JUEVES Ť 14 Ť JUNIO Ť 2001
Ť Alcides Ramón Magaña, parte de la estrategia de penetración del narco en la PGR
El Metro, de ex agente de la PJF a una persona de "alta estima" para El Señor de los Cielos
Ť Luego de proteger al hijo de Amado Carrillo, el capo lo promovió en el cártel de Juárez
Ť Por sus ligas con el poder político de Quintana Roo, durante años logró eludir a la justicia
GUSTAVO CASTILLO GARCIA
Ex agente de la Policía Judicial Federal (PJF) hasta 1993, Alcides Ramón Magaña se convirtió, a partir de las 10:30 de la noche del 24 de noviembre de ese año, en una persona de "alta estima" para Amado Carrillo Fuentes. De ser su "simple" chofer, pasó a ser su jefe de escoltas y, meses más tarde, en el encargado de la célula del sureste del cártel de Juárez.
El Metro, según informaciones extraoficiales obtenidas en corrillos policiacos, al-canzó el grado de subteniente en el Ejército Mexicano por haber estudiado en el Heroico Colegio Militar, de ahí también el mote de El Teniente.
De la milicia salió para ingresar a la PJF, convertirse en comandante y ser adscrito a la delegación de Chihuahua en 1990, donde conocería posteriormente a Amado Carrillo, El Señor de los Cielos.
Ramón Magaña formó parte de los agentes judiciales involucrados con el cártel de Ama-do Carrillo, igual que otros comandantes de la PJF como José Luis Patiño Esquivel, quien estaba entonces como encargado de la subdelegación de Ciudad Juárez, y el director de Operaciones e Intercepción Aérea de la Procuraduría General de la República (PGR), Guillermo González Calderoni.
El Metro era parte de la estrategia de pe-netración del narcotráfico hacia la PGR y lealtad para el cártel de Juárez, aun después de la muerte de Carrillo Fuentes en 1997.
Cancún estaba en manos de Ramiro Mireles Félix, quien fue ejecutado en 1993, año en que Amado Carrillo Fuentes deja de ser un "desconocido" y su nombre comienza a mencionarse como uno de los más importantes capos del narcotráfico en México
El nombre de Amado Carrillo se ventila públicamente. Su historial, de acuerdo con informes elaborados por la PGR en 1996, revela que se convirtió en sucesor de Mi-guel Angel Félix Gallardo, jefe del cártel de Sinaloa, y de Ernesto Fonseca Carrillo, lí-der del cártel de Guadalajara, los grandes capos detenidos en 1989 y 1985.
Pero además adquiere el liderazgo del cártel de Juárez tras los asesinatos de Pablo Acosta, El Pablote, Rafael Muñoz Talavera y Rafael Aguilar Guajardo. Carrillo Fuentes logró sumar en una sola tres distintas organizaciones dedicadas al tráfico de cocaína.
Para entonces, Alcides Ramón Magaña ya fungía como chofer del extinto jefe del cártel de Juárez.
Datos obtenidos en la PGR señalan que entre el 19 y el 20 de noviembre de 1993, Amado Carrillo había llegado a la ciudad de México, junto con su esposa Sonia Barragán y sus hijos. Se hospedaron en el hotel Presidente Chapultepec y decidieron cenar en el restaurante Bali Hai, localizado en la avenida Insurgentes Sur 1524, a la altura de Ba-rranca del Muerto.
"Llegaron como a las 20:30 horas, la ba-lacera empezó minutos después de las 10 de la noche. Los hermanos Arellano Félix ha-bían enviado un grupo de sicarios para que asesinaran a Amado Carrillo. El enfrentamiento duró cinco o siete minutos. Hubo cinco muertos, uno de ellos un policía preventivo que había acudido al lugar en respuesta a una llamada de auxilio".
Relatos periodísticos de la época dan cuenta de que en el restaurante quedaron los cuerpos de tres integrantes de la escolta de Carrillo Fuentes.
Mientras los sicarios de los Arellano Félix disparaban contra los comensales, Alcides Ramón Magaña y otros dos escoltas de El Señor de los Cielos formaron una "muralla" de contención, y con ello protegieron la huida del jefe mafioso.
Según declaraciones ministeriales de To-más Colsa McGregor, quien fuera testigo protegido de la PGR hasta 1997 --cuando fue secuestrado en Guadalajara y asesinado en el Distrito Federal--, El Metro resguardó durante 24 horas a uno de los hijos de Amado Carrillo Fuentes en la azotea del inmueble.
El Teniente es detenido por agentes de la entonces Secretaría de Protección y Vialidad, junto con Juan Carlos Pérez Zúñiga y Adán Segundo Pérez Canales.
La Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal comienza la averiguación previa 31/3776/93-11 por el delito de homicidio y daños en propiedad ajena, y desglosa una averiguación previa a la PGR por acopio de armas, falsificación de documentos y nexos con el narcotráfico.
Veintidós días después de la balacera en el Bali Hai, la entonces jueza tercera de distrito en materia penal, con sede en el Reclusorio Oriente, Olga Sánchez Contreras, deja libres a los tres. Ese 16 de diciembre considera que no existen elementos suficientes para procesarlos.
A la PGR le notifica hasta el día 17, según informaciones obtenidas no confirmadas, por lo que el Ministerio Público Federal apeló a su decisión. Luego la jueza ordenó su reaprehensión.
El Metro se reincorpora al cártel de Juárez y ante la exhibición pública de Carrillo Fuentes, junto con Eduardo, Enrique y Re-né González Quirarte, mientras Arturo Her-nández, alias El Chaqui, empieza a hacerse cargo de las células de esa organización. El Señor de los Cielos comienza a ocultarse.
Entre las asignaciones de plazas y células, a Alcides Ramón Magaña le toca la zona del Caribe mexicano. Desde finales de 1993 comienza a operar la principal ruta de ingreso de cocaína colombiana desde Cancún, y Mario Villanueva empieza su mandato como gobernador de Quintana Roo.
Alcides Ramón Magaña se convierte poco a poco en uno de los líderes del cártel de Juárez, primero como operador, después como parte de lo que se ha denominado consejo de administración, colocándose al nivel de Vi-cente Carrillo Fuentes (hermano de Ama-do), Vicente Carrillo Leyva (hijo de El Señor de los Cielos) y Eduardo González Quirarte, El Flaco, jefe de la célula de Jalisco.
Todo tras la muerte de Amado Carrillo Fuentes en julio de 1997, cuando en el cártel de Juárez se inicia el reacomodo por el poder. Uno de los que no ha perdido su lugar como principal es Juan José Esparragoza Moreno, El Azul, quien --se dijo en 1997-- intentaba negociar la creación de una gran federación de cárteles.
La operatividad de El Metro no se redujo pese a que desde 1998 la PGR ofreció 4 millones de pesos a quien proporcionara da-tos para su captura. Sus ligas con el poder local de Quintana Roo le permitieron salir de ese estado cuando más se le buscó.
Cambió su fisonomía, bajó más de 20 ki-los, se hizo cirugía plástica y se mudó a su lugar de origen, Tabasco. Pero sus huellas dactilares fueron las que confirmaron que el detenido en un caseta telefónica de Villahermosa era el narcotraficante que las autoridades buscaban.
Desde ayer está a disposición de la jueza que lo dejó libre en 1993 por falta de elementos para procesarlo.