DOMINGO Ť 10 Ť JUNIO Ť 2001

Ť A punto de extinguirse, los matlatzincas tienen esperanza de vida 10 años menor que otros grupos

En pobreza extrema, más de un millón de indígenas mexiquenses

Ť Sin servicios básicos, analfabetismo y problemas en tenencia de la tierra, la mayoría opta por emigrar

RENE RAMON ALVARADO CORRESPONSAL

Nezahualcoyotl, Mex., 9 de junio. Con altas tasas de morbilidad y mortalidad, desnutrición crónica, sin servicios básicos como drenaje y agua potable, y con un alto grado de analfabetismo, en el estado de México sobreviven más de un millón de matlatzincas, mazahuas, nahuas, otomíes y tlahuicas, pobladores originales de la entidad.

Distribuidos en comunidades de 39 municipios, en los últimos tiempos esta población experimenta una gran migración interna a raíz de problemas de tenencia de la tierra, construcción de presas, carreteras y plantas industriales en su territorio, así como la caída de precios de sus productos.

La migración se da fundamentalmente hacia los 23 municipios mexiquenses conurbados al Distrito Federal y a la misma capital del país, al grado que los matlatzincas están al borde de la extinción, pues según los cálculos más pesimistas, quedan menos de 100 en San Francisco Oxtotilpan, municipio de Temascaltepec, no obstante que en el pasado prehispánico dominaron los estados de México, Michoacán y Guerrero.

Del más de millón de indígenas mexiquenses, los mazahuas, otomíes y nahuas representan 34, 32 y 24 por ciento, respectivamente, mientras que los tlahuica y matlatzinca alcanzan apenas 10 por ciento. Los mazahuas habitan, en su mayoría, San Felipe del Progreso; los otomíes en Acambay; los nahuas en ocho localidades, pero fundamentalmente en Temascaltepec, Tenango del Valle y Texcoco, donde vive más de 95 por ciento de la etnia, y los tlahuica y matlatzinca en los municipios de Ocuilán y Temascaltepec, respectivamente.

Carlos Castañeda Hernández, vocal ejecutivo del Centro Estatal para el Desarrollo Integral de los Pueblos Indígenas del Estado de México (CEDIPIEM), afirma que "es patente la pobreza que se observa en las familias indígenas", mientras que estudios del Instituto Nacional Indigenista (INI) revelan que la migración se ha convertido en el factor desintegrador de estos grupos.

De acuerdo con el diagnóstico elaborado por el CEDIPIEM, 80 por ciento de los indios del estado de México no ganan más de dos salarios mínimos.

La delegación del INI advierte que "el matlatzinca es uno de los pueblos indígenas del país que mayor desintegración ha sufrido", y reconoce que las cifras oficiales no corresponden a la realidad, porque el censo de 1995 tenía ubicindigenas_reforma01ados a 310 mil 785 indígenas, entre ellos 684 matlatzincas.

Valentín González Bautista, presidente de la Comisión de Asuntos Indígenas del Congreso local, asegura que el grupo matlatzinca se ha reducido a menos de 100 personas, y que otros han emigrado al grado de que el INI ubicó a ocho en el Distrito Federal, Chimalhuacán, Nezahualcóyotl y Ecatepec, tres en Zinacantepec y dos en Toluca.

Estableció que los matlatzincas tienen una expectativa de vida hasta 10 años menor que otros sectores de la población; mientras que 46 por ciento es analfabeta y 76 por ciento no terminó la educación primaria.

Su "alta mortalidad" se observa en que 8.5 por ciento de los hijos de madres de entre 25 a 29 años de edad habían fallecido al momento del censo de 1995, lo que representó, hasta 1995, casi "el doble del promedio nacional, que fue de 4.7 por ciento.

Retardo de 16% en crecimiento

La Monografía municipal del estado de México, editada por el Instituto Mexiquense de Cultura, indica que los niños indígenas de entre seis y 14 años "presentan desnutrición crónica" y un retardo en el crecimiento de hasta 16.1 por ciento, además de que existe una alta tasa de morbilidad y mortalidad.

