MIERCOLES Ť 13 Ť JUNIO Ť 2001
Ť No hay nada nuevo y sólo se pretende presionar al Poder Judicial de Jalisco, dice
En el caso Posadas, a Sandoval Iñiguez se le está cayendo el teatrito, afirma Jorge Carpizo
Ť Si se comprueba que el prelado es Pinocho, Ƒpodría continuar como cardenal?, pregunta
KARINA AVILES Y GUSTAVO CASTILLO
El ex procurador general de la República Jorge Carpizo resumió: en el nuevo episodio del caso Posadas ''no hay nada nuevo'' y lo único que se pretende con el reciente ''escándalo publicitario'' es reabrir el caso y, más ''grave'' aún, ejercer una presión -a través de declaraciones como las del cardenal Juan Sandoval Iñiguez- sobre el Poder Judicial de Jalisco y el juez que lleva el proceso penal. Por ello, retó nuevamente al jerarca católico a que ambos se sometan al ''detector de mentiras'' y si se comprueba que Sandoval es "Pinocho" la cuestión sería: ''ƑMoralmente podría continuar como cardenal?''
Ahora que Sandoval Iñiguez ''no sabe qué sacar'' se le ve ''desesperado''. Estoy seguro, dijo Carpizo, de que ''el día que Dios lo llame a cuentas no le va a ir bien''. El que fue el primer procurador responsable de las investigaciones del asesinato del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo respondió ayer en una conferencia de prensa a las acusaciones en su contra, y de paso aclaró que los nueve discos compactos y el correo electrónico de los que ha hablado el prelado no tienen nada de nuevo.
A la acusación de Sandoval en el sentido de que Carpizo lo amenazó con la cárcel si persistía en afirmar que la muerte de su antecesor fue un crimen de Estado, el ex secretario de Gobernación respondió que el cardenal ''tuvo la oportunidad'' de señalarlo en las declaraciones ministeriales que presentó en los primeros meses de 2000, y sin embargo, ''no dijo nada... Qué curioso que lo dice hasta ayer (el pasado lunes), como que no le gustó que citara a rueda de prensa. Entonces no me intimida absolutamente''.
Acto seguido reiteró la invitación al cardenal para que, además, lo denunciara penalmente si es que lo ha amenazado, y también lo convocó a que platiquen en público en ''una rueda de prensa como ésta, con la televisión, para que nos vea todo el pueblo de México, o en radio''.
Las sorpresitas
En el Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, el ex rector de la máxima casa de estudios consideró que la misiva en la que supuestamente el que fuera obispo de Cuernavaca Luis Reynoso Cervantes, habría señalado que el asesinato de Posadas fue directo e intencional, ''va a resultar una carta bis, como aquella que habría escrito Posadas al Papa y que después'' todo mundo admitió que era falsa.
En esta historia que continúa y de la cual ''Carlos Fuentes o (Gabriel) García Márquez harían una novela maravillosa'', expresó Carpizo, ''el teatrito se les está cayendo''. Y ''yo soy la piedra en el camino para probar su complot; quizás si yo no hubiera dicho la verdad'', Sandoval Iñiguez ''ya se hubiera salido con la suya''.
Entonces, comenzó el recuento que fue salpicado por lo que Carpizo llamó ''sorpresitas'', en las que los protagonistas son los integrantes del ''grupo Jalisco'': el cardenal Juan Sandoval Iñiguez, Fernando Guzmán Pérez Peláez, quien fue secretario general del gobierno de ese estado, y sus abogados.
En principio, manifestó que ''sería extraordinariamente grave y de nueva cuenta un pésimo antecedente que sin nuevos elementos, sin ninguna prueba seria, sino un chisme, un dime y direte, se vaya a sacar la averiguación previa de la reserva''.
Por otro lado, afirmó que le consta que se ''han hecho presiones muy graves al Tribunal Superior de Justicia de Jalisco y al juez'', o a los jueces que durante estos ocho años han llevado el caso. Sin embargo, subrayó que ni el juez ni el tribunal se han dejado presionar hasta ahora.
Calificó de ''grave'' la declaración de Sandoval en el sentido de ''quitar responsabilidad a los Arellano y a El Chapo Guzmán'', porque implica ''una presión fabulosa al juez de Jalisco'', quien no se dejó presionar.
Por otra parte, aclaró que en el momento en que el grupo interinstitucional informa de sus conclusiones, en julio de 2000'', se dice que la documentación será pública, pero no puede serlo hasta que se cumpla con el requisito de que la Procuraduría la entregue al juez.
La PGR visitó a la Procuraduría de Jalisco y le entregó los nueve discos compactos. Ambas instancias los entregaron al juez del caso. Entonces, ''cuando Sandoval y Guzmán Pérez Peláez'' dicen que entregaron ese material a la Procuraduría de Jalisco, ésta ya lo tenía, pero también el juez y ''todo México lo sabía, pero se nos había olvidado''.
