DOMINGO Ť 10 Ť JUNIO Ť 2001

Ť Desde el 25 de mayo aplica un programa en beneficio de quienes en prisión son olvidadas

Apoya el Inmujer a reclusas, para obtener su preliberación

ELIA BALTAZAR

Al cruzar la puerta de una cárcel lo pierden todo. El olvido es la peor de las sentencias para las mujeres internas en los reclusorios del Distrito Federal, quienes en muy pocos casos cuentan con el apoyo de familiares, amigos, y menos aún de sus parejas. Están solas. Y por eso la libertad para ellas es todavía más difícil.

Ante ello, el Instituto de la Mujer puso en marcha un programa de apoyo para reclusas que han cumplido parte de su sentencia y los requisitos de conducta que pide la Ley de Sentencias y Ejecuciones Penales para alcanzar la libertad anticipada, pues en ocasiones ni siquiera hay quién las apoye a la hora de comenzar los trámites para ejercer ese derecho, si es el caso, explica Maricela Contreras, coordinadora de los centros integrales de apoyo a las mujeres.

A la fecha, más de 60 mujeres han conseguido ser excarceladas mediante los buenos oficios del Instituto de la Mujer, en coordinación con la Dirección General de Prevención y Readaptación Social, y la colaboración de Margarita Guerra, megistrada del Tribunal Superior de Justicia del DF, quien se ha dado a la tarea de ayudar en la revisión de expedientes y en asesoría.

Pero la ayuda no queda ahí, explica Maricela. A través de los CIAM estas mujeres han encontrado apoyo para aprender un oficio, elevar su autoestima y adquirir una cultura de género, de modo que los fantasmas de la reincidencia se alejen de su vida.

Se trata de talleres que se ofrecen todos los viernes y a los cuales están comprometidas a asistir durante seis meses, dice Maricela, quien no esconde su satisfacción porque el instituto ha puesto en marcha este primera etapa que busca beneficiar a todas aquellas internas que lo merecen. Y que son muchas, cabe decir, porque en la mayoría de los casos ellas participan en los delitos como cómplices, inducidas por sus compañeros sentimentales, dice Maricela.

Este programa arrancó el 25 de mayo y a la fecha ha logrado la libertad de más de 60 mujeres, y otras 30 quizá la alcancen en un futuro próximo. Actualmente, en los reclusorios de la ciudad hay más de 900 internas, de las cuales casi la mitad son madres, sujetas a proceso o ya condenadas.

La edad promedio de las mujeres internas, según las autoridades, oscila entre los 21 y 40 años, y la mayoría de ellas, casi 75 por ciento, sólo cuenta con instrucción primaria. Al menos 60 por ciento tiene condenas de entre ocho y 15 años de prisión, principalmente por delitos como homicidio y secuestro.

"Hay mujeres que desde hace tiempo podían haber comenzado sus trámites, pero no hay nadie junto a ellas para ayudarlas, asesorarlas, bueno, a veces ni siquiera para ir a sacar copias de un documento", relata la coordinadora de los CIAM, quien asegura: "Queremos emprender un nuevo modelo de atención".