En materia de servicios, 54 por ciento no tiene drenaje y el rezago en agua es de 25 por ciento. "Existen comunidades donde el déficit en estos rubros alcanza 100 por ciento.

El analfabetismo es otro serio rezago de estos grupos indígenas. El CEDIPIEM indica que el promedio es de 20 por ciento entre los cinco existentes en la entidad, aunque ocurre que hasta 48 y 59 por ciento de los indios no termina sus estudios básicos y medio básicos.

Aunado a ello, se observa una deficiente alimentación nutricional. "En estas comunidades se tiene por costumbre almorzar a las 12 horas y comer a las 17. En el almuerzo se sirve atole blanco, tortillas y papas. En la comida se acostumbra pulque, tortillas, salsa, papas y, si hay, huevos. Sólo en los días de fiesta se come arroz, mole, tamales, tortillas y pulque".

Las estadísticas de los tres niveles de gobierno indican que, por lo general, el alcohol va de la mano de los indígenas. Datos de la monografía municipal indican que en localidades como Acambay y San Felipe del Progreso, donde se concentra la mayoría de la población otomí y mazahua, de las muertes indígenas reportadas, 20 por ciento ocurrieron por cirrosis hepática.

Organización social

Los mazahuas, el grupo que prevalece en la entidad, están representados ante las autoridades estatales y federales por el Consejo Supremo Mazahua, pero, como el resto de los ciudadanos, participan en comicios para elegir al presidente municipal y a los delegados de las comunidades.

Por obligación, los mazahuas participan en obras de beneficio colectivo, como escuelas o mercados. Si el padre o sus hijos solteros no colaboran, se les impide acceder a esos servicios.

De acuerdo con la monografía de San Felipe del Progreso, editada también por el Instituto Mexiquense de Cultura, alrededor de 90 por ciento de los habitantes de esta localidad, donde se concentra la mayoría de los mazahuas mexiquenses, practican la religión católica.

Así, los mazahuas cuentan con mayordomías cuyos integrantes se encargan de cada figura religiosa y, durante la celebración anual, realizan gastos en atención de los festejos dedicados a la imagen a su cargo.

Por su parte, entre los matlatzincas de San Francisco Oxtotilpan prevalece el sistema de cargos, lo que implica que los habitantes que alcanzan la ciudadanía se emplean en algún puesto civil o religioso al servicio de la comunidad. Así, la trayectoria de un individuo se alterna entre los cargos de la delegación municipal y de la Iglesia. Las autoridades se escogen a través de una elección popular en las asambleas generales, y también cuentan con un representante ejidal.

Es posible que por sus actividades predominantemente agrícolas, entre los otomíes no se encontró información acerca de su actividad artesanal. En cambio, los mazahuas y nahuas se dedican a elaborar tapetes y a fabricar y vender molcajetes y bases para moler maíz.

Lenguas indígenas, sin estatus

Eduardo Martínez Loyola, subdirector de Asuntos Penales del INI, opina que la reforma de 1992 a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y las que le siguieron en 14 de los 32 estados de la República, no fueron suficientes para que las instituciones respeten las garantías constitucionales en materia indígena

Sí hay cambios importantes, "pero no suficientes", sostiene, y señala, por ejemplo, que no obstante que en 1993 se reformó la Ley de Educación, en su artículo 7, fracción III, donde se valoriza a las culturas, "no se dio estatus al idioma, a las lenguas indígenas".

En el caso del estado de México, uno de los 14 que modificaron su ley a partir de la reforma federal de 1992, ésta "presenta inconsistencias", pues no determinó cuántos grupos étnicos existen en su territorio, no dejó claro la aplicación del carácter pluricultural y esto, "en muchos casos, es factor de actitudes malinchistas".

Agrega que la nueva reforma constitucional en materia de derechos y cultura indígenas -que se vota aún en los estados del país- podría garantizar que la Federación, los estados y los municipios modifiquen su Ley Orgánica y así tengan derechos similares al resto de las etnias del país.