LUNES Ť 11 Ť JUNIO Ť 2001
Ť Escenario del choque reciente de un convoy militar con presuntos asaltantes
En la esquina donde la selva se adentra en Guatemala, un cerco disfrazado de progreso
Ť La Armada vigila las fronteras pluviales; el Ejército, el círculo exterior a las comunidades
Ť Confusión en el nombre de un lugar se aprovecha para ligar al EZLN con el narcotráfico
HERMANN BELLINGHAUSEN ENVIADO
Nuevo Orizaba, Chis., 10 de junio. En esta esquina se acaba México. Un ángulo recto, de 90 grados exactos, traza el confín de Marqués de Comillas y las más grandes soledades, todavía, de lo que fue la selva Lacandona. A pesar de que ya hay una carretera que une Palenque a los Lagos de Montebello bordeando la vecindad con Guatemala, estos pueblos y ranchos se encuentran tan lejos de todo que, de aquí, uno no viene ni va.
A eso del kilómetro 264 de sus más de 400, la carretera da una vuelta en escuadra donde termina la frontera marcada por los ríos Usumacinta y Chixoy, y empieza la frontera imaginaria que alguien trazó con regla y lápiz sobre un escritorio hace un par de siglos, y dijo: "Hágase la línea divisoria". Desde entonces Chiapas es México.
Las fronteras pluviales las vigila la Ar-mada, y las terrestres el Ejército Mexicano. Pero es este último el encargado de controlar el que resulta el círculo más ex-terior del cerco militar a las comunidades rebeldes, es decir, a la selva Lacandona y la totalidad del territorio indígena de Chiapas. Por acá precisamente intentó el ex gobernador Albores instaurar sus "nuevos" municipios, de corte contrainsurgente y oscuro financiamiento, que el gobierno de Pablo Salazar Mendiguichía canceló por considerarlos ilegales.
En las inmediaciones de esta esquina se localiza Roberto Barrios (Ocosingo), co-munidad frecuentemente confundida con el Roberto Barrios (también Ocosingo) donde hay un Aguacalientes zapatista y queda a casi 300 kilómetros de aquí. En estas tierras, que se antojan tierra de nadie, es fácil sospechar, como en los hechos ha ocurrido, una escala ideal para las rutas del narcotráfico. Cuando, periódica e infructuosamente, se intenta vincular a los zapatistas con el narco mediante "filtraciones" de los servicios de seguridad, se menciona Roberto Barrios como un lugar donde la droga fuerte hace escala en su camino al norte, y con base en el equívoco se especulan las asociaciones que la homonimia permite.
Por acá la ilegalidad ha servido para muchas cosas, pero no para una presencia significativa de grupos rebeldes como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional y sus bases de apoyo. De aquí hacia el norte y el oeste están, en cambio, los valles, la selva y las cañadas de los municipios autónomos y sus centenares de comunidades en resistencia.
Desde que en uno de sus últimos actos de gobierno el presidente Zedillo inauguró el puente Ixcán y el túnel Flor de Café, la carretera fronteriza es patrullada constantemente por el Ejército Mexicano. Más ahora, que se reanudaron retenes y patrullajes "disuasivos" en distintas partes de la selva.
Apenas el sábado hubo un enfrentamiento entre un convoy militar y un grupo de presuntos asaltantes en el crucero de Nueva Palestina. Procedente de la base militar de Boca Lacantún, la columna militar se dirigía a su base en Tenosique, Tabasco, según informa la Sedena. En respuesta al hecho, la movilización militar se incrementó este fin de semana. Un asalto de delincuentes a una patrulla del Ejército justifica el refuerzo de la presión militar sobre las comunidades del norte de la selva. Sedena atribuye los hechos a delincuentes que operan entre Chancalá y San Javier, en la ruta turística que conduce a Bonampak y Yaxchilán.
Pocas semanas después de reanudados los patrullajes en la zona de conflicto, los hechos de Nueva Palestina aprietan otro poco la tuerca de la militarización, de por sí aplastante, en el valle de Santo Domingo, el extremo norte de Montes Azules y el trayecto Chancalá, Cintalapa y Culebra, donde hay asaltantes y un larvado grupo paramiliar priísta, pero sobre todo comunidades autónomas, tanto zapatistas como de Xi'Nich y ARIC independiente.