Otra de las ''sorpresitas'' es que en la biblioteca de la PGR no sólo se pusieron a disposición los nueve discos compactos, sino también videofilmaciones de muchas declaraciones, entre ellas de ''testigos de Guzmán y Sandoval'', añadió.
Por otro lado, dice Sandoval que le llegó un correo electrónico y que éste ofrece ''datos. Ya no habla de pruebas, ya aprendió'', dijo Carpizo. Pero ''quiero decir que no es nuevo lo del e-mail. Ya se dio un caso de e-mail. Está en los nueve discos'' compactos.
Al respecto, Carpizo comentó que el abogado de Sandoval y Guzmán, de apellido Ortega Sánchez, ''ofreció en marzo de 2000 la testimonial de Guillermo Velázquez González, quien le envió un correo electrónico al gobernador Alberto Cárdenas Jiménez, en donde dijo que él había estado presente en Guadalajara ese 24 de mayo (día del asesinato), y hacía su relación apoyando la tesis del complot''. Al ser citado a declarar ministerialmente, le preguntan si él mandó un correo electrónico. ''Dice que sí, pero que son apreciaciones muy personales de lo que ha leído y que no le consta nada''.
Afirmó que detrás de los tres testigos que se llaman ''sembrados'' -y cuyos nombres son Roberto Hernández, Marco Enrique Torres García y Luis Alfonso Ferráez Ruz- ''hubo dinero de por medio'', y en los nueve discos compactos existe ''acta ministerial'' de esta situación.
Roberto Hernández ''pidió dinero a los abogados de Sandoval y cuando la PGR se enteró y se los reclamó, a los abogados no les quedó más remedio que decir que sí le habían dado dinerito, pero pequeñas cantidades y bienes''.
En referencia a Torres García, señaló que sólo una parte de su declaración ministerial, la que apoyaba la tesis del complot, fue filtrada. Incluso, cuando ''el periodista italiano Tornelli dice que está hablando de nuevas pruebas, se está refiriendo a este caso, pero el teatrito se les está cayendo''. Torres García dijo que era militar y en los discos compactos hay documentos de la Sedena en donde se señala que nadie con ese nombre ha sido militar.
En el caso de Ferráez, le pide dinero a los abogados. ''ƑY saben qué le contestan éstos?, 'no estamos facultados, vamos a hablar con Sandoval a ver qué nos dicen', no lo niegan''. Pero hay otra ''cosita preciosa'', señaló Carpizo. ''Los tres testigos sembrados, los que ellos presentaron, que presionaron que había que ir hasta Chicago, ahora le llaman sembrados. ƑPor qué? Por una simplísima razón: por todo el dinero y las pruebas quieren decir, nos los sembraron, los quieren desprestigiar, pero al mismo tiempo lo que dicen esos tres es lo que ellos mismos sostienen''.
Testigos ''locos degenerados''
Citó cuando Sandoval Iñiguez y Guzmán declararon que ''no tenían ninguna prueba más. Si son más de 80 declaraciones que presentaron estos señores de locos degenerados'', estos son sus testigos. ''Claro, hay gente buena, pero gente humilde, ignorante y que les han dicho qué deben decir, y lo han dicho porque se ha comprobado con exámenes psicológicos y psiquiátricos que no están bien de sus facultades mentales''.
También habló de un sacerdote que fue presentado por Sandoval y Guzmán como testigo, quien dijo que una persona a quien él conocía, y que era muy confiable, El Chino, le había hablado del complot. Pero días después ''le remordió la conciencia'' a ese sacerdote y ante un agente del Ministerio Público dijo que lo que antes había señalado se lo había dicho ''uno de los abogados de Sandoval''.
Sostuvo que para Guzmán son indispensables las declaraciones de tres personas: Enrique Arari Garduño (El Gari), y José Luis Tirión. Entonces, Guzmán, así como el abogado Ortega Sánchez y el arzobispo de Chihuahua, ''fueron a escuchar a la cárcel de Los Angeles a El Gari y él confirma sus declaraciones anteriores, pero en la cárcel había otro detenido que resulta ser el señor (Marco Enrique) Torres García, y entonces El Gari cuenta lo que le había contado Torres García... Sandoval dice que uno de sus testigos que le da más confianza es El Gari, no por lo que vivió sino por lo que escuchó, por lo que le contó Torres García''.
Por último, Carpizo leyó parte de un documento que, si es necesario, lo hará público en su totalidad. El mismo está dirigido a Jean Louis Taura, en su cargo de secretario para las Relaciones con los Estados del Vaticano y firmado por José Fernández Arteaga, arzobispo de Chihuahua, y el extinto obispo de Cuernavaca Luis Reynoso. En el párrafo que leyó, estos últimos dicen: ''Es por ello que nos atrevemos a solicitar a vuestra excelencia reverendísima su intervención. Ya que sólo una autoridad superior podrá poner un alto a esta situación que nos parece contraria a la caridad cristiana y que pondrá en tela de juicio la honorabilidad de los miembros del Episcopado en su conjunto y particularmente en su trabajo''.