MARTES Ť 12 Ť JUNIO Ť 2001
Ť La pena de muerte se aplicaría el próximo 19, si no se atiende pedido de clemencia
Otro mexicano, a punto de ser ejecutado en EU
Ť Confeso de homicidio, la vida de Gerardo Valdez depende del gobernador de Oklahoma
ROSA ELVIRA VARGAS
Un mexicano más está a punto de ser ejecutado en Estados Unidos. Acusado y confeso de haber asesinado a un hombre en 1989, hoy la vida de Gerardo Valdez Maltos depende sólo de la decisión del gobernador de Oklahoma, Frank Keating, quien tendrá que analizar la petición de conmutación de la pena que la semana pasada formuló el Consejo de Perdón y Libertad Bajo Palabra de ese estado.
La sentencia está programada para el próximo día 19 de este mes por inyección letal. En este caso, del que hasta hace dos meses la cancillería mexicana no contaba con referencia alguna, la defensa gubernamental se ha centrado en un hecho incontrovertible: desde su arresto y a lo largo del juicio, las autoridades nunca le permitieron hablar con funcionarios consulares mexicanos.
Al incautarle de este derecho, la policía y la fiscalía violaron la Convención de Viena en su artículo 36, concerniente a los derechos consulares para extranjeros. De este modo, escribió el funcionario consular Julian Adem al Consejo de Perdón y Libertad Bajo Palabra, el mexicano careció de una representación legal adecuada para su defensa. Un argumento similar se utilizó, y surtió efecto, en el caso de Ricardo Aldape, quien incluso fue puesto en libertad y meses después murió, ya en México, en un accidente automovilístico.
El periódico The Oklahoman publicó en su edición del pasado 7 de junio que fue el testimonio sobre la difícil niñez de Valdez Maltos, su buen comportamiento en prisión y una serie de lesiones en la cabeza sufridas también en sus primeros años, "y no las consideraciones sobre la legislación internacional, las que influyeron el voto de la mayoría de ese consejo''.
El Departamento de Estado también se dirigió a esa instancia solicitándole que realice una cuidadosa consideración de las quejas presentadas por el gobierno mexicano en este caso. J. D. Daniells, subdirector del consejo, dijo que es la primera vez que reciben alguna comunicación de un gobierno extranjero en un caso relacionado con la pena de muerte.
Sólo existe un antecedente en el que el Consejo emitió un voto de clemencia en los últimos 35 años. En este caso la votación fue de tres a uno a favor de conmutar la pena de muerte por cadena perpetua sin libertad bajo fianza.
El periodista Bob Doucette recoge declaraciones del abogado de Valdez, Bob Nance, en el sentido de que su defendido creció en la miseria y durante su niñez sufrió diversos golpes en la cabeza, incluido uno provocado por un accidente automovilístico que le dañó el lóbulo frontal izquierdo del cerebro. La lesión de esa área puede causar pensamientos obsesivos acerca de la religión, entre otros síntomas.
Durante el juicio, la fiscalía argumentó que el acusado mató en 1989 a Juan Barrón porque éste le hizo proposiciones homosexuales en un bar. Valdez intentó persuadirlo de que la Biblia condena la homosexualidad, pero como aquél se negara a escucharlo, el sentenciado le disparó dos veces en la cabeza, le pegó, cortó el cuello y por último arrastró su cuerpo hasta un espacio abierto y lo quemó en un horno de barbacoa.
Para el abogado Nance es claro que las obsesiones religiosas, la bebida y su razonamiento dañado debido a las múltiples lesiones cerebrales desataron o motivaron el crimen. Fue, en todo caso, causa de una discapacidad mental lo que le llevó a creer que tenía que hacer algo para corregir a ese hombre, añadió.
Pat Morgan, miembro del Consejo de Perdón, dijo: "Este fue un crimen terrible. No se trata de adivinar acerca de nadie; simplemente estoy poniendo en la balanza el beneficio de la duda a un hombre que podría pagar por un crimen con la pena máxima''.
Citó entonces los antecedentes no criminales de Valdez y su impecable récord en prisión. El mexicano, señala el diario, que pasa el tiempo escribiendo poemas sobre cristianismo en español, expresó remordimientos: "realmente me siento culpable; le he pedido a Dios que me perdone y me ayude para nunca volver a hacer esto''.
Lo que es un hecho es que el caso pasará ahora a la oficina del gobernador Frank Keating, quien tendrá la última palabra (Valdez ha perdido ya todas las apelaciones presentadas) para decidir si la sentencia puede ser conmutada o la ejecución debe proceder.
'"Obviamente, si el Consejo de Perdón votó a favor de la clemencia por cadena perpetua sin derecho a fianza, el gobernador va a prestarle toda su atención al caso'', dijo Dan Mahoney, vocero de Keating.
Sin embargo, tanto el procurador general, Drew Edmonson, como la familia de Barrón, insisten en que Valdez debe ser ejecutado.