JUEVES Ť 14 Ť JUNIO Ť 2001

Ť El Presidente mexicano expondrá hoy en El Salvador los alcances de su propuesta

Romper con la transmisión generacional de la pobreza, objetivo del Plan Puebla-Panamá: Fox

Ť Se pretende convertir el istmo y sur de México en "polo de desarrollo de clase mundial"

Ť La iniciativa intentará obtener el respaldo de todos los mandatarios centroamericanos

ROBERTO GARDUÑO

El presidente Vicente Fox propondrá a sus homólogos de Centroamérica establecer un nuevo esquema de crecimiento económico regional partiendo de la premisa "de que el desarrollo es el de las personas o no es desarrollo".

La iniciativa que el mandatario mexicano presentará el viernes en San Salvador pretende que el Plan Puebla-Panamá haga de la zona del istmo y del sur de México "un polo de desarrollo de clase mundial", para superar el rezago existente.

El documento base del citado plan, que será sometido a un proceso de consulta y enriquecimiento entre las sociedades y gobiernos de los países involucrados, expresa el reconocimiento explícito del gobierno de México a que "no basta modernizar la gestión pública y la política del desarrollo si ello se mantiene dentro de las fronteras nacionales".

Para la administración del presidente Fox el Plan Puebla-Panamá centrará su operatividad en las acciones gubernamentales seleccionadas estratégicamente: desarrollo humano, infraestructura, cambios institucionales y regulatorios, así como políticas de Estado que promuevan, incentiven y faciliten las inversiones productivas privadas.

La intención del mandatario mexicano es aprovechar la "posición geográfica privilegiada" de Centroamérica con relación a Norteamérica, Europa y Asia. También se ganaría terreno en el proceso de integración entre México y el istmo en las áreas de electricidad y transporte, así como en las oportunidades de financiamiento a través de la banca de desarrollo para los proyectos conjuntos.

Uno de los puntos nodales de la propuesta que Fox hará mañana se refiere a la "consolidación de los procesos de participación social en la toma de decisiones públicas".

Al presentar la iniciativa, el mandatario de México hará especial mención de las "fuertes desigualdades entre pobres y ricos, y los altos índices de marginación", que son producto del alto grado de dispersión de las comunidades, de la emigración a los núcleos urbanos y las bajas tasas de participación social en las políticas públicas.

Esas circunstancias se presentan por el crecimiento de la desigualdad entre pobres y ricos con "el consecuente incremento de la tensión social". Además, de persistir el escenario actual se abrirá la brecha entre la región sur-sureste y el resto de México, y entre los países de Centroamérica con otras áreas del mundo.

Metas a alcanzar

El objetivo fundamental del Plan Puebla-Panamá es "mejorar la calidad de vida de los habitantes de la región territorial comprendida en la región sur sureste de México y los países de Centroamérica". El documento base del proyecto foxista desglosa en ocho las metas básicas para el desarrollo de la zona:

Elevar el nivel de desarrollo huma- no y social de la población; lograr una mayor participación de la sociedad civil en el desarrollo; conseguir un cambio estructural en la dinámica económica; aprovechar cabalmente las vocaciones y ventajas comparativas; promover inversiones productivas que amplíen la oferta de empleos bien remunerados; alcanzar un manejo sustentable de los recursos naturales y el ambiente; promover la concertación de planes y estrategias conjuntas de desarrollo entre la región sur-sureste de México y los países de Centroamérica, y modernizar y fortalecer la capacidad de las instituciones de la región.

Los estudios del gobierno mexicano concluyeron que la marginación y la pobreza se han convertido "en un problema hereditario, porque los hijos de los pobres y marginados heredan las condiciones de sus padres. Es por ello que el Plan Puebla-Panamá plantea la necesidad de implantar programas especiales que permitan romper con la transmisión generacional de la pobreza".

Por tal motivo, la iniciativa mexicana establece mejorar la cobertura, la calidad y acceso a los servicios de educación y reducir los índices de deserción educativa:

"De tal manera que se propone que el gasto público en educación de las entidades del sur-sureste se aproxime o incluso sea mayor al promedio nacional (de 17.5 por ciento del gasto público total), para generar una mejor y mayor oferta de servicios educativos en las regiones con mayor rezago".

El plan establece que la ejecución de los grandes proyectos deberá someterse a un análisis objetivo y profundo de la sociedad a través de sus organizaciones civiles, instituciones de educación superior, centros de investigación, organizaciones sociales y ciudadanos interesados en el desarrollo de sus comunidades:

"En todo momento se tendrá especial cuidado en respetar y preservar los derechos y la cultura de los pueblos indígenas, procurando que sus opiniones sean incorporadas permanentemente en el diseño y ejecución de los proyectos".