MARTES Ť 12 Ť JUNIO Ť 2001
Ť Intervención de la CNDH, exige el obispo de Juárez
Demanda la Iglesia leyes más severas contra los traficantes de personas
JOSE ANTONIO ROMAN
Luego de señalar que datos fidedignos reportan la muerte de 515 migrantes en los estados de Texas, Arizona y California, entre septiembre de 1999 y 2000, el presidente de la Comisión de Movilidad Humana del Episcopado Mexicano, Renato Ascencio León, señaló que los gobiernos de México y Estados Unidos están llamados a elaborar y aplicar leyes más rigurosas que castiguen a los traficantes de personas.
En una carta en la que lamenta profundamente el "calvario" que día con día viven nuestros connacionales que se ven prácticamente obligados a abandonar sus lugares de origen en busca de mejores oportunidades, el también obispo de Ciudad Juárez hizo un llamado "muy especial" a quienes pretenden migrar para que, en cuanto sea posible, lo eviten, sabiendo que está en peligro su propia vida, al desconocer los obstáculos naturales que encontrarán en su camino.
De igual forma, exhortó a la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) a intervenir de una manera enérgica ante el hecho de que las personas sean tasadas por una cantidad, que puede ir desde unos pocos dólares hasta montos verdaderamente escandalosos, según el origen de quienes pretenden migrar.
El obispo de la diócesis fronteriza y responsable directo de la pastoral migratoria en el Episcopado Mexicano invitó a sus agentes de pastoral, especialmente a los que tienen centros de atención en la frontera, para que orientan y ayuden a los migrantes que pasan por sus centros.
De acuerdo con datos extraoficiales, pero fidedignos según el obispo de Ciudad Juárez, entre septiembre de 1999 y del 2000 ocurrieron 515 muertes de connacionales en su intento de cruzar la frontera: 269 en Texas, 140 en California y 106 en Arizona. "ƑCuántas personas más tendrán que morir hasta que se dé una solución definitiva a este problema de la migración forzada, del tráfico de indocumentados? ƑCuántas denuncias más tendrán que hacerse hasta que los compromisos de cada uno de los dos países se transformen en acciones concretas y desinteresadas?"
Ascencio León, finalmente, hizo también un llamado a todos los hombres de buena voluntad, principalmente a los católicos, para que con verdadero espíritu evangélico reciban, ayuden y orienten a quienes buscan apoyo en su tránsito migratorio, recordando el texto bíblico: "porque tuve hambre, y me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; era un extraño, y me hospedaron".