sabado Ť 16 Ť junio Ť 2001
Enrique Calderón A
Sugerencias para algún viaje futuro
En DisneyWorld el presidente Fox y su comitiva no corren el riesgo de que sus palabras y sus acciones sean mal interpretadas por quienes no entienden la idiosincrasia mexicana y menos la que hoy promueve el nuevo gobierno, que en honor a la verdad tampoco aquí entendemos
Dado el decidido interés mostrado por el Presidente de viajar al exterior con el propósito de establecer convenios comerciales y de buscar inversionistas decididos a hacer negocios en México, y considerando los intereses específicos de los funcionarios de su gabinete y empresarios que son normalmente invitados a acompañar al jefe del Ejecutivo, es que me atrevo a sugerir como un destino importante para sus próximos viajes un sitio llamado DisneyWorld, ubicado en Florida.
Seguramente esta sugerencia puede parecer poco seria a los lectores de este diario, una especie de chunga a partir del viaje a China, sin embargo, no lo es, por las razones que a continuación expongo: aunque DisneyWorld tiene la imagen de ser un centro de diversión infantil, cosa que tiene su importancia, dada la inclinación del presidente Fox de estar cerca de los chiquillos y las chiquillas, en realidad es también un centro de negocios de clase mundial, en donde se realizan seminarios y eventos para las empresas más importantes del mundo, por lo cual la comitiva del jefe del Ejecutivo se sentiría en un ambiente más cálido y sobre todo más cercano a su visión del mundo y a sus hábitos de conducta social.
Por ello mismo, los riesgos de ser criticados, mal vistos o juzgados como irrespetuosos o faltos de cultura, serían prácticamente eliminados, dado el clima de libertad que allí existe. ƑQuién se molestaría por ejemplo de que algún funcionario o funcionaria del gobierno de México se quisiera sacar una foto abrazando a Tribilín o a la Cenicienta?
Como en todo lugar con una gran afluencia de turistas, me imagino que en DisneyWorld deben tener un libro para visitantes distinguidos, en el que el Presidente podría escribir un pensamiento en inglés sin temor a que futuros visitantes no lo entiendan, como seguramente le sucedió en China.
Por otra parte, los visitantes de DisneyWorld son de todo el mundo, por lo que una conferencia promocional del Presidente y de sus colaboradores tendría sin dudas una audiencia global, con resultados seguramente mejores, o por lo menos igual de esperanzadores que los logrados en el reciente viaje a China, Corea y Japón.
Existe un parque complementario a DisneyWorld, conocido como Epcot Center, reconocido a nivel mundial por los avances tecnológicos que presenta; no me queda ninguna duda que de allí el equipo de gobierno podría obtener ideas frescas e innovadoras de fácil aplicación en los proyectos de modernización como el de e-México (Electronic-México), en el cual el gobierno parece estar dispuesto a hacer grandes inversiones. Las posibilidades de aprender sobre hidroponía, ingeniería genética, micro-electrónica e inteligencia artificial (sólo por si se llega a necesitar) en unas cuantas horas, sería una razón suficiente para un viaje así, aun en el caso de no lograr los demás objetivos.
No sólo eso, algunos miembros del gabinete se han distinguido por su inclinación a la fantasía, o mostrado preferencias literarias totalmente idóneas con las que constituyen la esencia de ese lugar maravilloso. Así, aunque no conozco a ciencia cierta si existen planes específicos de desarrollo para el País de las Maravillas o para el País de Nunca Jamás, me atrevería a pensar que en ellos hay ideas de valor, totalmente rescatables. Por lo demás, alguna entrevista con Peter Pan o con Donald podría agregar contenido a alguno de los programas radiofónicos que el Presidente tiene los sábados.
No tengo dudas de que un viaje a DisneyWorld resulta en todo caso significativamente más económico que uno a Asia, no obstante que el lugar no sea del todo barato, y existan oportunidades de dispendio para quienes gustan de disfrutarlo, pero lo más importante es que DisneyWorld es uno de los símbolos más importantes de los mercados globales, de la economía abierta, de la libertad de pensamiento (dentro de ciertos límites, desde luego), por lo que allí el Presidente y su comitiva no corren el riesgo de que sus palabras y sus acciones sean mal interpretadas por quienes no entienden la idiosincrasia mexicana, y menos la que hoy está promoviendo el nuevo gobierno, que en honor a la verdad, tampoco aquí entendemos mucho. Ť