SABADO Ť 16 Ť JUNIO Ť 2001
Ť Hoy última presentación de Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll
Teatro Negro, un espectáculo basado en la iluminación y la pantomima
Ť La compañía de Praga, en su segunda visita a México, afirma que en sus puestas en escena hay mucho surrealismo Ť Es un acto reconocido por su alarde técnico: Héctor Bonilla
ARTURO CRUZ BARCENAS
El pasado jueves hizo su primera presentación en el teatro Metropólitan de la ciudad de México la compañía Teatro Negro de Praga, con una puesta en escena de Alicia en el país de las maravillas, obra de Lewis Carroll adaptada, estilizada, tamizada por la imaginación dramatúrgica unida al silencio y a la oscuridad visible. Es el lugar común, pero no hay de otra: por momentos el espectáculo fue mágico.
El silencio predomina y los haces rebotan en pupilas que se dilatan. Quien haya leído el texto de Carrol no vio un discurso lineal, de pe a pa. Poco importa si los capítulos seguían la estructura lógica. Si el arte es un efecto en cualquier nivel de conciencia, los espectros en la memoria quedaron para siempre. Las puertas tridimensionales se abrieron, rompieron la ley de la gravedad. El cuerpo del conejo blanco se partió y del tronco para abajo se pusieron al revés. Es la lógica del espejo de Carroll, donde lo absurdo es creíble.
En la geometría del autor inglés, las flores fosforescentes unen sus pétalos y los polígonos pueden ser miliágonos, entes vistos con ojos de mosca; el caleidoscopio multiplica la imaginación, la fisis de figuras proyectadas en espejos enfrentados.
El nombre de Alice no hace palindroma, pero antes de ser leído, como en un crucigrama, bailará sobre el horizonte negro que sirve de escenario, convertido en la vieja paleta de un pintor impresionista. El gato, curiosidad natural, buscará ponerse el cascabel, trastocado en pelotas que se posan sobre las cabezas de los seres que buscan la puerta de salida del país de las maravillas.
De una gran sartén saltan pizzas que estornudan cuando el cocinero les pone algo de pimienta. Niños entre el público reaccionan y sueltan risas que expresan asombro, más cuando una gran llave se vuelve una bicicleta. Las zanahorias gustan bailar un jazz y las tasas desfilarán esperando su turno para el café, cual damas inglesas.
Esta compañía basa su concepto en el empleo de la cámara negra, pero la pantomima hace el resto. Sus integrantes afirman que en sus puestas en escena hay mucho surrealismo. Teatro Negro de Praga vino hace ocho años a México y esta es la primera vez que ofrece su versión de Alicia en el país de las maravillas, con 12 personas enfrente y tras bambalinas. Aún hay boletos para las funciones del sábado y el domingo, pero pocos, informaron los organizadores. Luego harán un gira por varias ciudades de la República, entre las que se encuentran Guadalajara, Monterrey, Veracruz y Mérida.
El guión, coreografía y la dirección es de Jiri Srnec; música, Jiri Koptik; diseño de escenario, Katerina Ebelova; vestuario, Bozena Lesakova; producción, Pavel Hortek. Reparto: Alicia, Marcela Divisova; Conejo Blanco, Bob Dufek; Ratón, Vladimir Kubicek; sapo verde y gato, Marketa Holubova, entre otros. Actores invisibles: Renata Hostinska, Martin Mrumercik, Marek Blanar, Karel Leixner, Josef Neuman.
Alonso Arreola, de Music Frontiers, empresa que trajo en espectáculo, informó que aún hay boletos (la última función es mañana). Informes: Ticketmaster, teléfono: 5-325-9000.
En su propia voz
Nacho Méndez: "Es un espectáculo ingenioso que muestra lo que se puede lograr cuando hay trabajo e imaginación, además de un espíritu de lograr cosas nuevas. Sin embargo, creo que para el público mexicano le falta un poco de humor. La música me encanta, pues va del clásico al jazz, pasando por todo lo modernista. Esta obra la pueden apreciar más los adultos, pues se dan cuenta del trabajo que está detrás, y los niños se sorprenden por la magia de ver cosas volando".
Héctor Bonilla: "Es un espetáculo reconocido por su alarde técnico, la iluminación y el manejo corporal, sobre todo por los actores de negro, que es la gente que está atrás. No podemos hablar de una interpretación o una metáfora de lo que es Alicia en el país de las maravillas, pues lo más interesante que puedes tener es el mundo de las drogas, evidentemente, pero vamos a ver el planteamiento lineal, tradicional, y admirando el gra rigor y manejo técnico. Este es un humor muy cándido, limpio, que se acerca al planteamiento infantil. Lo rescatable es la riqueza imaginativa".
Astrid Hadad: "Me fascinó la magia, štodo! Me regresó a mis tiempos de niña. Más que fijarme en la historia, que es lo que menos me importó, me fascinó la magia. No me fijé en lo temático, no me importó. En un momento dado gozas mucho más que si quieres saber si es lineal la historia. Gozas la precisión. Sobre el humor, a mí no me tocó demasiado el rollo del humor; me pareció... nada que ver con el nuestro, nada. Se me hizo muy simple, pero es bonito lo que hacen. Hay un momento en que se cae, pero lo vuelven a levantar (el espectáculo). No siento que tenga un fondo ni un humor que se pueda tocar o que te pueda llegar. Si yo fuera niña me fascinaría".