DESTAPAR EL FOBAPROA-IPAB
El
operativo de rescate de bancos privados que emprendió el gobierno
pasado y cuya fiscalización impidieron, en su momento, los partidos
Revolucionario Institucional y Acción Nacional, no puede permanecer
más en la sombra ni en la impunidad.
Ni siquiera el "lavado legislativo" realizado por esos
dos partidos para tapar el escándalo ha podido despejar las sólidas
y fundadas sospechas en el sentido de que buena parte de los 650 mil millones
de pesos que ha de costarle al país el salvamento de los bancos
fue cartera vencida que el Estado, por medio del Fobaproa, no debió
haber asumido, ni siquiera bajo los lineamientos ideados por los regímenes
de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo para complacer a los capitales financieros
y especuladores, y privatizar recursos públicos de manera masiva.
El empeño de seguir escamoteando la información
correspondiente a la sociedad se ha vuelto insostenible, además,
ante la evidencia del excelente negocio que ha resultado el rescate bancario
para los principales accionistas de Banamex, quienes, tras haber adquirido
esa institución a precio de remate --en tiempos de Salinas-- y de
haber obtenido ayudas gubernamentales multimillonarias --en el sexenio
de Zedillo--, ahora se aprestan a venderla, con una ganancia exorbitante,
a Citigroup, un conglomerado financiero extranjero que, para colmo, es
señalado como una enorme lavandería internacional de dineros
mal habidos: entre muchos otros, los de Raúl (o Carlos) Salinas
y los de Carlos Saúl Menem.
En circunstancias en las que los legisladores priístas
ya no están sujetos a la sumisión de la Presidencia, y cuando
los del PAN empiezan a cobrar conciencia, desde su cercanía con
el poder, del enorme boquete en las finanzas públicas que contribuyeron
a legalizar y a encubrir, y que ahora se traduce en una severa atadura
presupuestal para el gobierno de Vicente Fox, ambas bancadas parecen haber
terminado por aceptar que se escudriñe en las cuentas del Fobaproa
y se abra la información que el auditor canadiense Michael Mackey
entregó a la legislatura anterior y en la que, se supone, podría
hallarse datos de desvíos y de operaciones ilegales, irregulares
o, cuando menos, indebidas.
La perspectiva de ese esclarecimiento resulta obligada
por varias razones: en primer término, para recuperar fondos públicos
que actualmente se encuentran en manos privadas; asimismo, para sancionar
posibles conductas ilegales por parte de funcionarios o ex funcionarios
del Fobaproa-IPAB y de banqueros o ex banqueros.
Finalmente, en los casos en los que no haya margen para
recursos legales, al menos para exhibir ante la sociedad a quienes lucraron
con la crisis económica del sexenio pasado y con el sufrimiento
de millones de mexicanos.
Si se logran tales objetivos, se reducirá la posibilidad
de que el país vuelva a ser víctima, en el futuro, de un
desfalco semejante.
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