DOMINGO Ť 17 Ť JUNIO Ť 2001
PAGINA 9
Lourdes Galaz
Ť Una comisión de la verdad para traer a cuentas el pasado
Ť Un acuerdo presidencial compra el silencio de los medios
ŤCuesta unos 15 mil millones el gobierno mediático de Fox
Verdades y vergüenzas mexicanas
Qué bueno que por ahí algunos ciudadanos, por distintas razones, insisten en promover una comisión de la verdad. Aunque conocer a fondo las verdades y las vergüenzas de la nación no sea un reclamo popular propiamente dicho, es importante no olvidar el pasado. Ya la comisionada de la Presidencia, Mariclaire Acosta, adelantó que el gobierno "abrirá los archivos de anteriores sexenios", a propósito de que Hina Jilani, la relatora especial de la ONU para los derechos humanos, comentó que "los gobiernos de transición (como se considera a sí misma la administración foxista) deben aclarar el pasado". Y cuando se habla de una comisión de la verdad la gente imagina que investigaría, para aclararlos por supuesto, crímenes muy graves ocurridos en México, que los ha habido (la matanza de Tlaltelolco, la desaparición de militantes políticos, la ejecución de Luis Donaldo Colosio, la masacre de Acteal, el caso Aguas Blancas, entre los más publicitados).
Aunque hay otros asuntos, verdades y vergüenzas nacionales que a los mexicanos todos nos convendría conocer porque afectaron la vida económica, social y política del país y, se dan casos, siguen impactando el presente y futuro de esos millones de personas que creyeron en el advenimiento de los tiempos de cambio. En este contexto, y a propósito del debate abierto sobre los medios y de las múltiples denuncias -ministeriales, de prensa y en la tribuna del Congreso- sobre los gastos en promoción y publicidad del Ejecutivo federal, los gobiernos del Distrito Federal, de Jalisco, Tabasco o Guanajuato, es que sería oportuno que una comisión de la verdad o como quiera llamársele, investigara y aclarara las componendas, los pagos por servicios al Presidente y su gabinete, los costos sociales y las oscuras partidas presupuestales que en el pasado priísta se pagaron por el silencio de la televisión, la radio y la prensa, y hoy mismo se pagan por la manipulación y congestión informativa en todos los medios.
Si como asevera la vocera de Los Pinos, Martha Sahagún, la política de comunicación social del foxismo "se sustenta en tres principios fundamentales: el derecho de la sociedad a la información, a la libre expresión y a participar en las decisiones políticas", bien valdría la pena que tanto el gobierno federal como el Congreso documentaran los presupuestos autorizados y ejercidos en publicidad y propaganda por pasados sexenios y en el que corre. Hoy por hoy, nadie sabe bien a bien cuánto gasta la administración Fox en estos menesteres. Me explico: la Secretaría de Gobernación estima esos gastos en "unos 3 mil 500 millones de pesos". Los senadores y la diputación del PAN afirman que el Congreso aprobó al gobierno federal un mil 727 millones de pesos para el presente ejercicio del 2001. En tanto, la Secretaría de Hacienda, con motivo del recorte presupuestal de mayo pasado, consideró reducir un 8 por ciento (100 millones de pesos) el presupuesto de comunicación, que calculó en un mil 250 millones.
Y créalo, nadie confirma el monto del gasto publicitario de Fox.
Se trata como secreto de Estado, igual que en el pasado. Podría afirmarse que el primer año del sexenio, la administración foxista estaría disponiendo de alrededor de 15 mil millones de pesos, si como afirma la vocera presidencial y confirma la Secretaría de Gobernación, para la difusión de programas oficiales y promoción de la imagen presidencial, además de los recursos autorizados por el Congreso, se utilizan "al ciento por ciento los tiempos fiscales" y otros espacios, como los 30 minutos diarios que los medios electrónicos están obligados a difundir con mensajes del Estado. Sí, se antoja una exageración la cifra de 15 mil millones de pesos, sobre todo si la partida presupuestal autorizada a la Secretaría de Desarrollo Social es de 14 mil 500 millones y el presupuesto de la UNAM es mucho menor que la inversión del foxismo para consolidar un gobierno mediático.
Se vale aclarar: en el debate abierto en Bucareli para revisar la Ley Federal de Telecomunicaciones y la de Radio y Televisión, los puntos más discutidos son la transparencia en el otorgamiento de las concesiones a particulares y el 12.5 por ciento del llamado "tiempo fiscal", que no es otra cosa que el pago de un impuesto por el uso de la concesión, decretado por el Congreso el 31 de diciembre de 1968, con Gustavo Díaz Ordaz como presidente, Luis Echeverría Alvarez como secretario de Gobernación y Antonio Ortiz Mena en la Secretaría de Hacienda. Aquella ley estableció un gravamen "sobre servicios expresamente declarados de interés público", como la radio y la televisión. El decreto establece que el impuesto se determinará aplicando la tasa de 25 por ciento (no el 12.5) al monto total de los pagos en efectivo o en especie que reciba la empresa concesionaria por sus servicios.
