeos prelectorales de organismos privados, como la Coparmex, y asociaciones civiles, tales como la Coordinadora Ciudadana, el Comité de Participación Ciudadana y la Sociedad de Alumnos Egresados del Tecnológico de Monterrey, coinciden en que el escenario electoral de Chihuahua es de una alta competitividad política, concentrada en el bipatidismo PRI-PAN, partidos entre los que la diferencia porcentual de preferencias entre uno y otro no rebasa 3 por ciento.
Incluso el PRD, la tercera fuerza política en la entidad, está lejos de entrar al terreno de la competencia, con una votación global estatal que en la elección de gobernador de 1998 alcanzó 5 por ciento del total de sufragios.
Es tal la polarización de la lucha bipartidista que los únicos candidatos con posibilidades de llegar al poder en Ciudad Juárez y Chihuahua son los postulados por el PAN y el PRI.
El control de Ciudad Juárez se disputa entre Jesús Alfredo Delgado del PAN y Alberto Barraza del PRI. El primero busca prolongar otros tres años la hegemonía panista en la franja fronteriza, mientras el abanderado tricolor aspira a romper la racha de gobiernos municipales emanados de Acción Nacional en los últimos nueve años.
En la capital del estado la situación es inversa. Desde 1983, cuando el líder moral del PAN Luis H. Alvarez encabezó el primer ayuntamiento de oposición, ese partido no ha vuelto a obtener un triunfo completo en el municipio, a excepción del predominio de algunos distritos locales ubicados principalmente en las zonas residenciales de las clases media y alta, por lo que ahora la candidatura de Gustavo Madero representa para Acción Nacional el reto de obtener la capital, derrotando al priísta Jorge Barousse, uno de los hombres más cercanos al gobernador Patricio Martínez.
La alternancia política en el poder generada por el bipartidismo impulsado en el norte del país en los ochentas tiene en Chihuahua su expresión más acabada.
En 1983 sorprendió el triunfo del PAN en las alcaldías de Chihuahua, Juárez y otras ciudades importantes, pero desde entonces los electores chihuahuenses dividen sus preferencias entre uno y otro partido.
La expresión de ese comportamiento alcanzó su punto más crítico en 1986, cuando el entonces candidato del PAN a la gubernatura Francisco Barrio Terrazas encabezó un movimiento de resistencia cívica ante la presunción de fraude electoral. Seis años después obtuvo el triunfo en los comicios de 1992, convirtiéndose en el primer gobernador de Chihuahua emanado de las filas del PAN.
Las cosas cambiaron en 1995, cuando en las elecciones intermedias, el electorado cobró en las urnas los errores del primer gobierno panista encabezado entonces por el entonces gobernador Francisco Barrio Terrazas y votó por un Congreso de mayoría opositora dominado por el PRI y llevó a ese partido a recuperar los municipios grandes y medianos, a excepción de Ciudad Juárez.
En 1998 el PRI logró rescatar la gubernatura de manos del PAN y refrendar la mayoría en el Congreso del estado.
Lucha política al tú por tú
"En Chihuahua desde hace años los resultados electorales ya no son predecibles para ningún partido. Nadie tiene la hegemonía sobre un electorado maduro, crítico y politizado", asegura el Secretario General del Comité Estatal del PAN, Fernando Alvarez Monje, y acepta que aun con la ventaja de la inercia electoral que dejó a su partido la elección presidencial del año pasado, los candidatos del blanquiazul están presentando las mejores propuestas para convencer a un electorado crítico e informado.
"Estamos en un escenario de un bipatidismo muy duro entre PAN y PRI; quien haga mejor las cosas logrará el triunfo. Depende esencialmente de los candidatos y propuestas", resaltó.
Detalló que a pesar de la alta competencia política, nunca como ahora el PAN tiene posibilidades reales de retener los 18 municipios que gobierna, obtener un triunfo en la capital del estado y rescatar la mayoría del Congreso local, además de ablandar el voto verde del PRI en los municipios serranos.
Para alcanzar mayor penetración en la zona rural, la estrategia del PAN buscó sumar los votos del PRD en diez municipios donde conformaron una alianza. En algunos distritos electorales rurales, postularon como candidatos a diputados a ex priístas, como es el caso de Samuel Díaz Palma, dirigente indígena y ex diputado.
El secretario general del PAN, pronosticó que rescatarán los espacios de poder de manos del PRI, en lo que definió como una competencia electoral "al tú por tú".
Alvarez Monje responsabilizó al PRI de ensuciar las campañas proselitistas al desatar una guerra de ataques escudado en la campaña antiIVA y de la reforma fiscal que impulsa el presidente Vicente Fox. "El tema del IVA no es un asunto que competa a las campañas de alcaldes y diputados locales", y descartó una repercusión negativa en su partido por el reformón.
La instrucción del PAN a sus candidatos es concreta para hacer a un lado la polémica. Gustavo Madero abanderado del blanquiazul a la alcaldía de Chihuahua, dice que no tiene una definición respecto de la aplicación del IVA en medicinas y alimentos, y hasta ahora no acepta debatir sobre el tema con sus oponentes del PRI y el PRD.
El PRI, por la revancha
Frente al optimismo del PAN, el presidente del PRI en la entidad, Diógenes Bustamante afirma que su partido tiene asegurado el triunfo electoral, y dijo que en las campañas de los abanderados del tricolor, el mejor aliado es el presidente Fox con su propuesta de reforma fiscal.
"Las acusaciones sin sustento, las calumnias de la guerra sucia las desató el líder del PAN, Cruz Pérez Cuéllar, cuando acusó a Jorge Barousse, candidato del PRI a la presidencia municipal de Chihuahua, de delitos de los que no tiene pruebas.
Mientras PRI y PAN se enfrascan en una guerra de acusaciones, el PRD enfoca el trabajo electoral a conseguir suficientes votos que le permitan rebasar la línea del 12% en la elección local que le permita conservar las tres curules de representación proporcional que ahora tienen en el Congreso.