MARTES Ť 12 Ť JUNIO Ť 2001

Ugo Pipitone

Miscelánea de junio

En los últimos días han sido tantas las noticias de diferentes partes del mundo que este humilde comentarista se encuentra en el embarazo de escoger un tema para reflexionar. Para salir de duda intentaré comentar a vuelo de pájaro los acontecimientos que me parecen más relevantes.

Comencemos con el arresto del ex presidente Argentino Carlos Menem bajo el cargo de tráfico ilegal de armamento. Sin prejuzgar sobre culpabilidad o menos, el hecho relevante es aquí el indicio de vida que viene de la justicia argentina. No puedo excluir la posibilidad de equivocarme, pero tengo la impresión que en América Latina el sistema judiciario sea, en general, el menos visible de los poderes del Estado. Y el más contaminado por complicidades políticas y de otro tipo. Que la justicia se despierte y dirija sus investigaciones a poderosos tradicionalmente impunes, es un hecho mínimo de civilidad y de credibilidad institucional. Países como España e Italia demoraron décadas en dar a su magistratura los necesarios espacios de autonomía, pero hoy jueces como Baltazar Gastón y, ayer, Antonio di Pietro, constituyen garantías de una justicia que intenta serlo independientemente del color político o del cargo institucional de los afectados. Por estos rumbos, aparte la actual excepción argentina, la justicia sigue demasiado condicionada por el poder en turno con un alto costo en términos de transparencia institucional, para no hablar de impunidad o de "justicia política".

Por su parte, la Unión Europea acaba de ratificar los protocolos de Kioto que empeñan los países firmatarios a reducir las emisiones de varios gases responsables del calentamiento de la atmósfera y de los océanos. El objetivo es reducir estas emisiones en 5 por ciento para el año 2012. Lo relevante aquí es que la administración republicana de George W. Bush sigue negándose a aprobar estos acuerdos en nombre de la necesidad de no sacrificar el crecimiento. Los conservadores no se desmienten: las lógicas del mercado no deben ser entorpecidas y que el largo plazo se las arregle como pueda. Los científicos de Estados Unidos, encargados por el propio presidente Bush de redactar un informe imparcial, acaban de declarar que el efecto invernadero se está agravando y requiere iniciativas radicales desde el presente antes que los cambios climáticos produzcan graves consecuencias sobre la calidad de la vida en el planeta.

Otra muestra de parroquialismo viene de Irlanda, cuyos electores, en un referéndum con bajísima participación ciudadana, optaron por no ratificar los acuerdos de Niza de febrero de este año. Y de esta forma queda en entredicho la ampliación de la Unión Europea. Irlanda ha sido uno de los mayores beneficiarios de las políticas de solidaridad de la Unión Europea en las últimas décadas y ahora se rehúsa a que beneficios similares puedan extenderse a otros países. Desinformación del electorado y resurgencia periódica de reflejos nacionalistas más o menos adormilados, ponen a Bruselas en condiciones difíciles para seguir el camino de la ampliación. Los tratados de Niza deberían entrar en vigor a fines de 2002 y no queda mucho tiempo para evitar una puesta en discusión de toda la arquitectura del ensanchamiento de la Unión. Una tentación en que los gobiernos de Bélgica, España e Italia podrían caer considerando su poco entusiasmo hacia la ampliación. Tanto para confirmar que el camino de Europa sigue siendo cuesta arriba y sin garantías de éxito.

Concluyamos con dos importantes victorias electorales. La primera es la ratificación de Tony Blair a la cabeza del gobierno inglés. Entre las razones interna de esta victoria está el hecho que el país presenta hoy una de las tasas de desempleo más bajas de Europa y del mundo. Pero, lo verdaderamente importante es que los electores ingleses, en contra de la campaña nacionalista de los conservadores centrada en el rechazo a la moneda única europea, optaron por ratificar en el gobierno a un político con un claro compromiso europeísta. La segunda es la nueva victoria electoral del presidente de Irán, Jatamí. El país sigue siendo una república teocrática, y sin embargo la nueva victoria de los reformistas abre las puertas a un posible ensanchamiento de los espacios de libertad individual, ya que muchos de sus resortes están todavía controlados por clérigos tradicionalistas. Irán se debe a sí mismo, y le debe al mundo, la demostración de que el Islam puede convivir con instituciones democráticas. Un camino todavía largo.