Ť La PGJDF debe citar a funcionarios involucrados: el abogado de González Montes
Comparece segundo testigo de presunta extorsión de delegado
BERTHA TERESA RAMIREZ
El abogado de la empresaria propietaria del centro nocturno Limelite, Gabriel Regino García, señaló que este martes se presentara en la Fiscalía Especial de Servidores Públicos el segundo testigo que comprobaría "la presunta extorsión de la que fue objeto la empresaria por parte de funcionarios públicos de la delegación Miguel Hidalgo".
El abogado comentó que con la comparecencia del segundo testigo de cargo, Francisco Porras, asistente de los dueños del Limelite, habrá concluido la actividad de los denunciantes, y corresponderá a la Procuradurpia General de Justicia del distrito Federal (PGJDF), comenzar a citar a los funcionarios presuntamente involucrados en el delito de extorsión: José Cervantes Calderón, director Jurídico y de Gobierno, e Ismael Padilla, director de Gobierno, quienes fueron despedidos de sus cargos un mes después "de que recibieron el millón de pesos", así como al jefe delegacional Arne aus den Ruthen, indicó.
Para el defensor, la declaración del segundo testigo "será determinante para demostrar la extorsión denunciada".
Indicó que el testimonio de Francisco Porras se sumará al del señor Alejandro González, quien el jueves de la semana pasada también compareció ante esa fiscalía especial para hablar sobre "la extorsión de la que fueron objeto".
El abogado dijo que Alejandro González fue quien en primer lugar hizo todas las gestiones para obtener el levantamiento de sellos y la licencia de funcionamiento "hasta que los funcionarios le ordenaron no volver a gestionar trámite alguno, y su hermana Martha Estela González Montes, debió entrar a relevarlo en las mencionadas gestiones".
Regino García indicó que fue a la señora González Montes a quienes los funcionarios delegacionales indicaron que "debía dejar fuera de la sociedad a su hermano y entregar el donativo del millón de pesos, pues sólo de esa manera levanta-rían los sellos y le otorgarían la licencia de funcionamiento".
Añadió que luego de que los hermanos González Montes se dedicaron a conseguir el préstamo para cubrir la cantidad exigida, a principios del año entregaron el primer cheque a nombre de la delegación Miguel Hidalgo; "sin embargo, debido a que no se podría cobrar, los funcionarios pidieron a la señora González que hiciera un nuevo cheque a favor del fideicomiso social Miguel Hidalgo".
El defensor agregó que una vez que la señora entregó el segundo cheque, Ismael Padilla y José Cervantes le exigieron firmara una carta por la que se comprometía a cerrar definitivamente su establecimiento, a fin de autorizar el levantamiento de sellos y la expedición de la licencia para una nueva negociación.
Indicó que no obstante lo anterior, no se expidió la licencia ni se les devolvió el dinero entregado, y que la señora González Montes reclamó la licencia el 14 de marzo durante "un miércoles ciudadano" al jefe delegacional, pero Aus den Ruthen, simplemente le respondió "que se olvidaran de la misma y que por lo que hacia al dinero se lo agradecían los niños de la calle".
Dijo que en su declaración González Montes aportó información sobre las visitas que Arne aus Ruthen Haag hizo al Limelite cuando era jefe delegacional electo". Agregó que en dos ocasiones el personal de seguridad del centro nocturno negó el acceso al establecimiento al ahora jefe delegacional debido a que en ese momento no se disponía de lugares.
Refirió que apenas una semana después de que asumió el cargo, Arne aus den Ruthen "ordenó inmediatamente las visitas de inspección que por su rigor derivaron en la clausura del Limelite".
González Montes, en ese entonces presidente del consejo de administración de la empresa Música y Ritmo, indicó que tras el cierre del Limelite se dedicó a tratar de levantar la clausura y a obtener la licencia de funcionamiento.
"Sin embargo, Ismael Padilla, subdirector de Gobierno en la delegación, le indicó que por órdenes del jefe delegacional no lo iban a atender, por lo que debió buscar un "miércoles ciudadano" a Arne aus den Ruthen , quien le advirtió que "mientras estuviera como delegado no iba a abrir nunca ningún establecimiento en su demarcación".