VIERNES Ť 15 Ť JUNIO Ť 2001
Ť Juan Bueno Torio
Los altos réditos de microcréditos, para costear capacitación
DAVID ZUÑIGA
El subsecretario para la Pequeña y Mediana Empresa de la Secretaría de Economía, Juan Bueno Torio, salió ayer en defensa del Programa Nacional de Financiamiento al Microempresario (Finafim), que ha recibido severas críticas por cobrar tasas de interés que exceden por mucho las que cobran los bancos y que llegan a más de 84 por ciento anual.
Luego de participar en un foro convocado por la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), Bueno Torio explicó que las elevadas tasas de interés se deben a que las microfinancieras tendrán que hacer estudios para evaluar los proyectos y también ofrecerán a los microempresarios capacitación y asesoría para administrarlos, lo cual implica gastos.
Tras reiterar que las condiciones que ofrecen las microfinancieras son mejores que las que dan los agiotistas, quienes cobran tasas de hasta 10 por ciento diario, destacó que si el Finafim no cobra tasas altas no habrá recursos revolventes para ampliar los montos y la cobertura de los créditos ni para fondear a más microfinancieras. La idea, recordó, es que este proyecto dependa cada vez menos de recursos fiscales y que se vuelva autofinanciable.
Por otra parte, el subsecretario anunció que se emitirá una norma que permitirá a compañías de seguros y fianzas utilizar una parte de sus reservas de capital para financiar a micro, pequeñas y medianas empresas
Los changarros en cifras
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), un micronegocio es una unidad económica que tiene hasta seis trabajadores (incluido el propietario) en actividades extractivas, de comercio, servicios, construcción y transporte. En el caso de las empresas manufactureras el límite son 16 trabajadores.
La Encuesta nacional de micronegocios 1998 del INEGI revela que estas empresas aumentaron de 3 millones 575 mil 587 en 1996 a 4 millones 218 mil 568 en 1998. La mayoría de estas unidades (3 millones 529 mil 499), son trabajadores por cuenta propia y sólo 689 mil 69 tienen empleados. Del total, 2 millones 824 mil 246 no tienen local: un millón 40 mil 467 ofrecen sus servicios en el domicilio de los clientes; 910 mil tienen su negocio en su domicilio; 300 mil 412 ofrecen sus servicios o mercancías en algún vehículo; 189 mil 904 tienen puestos en la vía pública, 147 mil 535 en algún mercado o tianguis y 187 mil 535 son ambulantes que van de casa en casa o que venden en las calles.
Del universo de micronegocios, 3 millones 400 mil 891 necesitaron financiamiento para empezar a operar, y la mayoría (2 millones 313 mil 845) empezó con ahorros personales; 532 mil 350 pidió prestado a amigos y/o parientes; 214 mil 888 usó la liquidación de un empleo anterior; 88 mil recurrieron a prestamistas particulares y 41 mil 786 a cajas de ahorro.
En último lugar aparece la banca comercial: sólo 26 mil 894 personas acudieron a estas empresas, es decir, 0.7 por ciento de quienes solicitaron financiamiento.