Chulas fronteras
La fama de Benemérito de las Américas, el pueblo más grande de la región de Marqués de Comillas, como el Far West, tierra de violencia y poca ley, da nombre (y funciona como chiste local) al principal bar del agitado pueblo de migrantes originarios de distintas partes de la República, incluido el Distrito Federal. Con todo el aspecto de cantina estilo La ley del revólver, dicho antro se llama El viejo oeste. Es un pueblo comercial, de servicios, con cerca de 5 mil habitantes y presencia permanente de corporaciones policiacas federal y estatales, y punto de encuentro de los convoyes militares. Por eso aquí son frecuentes los apañones.
Separado de Guatemala por el río Usumacinta, Benemérito es adonde más lejos ha llegado la prostitución, y en ocasiones la violencia meramente delincuencial. No es raro en un poblado de estas características. Un poco más allá de la nueva ruta turística Palenque-Bonampak-Yaxchilán, es sin duda un punto delicado del territorio nacional, aunque ahora ya se puede llegar en microbús o pesera y cuenta con todos los servicios, incluidos gimnasio y videocentro, y los testigos de Jehová pueden vivir sus creencias con naturalidad apocalíptica. ƑCuánto falta para las maquiladoras? ƑCuánto para la activación del Plan Puebla-Panamá? (Sus ejecutores, como en la rueda de San Miguelİ por aquí pueden pasar.) ƑCuánto para que esta re-taguardia de los recursos naturales estratégicos de México se juegue en las salas internacionales de subasta pública?
De pollos y hombres
El hombre camina a orillas de la carretera, en el corazón de Nuevo Orizaba. Es indígena, algo que en esta franja fronteriza no siempre puede darse por sentado; los colonizadores agrícolas en su mayoría ni siquiera nacieron en Chiapas. Se aproxima a mi vehículo estacionado y saluda espontáneamente. Trae de un ala un pollo que luce resignado de lo que el destino pueda depararle.
No bien se barruntaba una conversación, un sordo fragor nos interrumpe. Procedentes de la base militar de Maravilla Tenejapa, cinco camiones para traslado de tropas atraviesan el poblado, despacio a causa de los topes. Una vez que se alejaron los carros rumbo a Boca Lacantún, el hombre del pollo recupera el habla: "Andan vigilando mucho. Parece que ya nos vamos a acostumbrar". No sé si es ironía o aceptación, pues lo dice con un candor indescifrable.
"Aquí no hay guerra. No sabemos lo que es eso." Recuerda los años del éxodo guatemalteco. "Lleno estaba esto de chapines, y peor más allá de Monte Flor. Ora quedaron nada más los que quisieron, pocos aquí. Qué va a haber guerrilleros. Los narcotraficantes no los conocemos, pero los judiciales han agarrado sus avionetas, por el lado del río." Señala hacia el norte, el otro extremo de la zona Marqués de Comillas.
El destino del pollo está sellado: "está en su punto para caldo, tierno, si crece más se va a poner dura su carne", dice el hombre con beatitud apenas golosa. Un grupo de niños transita ahora por la carretera, regresan de la escuela. O sea, ya existe en las inmediaciones algo parecido a una escuela. El hombre se une a los niños -uno resulta ser su nieto- y se despide agitando la mano en que carga al pollo.
La carretera Palenque-Montebello toca el extremo norte de los Montes Azules, no lejos de Culebra, Cintalapa y Lacanjá Tzeltal; atraviesa el hipertrofiado territorio lacandón, la vastedad de Marqués de Comillas, y luego de dar vuelta donde queda dicho, alcanza el extremo sur de la reserva de la biosfera, entre Chajul e Ixcán, también el límite sur de la selva Lacandona, señalado por las aguas del río Lacantún, turbio y abundante ahora por las lluvias.
La ocupación militar de la llamada zona de conflicto conforma una red de círculos concéntricos que ha determinado el trazo de los caminos que representan la única respuesta gubernamental tangible al le-vantamiento indígena de 1994. La carretera fronteriza forma parte del círculo más exterior de la guerra. Más adentro se tienden las redes de caminos y bases militares que cercan los municipios autónomos, en particular Ricardo Flores Magón, Libertad de los Pueblos Mayas, Emiliano Zapata, Francisco Gómez, San Pedro de Michoacán, y Tierra y Libertad. Una ma-raña Ƒde contención o de integración? Un meticuloso estado de sitio disfrazado de progreso.