Afirma Joaquín Vargas (Jr.) desde la presidencia de la Cámara Nacional de Radio y Televisión que "el 12.5 por ciento se tiene que eliminar porque fue una sanción a la libertad de expresión derivada del movimiento del 68". Nada más aberrante, concluiría una comisión de la verdad, que revisar los expedientes oficiales de aquella época. En efecto, el impuesto a los concesionarios de la radio y la tv se decretó casi tres meses después de la matanza en la plaza de Tlaltelolco. Pero se aplicó hasta después del 1Ɔ de julio de 1969, cuando por acuerdo del Ejecutivo se estableció que los concesionarios "podrán solicitar se les admita el pago del impuesto (25 por ciento de la facturación total) con el 12.5 por ciento del tiempo diario de transmisión (ojo, no del "tiempo comercial", como dicen que señala otro acuerdo de López Portillo). šAh! Encontraría la "comisión de la verdad" que en aquel julio del 69, los concesionarios recibieron nuevas concesiones, muchos otros estímulos y facilidades en el mismo acuerdo diazordacista. También que aquel gobierno autoritario apretó a los medios, luego negoció y pagó (a valor de mercado) su silencio en el movimiento estudiantil de 1968. En la misma negociación compró el apoyo mediático a la campaña presidencial de Luis Echeverría. Hay constancias en los archivos del pasado... si existen, claro.
Ahora mismo, de aplicarse la ley vigente, Televisa, que el último año facturó 20 mil 893 millones de pesos (cifras de la Bolsa Mexicana de Valores), tendría que entregar en efectivo al fisco un impuesto de alrededor de 5 mil 200 millones por la concesión de sus televisoras. Mientras que Tv Azteca, con ventas anuales de 5 mil 405 millones de pesos (misma fuente, BMV), tendría que haber pagado unos mil 350 millones de pesos a Hacienda. Y el Grupo Radio Centro también habría dejado de cubrir el último año unos 200 millones de pesos... y súmele los impuestos que, gracias al acuerdo de Díaz Ordaz negociado por Echeverría, no pagan en efectivo 518 estaciones de televisión y mil 419 emisoras de radio. Claro, se presume que cubren su impuesto en especie, con 12.5 por ciento del tiempo "comercial" de transmisión diaria.... Sí, el gobierno usa al ciento por ciento ese tiempo, cuyo valor en dinero sería de unos 12 mil millones de pesos, no contabilizados en el presupuesto federal que aprueba el Congreso. šAy! Si una comisión de la verdad revelara el pasado...
EN 3 TIEMPOS
Las cosas no van bien... hasta se alzan los ricos
Jesusa, "la mas poderosa": The New York Times
Fox ya tiene defensor oficial... y aun se queja
TODO INDICA que las cosas en el país no van como Vicente Fox y muchos mexicanos quisieran. Y esto se advierte en las contradicciones declarativas de los actores del gabinete económico. El mismo secretario de Hacienda un día dice que México "no está en crisis", pero acepta "debilidad de la economía"; habla de un alza en la recaudación fiscal y adelanta nuevos recortes al gasto. Y en el mundo real se advierte el alzamiento de hombres de negocios con las banderas de la sobrevaluación del peso y la de una errática política laboral. Y Guillermo Ortiz, gobernador del Banco de México, publicita la eficacia de su política monetaria que bajará la inflación hasta el 6%. Claro, acepta que la recesión estadunidense se lleva entre las patas a la economía nacional. Su homólogo Alan Greenspan prevé que "la recuperación" llegaría después, allá por junio del 2002... Y Wall Street cerró el viernes la semana peor del año.
CUANDO JESUSA Rodríguez está al frente de la protesta social, ya sea en las cámaras de televisión o alzando el puño y marchando por las calles, tal vez se convierta en "la mujer más poderosa" de México. Ella ha representado noche tras noche a Jesucristo o al Diablo, a Hitler, a Frida Kahlo, y es quien mejor encarna en los escenarios al ex presidente Salinas de Gortari. También ha satirizado al conservador Carlos Abascal, secretario del Trabajo, y al hombre más rico de México, Carlos Slim, cuando se empeñó (y lo logró, claro) en construir un centro comercial en Cuicuilco. Jesusa Rodríguez es una luchadora social que trabaja como actriz. Ha escrito y dirigido cientos de obras. Cada noche provoca en el cabaret El Hábito expresiones y risas que serían como arma mortal en contra de lo que ella declara como enemigos: los ricos, los poderosos y los santimonios. Así lo publicó el viernes The New York Times.
BUENO SE PUSO el debate en la Comisión Permanente del Congreso. Priístas y perredistas cuestionaron los viajes de Fox al extranjero, y los panistas no salvaron la causa ni en nombre propio. Diego Fernández de Cevallos designó defensor oficial de Fox al senador Javier Corral. Su único argumento es decir que antes todo fue más peor. Y el PRI razona que millones votaron por un cambio, y "la nación va de mal en peor". Y como acá no hay defensa, en Panamá el diario La Prensa publicó que el Presidente mexicano se queja de que PRI y PRD han adoptado una "postura agresiva y contestataria para desacreditar a mi gobierno". También dijo que hará más viajes al extranjero porque se considera un promotor de inversiones para México...y acá decimos que ojalá y mejor fuera su jefe de Estado.