DOMINGO Ť 10 Ť JUNIO Ť 2001

SEMANA POLITICA EN ESTADOS UNIDOS

Ť Antonio Villaraigosa perdió una batalla, pero no la guerra

Ť Representa el futuro de Los Angeles, afirma Gray Davis


JIM CASON Y DAVID BROOKS

Washington, 9 de junio. Aunque Antonio Villaraigosa perdió esta semana la elección para alcalde de Los Angeles, pocos en este país dudan de lo declarado por el gobernador Gray Davis de California: "Antonio representa el futuro de Los Angeles". El primer alcalde negro de Los Angeles, Tom Bradley, perdió su primera elección para ese puesto, pero regresó cuatro años más tarde para ganar y comenzar entre los 70 y 80 un periodo de 20 años consecutivos como edil de la segunda ciudad más grande de Estados Unidos, caso que se señala en referencia a Villaraigosa.

"El tiene un gran futuro --afirmó Terry McAuliffe, presidente del Partido Demócrata--. La gente de todo el país conoce el nombre de Antonio Villaraigosa". De he-cho, según las encuestas de salida de casillas realizadas por el diario Los Angeles Times, Villaraigosa ganó el voto de 57 por ciento de los menores de 45 años.

Pero esa contienda municipal celebrada el martes también tiene un significado nacional. La población latina de este país creció 60 por ciento durante la última década y, según datos del censo federal, los latinos sobrepasaron a los negros como la mi-noría mas grande en este país el año pasado. Políticamente, los latinos constituyen una mayoría, o cerca de eso, en 120 de los 435 distritos legislativos desde donde se eligen a los diputados al Congreso federal.

Dentro de Los Angeles, los votantes latinos emitieron 23 por ciento del total de los votos en la contienda para la alcaldía esta semana, un incremento de casi el triple del 8 por ciento del voto emitido en 1993. Además, según la organización no partidaria Willie C. Velásquez Institute, unos 130 mil latinos participaron en las urnas esta semana. Pero la candidatura de Villaraigosa también ilustró algunos de los desafíos que la comunidad hispana aún enfrenta en promover su presencia electoral.

Aunque el nivel de participación latina estableció un récord en una elección municipal, fue reducida comparada con los 193 mil latinos de Los Angeles que participaron en la elección presidencial en noviembre de 2000. De hecho, si la participación del vo-to hispano hubiese sido del mismo nivel que en la elección presidencial, Villaraigosa hubiera triunfado el martes. Los activistas y expertos electorales latinos insisten en que no se puede comparar la participación electoral en una contienda local con una nacional, ya que el nivel de atención en los medios, de la movilización política y de lainversión de recursos no es igual.

Sin embargo, sí hay por lo menos un precedente. El primer alcalde negro de Chicago, Harold Washington, generó tanto entusiasmo dentro de sus bases que ganó la elección con una participación récord de 79 por ciento del electorado negro.

Las estadísticas sobre la comunidad latina no son siempre precisas y a veces son contradictorias. Algunas organizaciones latinas calculan que hay un millón 100 mil hispanos viviendo en Los Angeles, de los cuales aproximadamente la mitad son ciudadanos estadunidenses y, por lo tanto, tienen derecho al voto. Si estos cálculos son precisos, entonces hay casi 400 mil latinos angelinos que podrían haberse empadronado y/o votado, pero que decidieron no hacerlo.

"Entiendo que la participación latina fue más alta que nunca", escribió esta semana el columnista Steve López en el periódico Los Angeles Times, y agregó: "Pero dadas las circunstancias, las cuales incluían la posibilidad de tener el primer alcalde latino desde 1872, no es exagerado decir que la participación fue vergonzosa".

Aunque Villaraigosa ganó 82 por ciento del voto latino, varios dirigentes hispanos entrevistados por La Jornada antes de la elección expresaron cierto desánimo porque Villaraigosa no hizo más para promover el voto latino. Por estrategia de evitar ser encajonado como "candidato latino" (sus estrategas pensaban que esto enajenaría al voto blanco), buscó ser el representante del arcoiris étnico de la ciudad, y por ello Villaraigosa no invirtió en publicidad en los medios en español durante su campaña, y prefirió solicitar a sus simpatizantes promover propaganda en español a su favor.

Según el comentarista Gregory Rodríguez, Villaraigosa fue un candidato latino algo diferente al romper con el patrón de los últimos 20 años durante los cuales los candidatos hispanos moderados han ingresado a la política desde las filas del empresariado o del sector de profesionistas, o bien han basado su éxito en ellos. Por ejemplo, el alcalde de San José, Ron González, fue gerente en Hewlett Packard antes de ganar su elección, el nuevo alcalde de El Paso, Ray Caballero, es abogado, y el nuevo al-calde de San Antonio, Ed Garza, es un ingeniero que estableció una alianza con el sector privado local. En un artículo en Los An-geles Times, Rodríguez señala que Villaraigosa fue sindicalista y defensor de derechos civiles y adoptó como base de su coalición al movimiento sindical angelino.

Esa coalición latino-laboral resultó en un apoyo sin precedente desde un amplio sector sindical y también un ejército de promotores del voto a favor de Villaraigosa. Pero los viejos prejuicios también se manifiestan en las filas gremiales, y Los Angeles Times detectó que el triunfador de la elección, James Hahn, recibió 52 por ciento del voto de los que viven en hogares con un sindicalista, comparado con 48 por ciento para Villaraigosa.

No obstante, Villaraigosa demostró no só-lo que tales alianzas son posibles, sino políticamente poderosas. Podría haber perdido la elección, pero demostró un camino alternativo para la política electoral que podría influir como cambiar el universo político no sólo de Los Angeles, sino del país.

Aunque la población latina ha crecido de forma dramática en este país, todavía representa sólo 12 por ciento de la población nacional, y, para que candidatos políticos latinos logren ganar, tendrán que hacerlo a través de alianzas con otros sectores. "Es-tablecer un nuevo orden político puede ne-cesitar más que una elección", escribió esta semana el comentarista Harold Meyerson en el diario The New York Times. "El nuevo Los Angeles no se construirá en un día, pe-ro será construido".