VIERNES Ť 15 Ť JUNIO Ť 2001

Ť Textos de Sergio Monsalvo y fotografías de Fernando en un esfuerzo sin patrocinio

El libro Tiempo de solos busca definir el rostro de la cultura jazzística de México

Ť Ofrece medio centenar de retratos de músicos dedicados a ese género

ARTURO GARCIA HERNANDEZ

El jazz en México "existe aunque no lo parezca". Registrar su existencia y darle rostro fue el propósito del escritor y periodista Sergio Monsalvo y del fotógrafo Fernando Aceves al hacer el libro Tiempo de solos. 50 jazzistas mexicanos, un documento sin precedentes en el árido panorama de la literatura jazzística en nuestro país.

Editado de manera independiente, impecablemente diseñado e impreso, Tiempo de solos... (que será presentado hoy en el Centro Nacional de las Artes, en Río Churubusco y Tlalpan, a las 19:00 horas con los comentarios de Víctor Ronquillo, Jorge R. Soto, Pablo Espinosa y los autores) registra ?con foto y entrevista? a media centena de músicos representativos de varias generaciones, estilos e instrumentos, a condición de que hayan grabado por lo menos un disco. En ese sentido no están todos los que son, pero sí son todos los que están. Unos cuantos nombres: Jako González, Pablo Anguiano, Gerardo Bátiz, Verónica Ituarte, Iraida Noriega, Héctor Infanzón, Julio Revueltas, Rodolfo Popo Sánchez... Etcétera.

Músicos en activo, personajes desconocidos

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Explica Monsalvo: ''El objetivo fundamental y ulterior del libro es mostrar a personajes desconocidos para la mayoría que sin embargo son el mejor material humano, musicalmente hablando, que tenemos en México. Son músicos en activo, algunos de los cuales aún se están formando. No están todos los que son, pero según mi criterio sí son los más importantes. Finalmente toda antología se basa en el criterio de quien la hace y ese criterio lo compartimos Fernando y yo".

Desde un punto de vista visual ?expone Aceves? ''considero que es importante porque no ha existido en México esa cultura de documentar la música y creo que es importante empezar a hacer esa labor. Ya lo hice antes con un libro sobre rock, y considero que esto marca una camino para que las nuevas generaciones de fotógrafos cobren conciencia sobre la importancia de documentar lo que sucede en su tiempo, en este caso la música".

Fernando Aceves y Sergio Monsalvo, desde sus respectivos oficios, han dedicado prácticamente su vida profesional al trabajo continuo y sistemático relacionado con la música.

Durante 13 años, Aceves ha hecho un registro puntual de cuanto fenómeno musical le ha sido posible, en los ámbitos nacional e internacional, fotografiando más de 100 conciertos en Estados Unidos, Canadá e Inglaterra. En 1999 publicó su libro Destellos e ilusiones: retratos del rock mexicano (Editorial Plaza & Janés), que reúne los retratos de músicos que han hecho el rock en México durante más de 40 años.

Por su parte, Sergio Monsalvo se ha labrado un sólido prestigio como crítico de música en La Jornada, El Nacional, El Universal y Crónica. Es autor de los libros Nina Hagen, un encuentro cercano (1988), La canción del inmigrante (sobre Los Lobos, 1989), Por amor al sax (coautor y compilador, 1992 y 1999), Ave del paraíso (poemas, 1998). Fundó y dirigió durante cuatro años la revista Sólo jazz & blues.

Esfuerzos individuales, nada más

Monsalvo lamenta que en lo concerniente a la generación de una cultura jazzística, ''todo ha sido azaroso, todos los esfuerzos siempre son individuales. Por ejemplo, para registrar la historia completa del jazz mexicano se necesitarían muchos recursos, tanto económicos como humanos. Este trabajo nada más lo realizamos Fernando y yo con recursos económicos propios y con nuestro tiempo, porque las instituciones que deberían estar más acuciosas en ese sentido no lo han hecho, no les interesa.

''El jazz es en estos momentos la música más marginal que existe en México", sin embargo ''en los últimos años ha habido una explosión muy afortunada de músicos que han entendido finalmente la importancia de la trascendencia y están grabando; en los últimos dos años se ha grabado más que en cualquier época de la historia del jazz en México. Las generaciones que emergen se dan cuenta de que deben hacerlo para dejar un testimonio de lo que eran; algo que no sucedió con generaciones anteriores, que ni siquiera se fotografiaban".

Acerca de los propósitos estéticos de los retratos, Aceves deliberadamente buscó alejarse del lugar común que presenta a los jazzistas en atmósferas oscuras e íntimas y los captó en el ámbito de su cotidianidad para ofrecer, sin traicionarlos, una imagen más humana de ellos. A diferencia de los roqueros, más acostumbrados a la cámara, los músicos de jazz son más reacios: ''Pusieron a prueba mis habilidades como retratista, al estar frente a alguien que no conocía, que nunca había visto pero al que tenía que mostrar en su esencia".

Al final del prólogo que antecede los retratos y los textos que los acompañan, Sergio Monsalvo resume: ''Fernando Aceves y yo hemos querido colaborar con Tiempo de solos en la divulgación de uno de los aspectos de la cultura jazzística nacional, plasmando en retratos y palabras los detalles conceptuales y perfiles que han hecho de 50 personas músicos de jazz. Las generaciones no dejan de nacer y como escribas y fotógrafos involucrados en nuestro tiempo somos testigos responsables ante ellas de hacer una relación de los visto, de lo escuchado, de lo vivido en ese sentido. El jazz de México tiene la palabra".